martes, noviembre 30, 2010

Esos locos bajitos y desocupados

Allá en el norte, Supply Siders y Demand Siders se pelean por determinar si la tasa de desempleo de casi dos dígitos en los Estados Unidos se explica por factores estructurales o coyunturales, debate estéril según este servidor quien cree que el estado de la economía EE.UU determina que, técnicamente hablando, la opinión de los primeros es un delirio absoluto.

Por casa ¿Cómo andamos?

Desde este blog sostengo, al menos desde hace tres años (aquí, aquí o aquí), que Argentina se encuentra desde principios de 2007 en el terreno del desempleo estructural, es decir, ese desempleo que no se resuelve con mayor crecimiento sino que, en cambio, se explica por factores del terreno microeconómico. La evidencia más clara de esto es la dinámica del empleo, de los precios y del crecimiento desde 2007 a esta parte. Crecimiento pero con baja creación de empleo y aceleración inflacionaria es un caso de manual de un país que se mueve en el entorno de su desempleo estructural. 

(Aclaración: Si usted no cree que hay alguna relación entre la dinámica del mercado laboral y la de los precios, recomiendo fervorosamente dejar de leer).

Ahora bien, ¿Cómo puede ser que la tasa de desempleo estructural sea tan alta? Desmenucemos un poco la estructural y evolución del mercado laboral de los últimos años.

Los siguientes dos gráficos describen la evolución del desempleo por grupo etario. En el de la izquierda puede verse como, para todos los grupos etarios, el desempleo bajo notoriamente desde 2003 a 2007,. Desde allí, se estabiliza en un entorno del 5% para todos los grupos de más de 30 años. en tanto los sub 30, se ubican sistemáticamente entre 7% y 15% por arriba de estas cifras. 

El segundo gráfico muestra, por un lado, como el desempleo cae poco desde 2007, aún cuando el crecimiento acumulado de la economía fue de alrededor de 15% y, por otro, como la tasa de desempleo es mucho más estable en los trabajadores de mayor edad, en tanto se observan fuertes vaivenes de más de 5% en el caso de los jóvenes (Haga click para agrandar).


Así, lo que se observa es que, mientras hay grupos con tasas de empleo que oscilan cerca del pleno empleo, los jóvenes experimentan sistemáticamente tasas más altas y más volátiles.

De esta manera, llegamos a la situación que puede observarse en los siguientes gráficos (que, si no me equivoco, son los primeros gráficos de torta de los cuatro años de historia de ESC). El 49% de los desempleados hoy son jóvenes de entre 20 y 29 años*, cuando estos representan tan sólo el 25% del las personas de entre 20 y 69 años que participan del mercado laboral (PEA: empleados + desempleados). Esto sucede aún cuando, como puede verse en el gráfico de la abajo, la tasa de actividad de los jóvenes muestra una tendencia decreciente desde el 74% en 2003 a70% en 2010. 



En conclusión, el desempleo es básicamente un problema de los jovenes (el problema de los más viejos es menos el desempleo que la precarización del trabajo), en tanto la tasa de desempleo del orden del 8% esconde a muchos grupos en situación de casi pleno empleo.

Ahora bien, la solución de mercado al problema del desempleo diferencial se traduciría en señales de precio. Es decir, lo que debería observarse si el mercado sólo estuviera corrigiendo esta situación,  y dado que hay más jóvenes desempleados que viejos desempleados haciendo presión a la baja sobre los salarios de sus pares, es que el salario de los viejos debería subir más que el de los jóvenes (o sea, el precio relativo del salario joven debería caer en relación al de los viejos). 

Sin embargo ¿Qué es lo que sucedió desde 2003 con la evolución de los salarios relativos?

Como se ve en el gráfico anterior, tomando como 100 el salario promedio de un joven de 25 a 29 años, la brecha salarial cayó entre 2003 y 2007, desde donde se mantuvo relativamente estable. En definitiva, ni el crecimiento ni el propio mercado laboral parecen estar corrigiendo el problema de desempleo juvenil

Entonces, abro el debate, e invito a lectores y blogueros amigos a explayarse con sus opiones sobre el tema ¿Por qué el desempleo afecta con especial intensidad a los jóvenes? ¿Qué tienen de especial que los vuelve más vulnerables a las fallas del mercado laboral? ¿Por qué el desempleo se mantiene sistemáticamente 10%/15% por arriba de sus pares de mayor edad? Y, sobre todo ¿Qué política económica recomendaría para corregir, si la hay, esta falla del mercado laboral?

