lunes, octubre 29, 2012

Y el ganador es....?

En 2012, en el contexto del "cepo-que-no-existe-pero-que-los-hay-los-hay" las firmas de capital extranjero tuvieron totalmente bloqueado el giro de utilidades y dividendos. El quiebre en la serie es evidente. En los seis meses entre enero y junio, el Banco Central nos cuenta que se autorizaron tan sólo USD 48 millones en concepto de utilidades y dividendos, comparados con los USD 2.5 mil millones del semestre previo o los USD 2.0 mil millones de igual periodo del año anterior.



Sin embargo, es interesante que la prohibición no haya sido total sino que se hayan girado USD 48 millones. Algunos privilegiados lograron quebrar el cepo-que-no-existe-pero-que-los-hay-los-hay y hacerse de dolares al tipo de cambio oficial, inaccesible para el 98% restante. La composición de estas utilidades y dividendos giradas es elocuente:



Una o varias firmas del sector de entidades financieras y cambiarias fueron autorizadas en marzo a comprar USD 31 millones para girar en concepto de utilidades. ¿Alguien sabe cuales o, mas importante, que criterio se utilizó para autorizar esos USD 31 millones y rechazar los otros USD 2/2.5 mil millones?

Luciano



lunes, octubre 22, 2012

El milagro latinoamericano del Tigre Argentino

“El público se renueva” decía Mirta, y pretende este post ser una prueba empírica de esa afirmación. Hace algunos años, cuando quienes escribíamos este blog estábamos más cerca del sub-25 que del sub-30, publiqué este post buscando medir el impacto del viento de cola en la performance exportadora industrial de Argentina. Con cinco años más de datos, pruebo de nuevo con un remake.

Las exportaciones industriales argentinas crecieron*, desde la salida de la convertibilidad y hasta 2011, un nada despreciable 10% por año (o 190% acumulado). Podríamos debatir cuánto de esto se explica por la mejora en los precios (mucho) o si hay un quiebre de tendencia respecto a la década anterior (no lo hay) pero no es el objeto de este post destejer relatos o entrar en comparaciones odiosas sino tratar de entender cómo lo logramos y, a partir de allí, pensar cómo sostenerlo en el tiempo. 

Ahora bien ¿Cuánto de este crecimiento puede atribuirse a factores locales y a globales?

El primer paso es tratar de medir, de alguna manera, la intensidad del impulso global. Para eso, construí un índice de crecimiento de los mercados receptores de nuestras exportaciones industriales. La metodología es simple. Se mide la importancia de cada país en las exportaciones industriales y con ello se pondera el crecimiento de las importaciones de cada país desde todo el mundo, lo cual nos permite incorporar el hecho de que no todos los países comparten los mismos socios comerciales.


Así, por ejemplo, para Argentina es más importante el crecimiento del mercado de Brasil (que representa 40% de las exportaciones industriales) que el de EE.UU. (que representa el 14%), mientras que las exportaciones de Brasil, Chile o Colombia dependen más del mercado norteamericano (35%, 21% y 25% respectivamente). De la misma forma, por ejemplo, menos importante es para la región el crecimiento de las importaciones industriales chinas (que son un factor fundamental para Australia, Japón o Korea). El índice resultante para diez países de América Latina, considerando las exportaciones a casi cien países,  se presenta en el siguiente gráfico

El gráfico es bastante elocuente. Argentina fue el país de Latinoamérica con mayor crecimiento en el mercado de sus socios comerciales. Tomando como referencia el año 2000 (las conclusiones generales no cambian de cambiar el año base) los mercados de los socios industriales argentinos crecieron un 250%, por arriba del ecuatoriano (230%), venezolano (210%), colombiano (290%), paraguayo (235%), peruano (230%), chileno y brasilero (230%), boliviano (225%) y mexicano (160). Esto se explica, principalmente, por la mayor importancia de los destinos latinoamericanos, de rápido crecimiento, en nuestra canasta exportadora. Así, por ejemplo, mientras entre 2000 y 2011 las importaciones industriales de Brasil, Chile, Perú o Colombia crecieron 290%, 310%, 370% o 330% respectivamente (o 180% las Argentinas), las de EE.UU., Japón (importante para Chile), Italia o Alemania lo hicieron al 50%, 85%, 100% o 130% respectivamente.

Dicho esto ¿Cómo se comparan nuestras exportaciones industriales con el crecimiento de nuestros socios?

Hasta 2007, como se ve en el siguiente gráfico, nuestras exportaciones industriales crecieron en línea con los mercados receptores (99% y 108%, o 10% y 11% anual respectivamente). Sin embargo, desde entonces, y a pesar de que Argentina mantuvo el ritmo de crecimiento en 10%, las tendencias divergen, con los socios creciendo 14%. En el acumulado, mientras nuestras exportaciones crecieron un 10% anual, los mercados receptores lo hicieron a un 12%.


La misma información puede presentarse de otra manera. Si llamamos “Viento de cola” al crecimiento de los socios, podemos llamar “efecto local” a la diferencia entre ese valor y lo que realmente sucedió. Es decir, por ejemplo, que si las compras de nuestros socios crecieron 100% y nuestras ventas a ellos 150% hay un 50% que puede asociarse a factores locales.

Esta presentación se muestra en el siguiente gráfico, para Argentina por año desde el 2000 y para América Latina como un promedio de 2009-2011. El país estuvo sistemáticamente, desde 2007, perdiendo terreno en sus mercados de influencia. La comparación regional tampoco es mucho mejor. Si bien no estamos en la zona de descenso directo de Bolivia y Venezuela (cuya tragedia productiva merece un post aparte) peleamos la promoción con Colombia. Solo para ponerlo en magnitudes económicas, si Argentina hubiese tenido un efecto local equivalente al de Chile o Ecuador, las exportaciones industriales habrían ascendido a USD 32mm, o USD 9mm más que las registradas, cifra que equivale al total de importaciones de combustibles de los últimos doce meses.





En conclusión (y casi copia textual de la de hace cuatro años) no sólo desde la salida de la convertibilidad el crecimiento de las exportaciones industriales, que impulsaron gran parte del crecimiento de la última década, se explican casi exclusivamente por el crecimiento del mercado mundial, sino que desde hace un lustro ni siquiera logramos mantener nuestra participación.

En definitiva, si las conclusiones que se extraen de este análisis son correctas, más allá de contribuir a repensar los factores del crecimiento de la posconvertibilidad (siempre es tentador subirse al ring contra “el relato”), explicitan un serio desafío para los próximos años. Argentina no contará, en el futuro cercano, con muchos de los factores que ayudaron durante la última década. Si no logramos mejorar nuestra posición relativa con tipo de cambio real alto, energía barata y abundante, capacidad ociosa, financiamiento a tasas negativas y subsidios ¿Cómo logrará el país mantener el crecimiento de la demanda de sus productos industriales? ¿Qué esperar para los próximos años cuando, muy posiblemente, la demanda global deje de darnos tan buenas noticias?

Con la pregunta abierta (y dejando la bola picando para un segundo post) invito al debate en los comentarios.

Atentisimamente
Luciano

*Donde llamamos "exportaciones industriales" a los códigos 16 a 36 del CIIU excluyendo derivados del petroleo, metales preciosos y biocombustbles lo cual corrige la distorsión de la confusamente llamadas "Manufacturas de Origen Industrial"