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lunes, mayo 02, 2011

Esas extrañas CENDAs inflacionaria

La gente del CENDA expuso, en una nota en Página 12, su versión del proceso inflacionario en Argentina. En pocas palabras, el argumento es que la inflación es el resultado no del desmanejo de la política macroeconomía sino, en cambio, de la combinación de inflación importada montada sobre una puja distributiva que la propaga.

A mi entender, el talón de Aquiles de esta hipótesis es su debilidad para contestar la simple pregunta de por qué no se observan procesos similiares en otras partes del mundo. La explicación del CENDA es que “somos un país especial”, particularmente expuesto a los shocks internacionales en las commodities. En las palabras del propio CENDA, un punto crítico de la hipótesis es que:

“Una de las especificidades de la economía argentina radica en que los bienes transables ocupan un lugar preponderante en la canasta de consumo de la clase trabajadora.”

Si esto efectivamente fuera así, no es extraño pensar que una parte importante de nuestro proceso inflacionario es importado. Ahora bien, espero con este post convencerlos de algo bastante simple. No alcanza con que una hipótesis sea consistente para que sea cierta. También tiene que ser cierta, y la del CENDA no lo es.

El amague

Argentina se ubica, en línea con la hipótesis de especificidad del caso local, entre los mayores productores y exportadores globales de alimentos. Su especificidad parte no tanto de que produzcamos mucha comida, sino de que lo hacemos en un contexto de baja población. La producción de China, Brasil o Estados Unidos es entre 7 y 10 veces la nuestra, pero tienen muchas más bocas que alimentar, con lo cual el excedente es menor.

El siguiente gráfico* muestra la evolución de la producción de alimentos Argentina desde 1962 hasta 2007 expresado en tres unidades: (a) kilocalorías producidas por habitante por día (b) gramos de proteína p/hab/día y (c) gramos de grasa p/hab/día. Tras un sostenido proceso de crecimiento, las 11.500 kilocalorías de producción de 2006/07 nos ubican en un cómodo primer lugar, lejos del Brasil, el segundo, con 6.600 kcal y mucho más lejos del promedio mundial de 2.400**.

Argentina se encuentra también entre los países que mayor porcentaje de su producción de alimentos destina al mercado externo. El 72%, el 84% y el 41% de las calorías, de las grasas y de la proteína producida, respectivamente, se exporta al mundo***. Sin ser los primeros, este ratio nos ubica en el top 10, superados, entre los grandes sólo por Malasia y Holanda, y cerquita de Dinamarca y Nueva Zelanda. En todo caso (algo menos en el caso de las proteínas) Argentina se ubica lejos, del promedio de 28%, 19% y 28% respectivamente para el resto del mundo.
Es decir, que, a priori parecería ser cierto que somos especiales. Producimos y exportamos muchos alimentos. Si el post terminara aquí, no podría más que sucumbir a la abrumadora evidencia de que somos especiales, pero no…..

La estocada

Sin embargo, habrán notado que, de acuerdo a la afirmación del CENDA, la particularidad Argentina no está en la transabilidad de su producción sino, en cambio, en la de su canasta de consumo. ¿Qué pasa cuando pasamos de una perspectiva a la otra?

El siguiente gráfico muestra la composición de la canasta alimenticia argentina medida en calorías, proteínas y grasas. FAO cuenta con información para unos 75 grupos de alimentos, donde se destacan los derivados del trigo, los azucares, la carne de vaca y de pollo, el aceite de girasol, el maíz, arroz, las papas, etc.

Así, por ejemplo, el aceite de soja, la gran estrella en la canasta de exportación, representa tan sólo el 2% del aporte calórico, el 6% del aporte de grasas y menos del 1% del aporte de proteínas. (Click para agrandar)

Ahora bien, que pasa si replicamos el ejercicio previo y medimos el porcentaje de producción exportada pero esta vez ponderando por el peso de cada producto en la canasta alimenticia de cada país. Los resultados, ponderando por las kilocalorías, se presentan en el siguiente gráfico (los de proteínas y grasas, que están en el Excel, muestran resultados similares)

Argentina pasa del top 10 a estar en un cómodo puesto 34. Es decir, hay, de los 141 países de la muestra, 33 con una canasta de alimentos más exportable que la nuestra****. El 43% de tasa de exportación de la canasta argentina lo ubica cerca del promedio de 34%, aunque aún bastante por encima de la mediana de 14%

Coincidirán conmigo en que, si somos especiales en algo, los especiales somos varios ¿no?

Finish him!

Sin embargo, esta es sólo la mitad de la historia. Habrá notado el lector que hasta este punto del post he usado indistintamente “exportable” como sinónimo de “transable”. Ahora bien, recordando que la definición de bien transable es algo así como “todo bien susceptible de ser comerciado internacionalmente” salta a la vista que nos está faltando un elemento fundamental: los compradores.

¿Qué economía tiene una canasta más transable? ¿Cuál está más expuesta a un shock internacional? ¿Una que exporta el 50% de su producción de alimentos o una que tiene que importar el 50% de lo que consume?

Incorporando esta simple y elemental afirmación al ejercicio previa llegamos a una historia completamente distinta. El siguiente gráfico incorpora al anterior la tasa de importación de cada producto alimenticio. Es decir, para cada uno de los alrededor de 75 productos alimenticios, calculo un coeficiente de apertura considerando tanto exportaciones como importaciones (versión techie aquí) y lo que se obtiene es lo siguiente

Argentina pasa, con un indicador de apertura de 44%, del puesto 34 al puesto 76, por debajo del promedio mundial de 57% y muy cerca de la mediana de 45%.
Es decir, no sólo Argentina no es especial y no tiene una de las canastas de consumo más transables del planeta sino que, en cambio, tiene una de las canastas de consumo más comunes. Está ahí, justito en el medio. Ni muy muy, ni tan tan

Entonces, en conclusión, la pregunta es, si nuestra canasta de consumo es tan transable como la más común de las canastas ¿Qué queda de una teoría de inflación que requiere que seamos especiales?

Dicho esto, me despido, no sin antes desearles a todos una muy buena semana

Atte

Luciano