Tengo algunas hipótesis y un par de recomendaciones que dejo en el tintero para mantener el post en menos de 800 palabras. Por ahora, me llamo al silencio.

Atte

Luciano

Pd: todo lo aquí expuesto está viciado por las conocidas manipulaciones de la EPH por lo cual, aún sin poder afirmar que ésta realmente es la situación actual, es interesante plantearlo como ejercicio teórico.

*No consideré entre los desempleados ni en la PEA a los jóvenes de menos de 20 años

viernes, noviembre 19, 2010

Para muestra (no) sobra un botón

Un querido amigo de la casa "descubre" un nuevo mito kirchnerista. Mi amigo y coblogger le marca "ojo" que es un panel fijo de 1.500 firmas (no, son 3.000 apunta alguien con razón). Luego, Elemaco le muestra a Lucas la tendencia de largo plazo de esa muestra (aunque aquí habría que ver si el empalme tiene sentido).

En el medio muchas teorías.

Nuestro humilde aporte: el total de puestos de trabajo en la industria desde 1993. No una muestra, sino el total. Para 2008 y 2009 extendimos las series con el total de puestos de trabajo registrados en el sistema de seguridad social, la tasa de asalarización de la industria y la tasa de empleo informal*.
Díficil saber que diría Cavallo ahora, pero seguramente, sería un tanto más modesto.

Saludos y buen fin de semana,

Genérico.

*Aún si nuestra estimación para 2008/9 no es de su agrado, cabe notar que ya en 2007 se estaba en picos máximos de empleo industrial

PD: De yapa, la composición:

jueves, noviembre 18, 2010

Para Rollo con cariño

Querido Rollo:

   La serie quedó trunca, porque en el medio me debo haber aburrido poniendo mi foco de atención en alguno otra obsesión, pero en el interín logré reconstruir esta serie del EIM, empalmando pre y post Cavallo, recorriendo los viejos anuarios del INDEC (que en su momento motivaron este post) .

Always yours

Ele

pd: ¿Alguien con ganas y tiempo de completar esos datitos que faltan de los 70s? La data deberia estar en los libritos con estadisticas anuales que sacaba el INDEC.

miércoles, noviembre 17, 2010

El sospechoso de siempre - Por Kaloma

Un nuevo bloguero invitado a ESC que, sin prisa y sin pausa, avanza hacia el sueño de "bloguear de rentas" En esta oportunidad, Kaloma, conocido comentarista de la BEA que aceptó ponerse de este lado del mostrador.

El sospechoso de siempre - Por Kaloma

Existe un profundo debate sobre el origen de la inflación, desde la puja distributiva del oficialismo hasta la inevitabilidad de la apreciación real, cuyo canal de ajuste a un tipo de cambio cuasi-fijo se traduce en precios domésticos ascendentes. Encontramos, así, numerosinterpretaciones con lógicas consistentes, aunque siempre con alguna incógnita al momento de encontrar una explicación a todos los elementos en juego.

Mi visión es que, si bien son muchos y variados los factores que influyen sobre el proceso inflacionario, existe un actor principal cuyo comportamiento domina y genera este proceso. Sin meternos en el realismo mágico de la interpretación oficial, intentemos encontrar un sistema que describa este proceso y sus componentes.

Para ello, permítanme detallar algunas cuestiones de la realidad que podrán clarificar el tema, a saber:

1.- El aumento en el precio de las commodities afectó a todo el planeta tierra. Sin embargo, pocos países han sufrido un nivel de inflación similar al que experimentó nuestro país.

2.- El efecto interno ha sido diferente, creciendo desde 2005 a la fecha. Sin embargo, los precios externos hicieron pico a mediados del 2008, para desplomarse y nuevamente tocar valores máximos recientemente, en tanto nuestra inflación ha mantenido una constante presión alcista

3.- Nuestros hermanos latinoamericanos han logrado mantener la inflación bajo control permitiendo una revaluación nominal de sus monedas. Sin embargo no hay, hasta la fecha, signos importantes de deterioro económico asociados a esta dinámica del tipo de cambio, cuya posible explicación debería enfocarse en que, frente a apreciación, hay un dólar ajustando ¨todas¨ las monedas (por lo tanto, la mirada sobre nuestra moneda de referencia debería contemplar este efecto)

4.- La oferta domestica de bienes y servicios respondió muy poco a la presión de la demanda. Algunos lo ven como un comportamiento clásico de maximización de beneficios sin invertir, subidos al proceso inflacionario. Otros, en cambio, lo ven como un problema de ajuste temporal al necesitar la oferta tiempo para madurar las inversiones a partir de una capacidad instalada que tocó techo. Una tercer visión simplemente piensa que las expectativas hacen que no se invierta porque hay poca credibilidad en el manejo económico.

5.- La recaudación vuela, apalancada por ingresos ¨extras¨, incluidos los beneficios contables del BCRA. Estos flujos, lejos de generar ahorros, se consumen (gastan) a un ritmo de crecimiento del 30% anual, con una participación del sector público sobre la torta total que aumentó en forma considerable.

Estos juega un papel en el proceso de inflación (revaluador real en sus efectos), pero a mi entender es el gasto público el que determina y engloba a todos los anteriores en un mismo sentido y dirección.

Sabemos que la gran devaluación del 2002 nos dejo con una gran capacidad ociosa, gatillando un acertado ciclo de generación de empleo (posiblemente el mayor acierto del ciclo K) donde se mantuvo la moneda devaluada a efectos meter gente a trabajar (si lo hacen los Chinos ¿Por qué no nosotros...?). Este proceso alcanzó su madurez al llegar al pleno empleo de factores circa 2007, mantener la moneda cuasi-fija nos llevaría a recorrer un proceso de ajuste a través de los precios internos . El punto es ver si el ¨grado¨ o nivel de ajuste se explica todo por esa necesaria revaluación real que busca su equilibrio o es, además, ¨fogoneada¨ por algún otro actor, el “sospechoso de siempre”, que empuja sobre el efecto inicial.

Pues bien, hay dos aspectos que confluyen en el ¨sospechoso de siempre¨, el primero es ver que nuestros vecinos mantuvieron la inflación bajo control, con apreciaciones nominales importantes, pero suaves en el tiempo. El segundo es el crecimiento del gasto, convalidado por una política monetaria expansiva (por no decir emitidora si vale el termino) que hace difícil ignorar al gasto como elemento esencial en este dilema.

No hay, hasta aquí, nada extraño. Es solo una réplica del constante y repetitivo modelo argento, donde cada ciclo externo favorable es utilizado para pagar culposas deudas sociales (absolutamente reales y legítimas) en vez de apuntalar un horizonte de largo plazo, que exige pagar costos políticos ahora y no dejarlos para el futuro (nada más lejos de la realidad política interna).

Para testear este efecto podríamos pensar que ocurriría, a grandes trazos, si pasáramos a una política similar a la de nuestros vecinos, con apreciación nominal hasta que su equilibrio. El dólar caería, y con él aumentaría el nivel real de los salarios hasta equilibrar el sector externo. Aquí, el sector agroexportador vería como sus márgenes comprimirse y necesitarían que les devuelvan las retenciones, con impacto claro en las arcas públicas. En este contexto, la inflación se frenaría en poco tiempo dejando a la otra fuente de financiamiento, el impuesto inflacionario, agotado. Es difícil no pensar que se goza hoy de un efecto fiscal positivo transitorio al cobrar la inflación por adelantado frente a un posible ajuste de costos mañana. Digamos que el gobierno tiene una ventaja financiera sobre el resto del sistema.

Ahora bien, si intuimos que el sector público esta recaudando algo mas (y desde allí gastando más) que lo que debería recibir en una situación algo más equilibrada, podemos adjuntar a este escenario al actor faltante y entender su comportamiento para cerrar el sistema.

La tan analizada oferta domestica ve como cada ejercicio contable deja menores beneficios en términos reales. Esto ocurre porque no se ajusta por inflación, por lo tanto se pagan impuestos sobre beneficios ficticios (ingresos que también desaparecería sin la inflación). Esta percepción de que se gana pero no tanto, sobre un sistema cuyas señales son que sobre la mesa se discute desde controlar precios hasta repartir ganancias, actúa como desincentivo a invertir. Sin pretender defender al empresariado local, que nos ha brindado un R12 como producto megacompetitivo luego de décadas de protección, podemos concluir que las condiciones no han sido óptimas para hundir capital a largo plazo, dejando al ajuste de precios como la opción más potable.

En síntesis la oferta no ha respondido y la demanda ha sido mayor a la lógica a partir de que ingresos extraordinarios (cuya función, al menos en el caso de las retenciones, era justamente contener la inflación) no se han ahorrado sino gastado. Todo esto, en un sistema de tipo de cambio cuasi-fijo, no puede más que terminar en un proceso acelerado de ajuste real (inflación interna) hasta encontrar su nuevo equilibrio.

Las expectativas o inercia inflacionaria son un tercer elemento que aceita la dinámica y acelera el proceso y, como muchos colegas han explicado, es muy difícil que durante lo que queda de esta gestión se logre atacar exitosamente. Me animaría a decir incluso que no existe intención de hacerlo, en tanto la inflación es parte del modelo que sigue operando como si estuviéramos en 2002. La necesidad fiscal empujada por las necesidades políticas hace de la inflación un elemento central de la política económica. Negarlo no es más que un síntoma de esta realidad.

A efectos de comprender como se frena, la interpretación aquí expuesta no deja mucho margen para políticas pro-voto. Sólouna política fiscal a la altura de las circunstancias, que frene el nivel de crecimiento del gasto y una política monetaria acompañando, puede frenar la inercia inflacionaria.

Ya sé, esto se llama enfriar o ajustar, pero es mucho más sensato que seguir negando lo obvio o mantener una postura adolescente cuya expresión retorica pide que se les explique de donde se sacarían los recursos de otra forma. Si la política económica se redujera a encontrar un stock desde donde sacar fondos para mantener un modelo de expansión permanente, la vida sería mucho más justa y fácil, pero lamentablemente el comportamiento económico exige otro tipo de análisis.

Al final el sistema buscara equilibrarse, la revaluación real es un dato, la pregunta es en qué condiciones estaremos cuando lleguemos a donde no queremos llegar, y que niveles de stocks tendremos en ese punto a efectos de poder navegar el próximo ciclo económico.

lunes, noviembre 15, 2010

!El modelo ha muerto! Larga vida al modelo

Gran noticia. Cristina acaba de anunciar por cadena nacional un acuerdo de intención con el Club de Paris por el pago de los vencimientos adeudados, avanzando en la reintegración financiera del país tras el default de 2002 y el segundo default de 2007 cuando el gobierno comenzara la intervención del INDEC. Lástima que no vino con alguna tipo de requisito sobre el INDEC, pero bueh, lo perfecto es enemigo de lo posible.

Esto es una gran noticia por dos razones.

En primer lugar, encuentra a un mundo predispuesto a financiar las economías emergentes. La historia es relativamente simple, y la conto Genérico acá. EE.UU., en su intento de evitar una nueva recesión, impulsa una política monetaria harto expansiva que empapela de dólares la economía global. Estos dólares, con pocas ganas de quedarse en su país de origen en forma de créditos canalizados por los bancos, salen a la caza global de mejores retornos. El mundo emergente, que ha mostrado en los últimos años una recilencia inédita, se vuelve el destino predilecto de quien está deseoso de asumir un poco mas de riesgo para mejorar esos casi nulos retornos del mundo desarrollado.

El segundo es que Argentina se aproxima, sin prisa y sin pausa, y sólo retrasado por la reciente suba del precio de los commodities, al terreno de los déficits gemelos. En 2010 (según cuentas que hice en agosto y que aun no actualice), sin considerar las utilidades del BCRA, de la ANSES e ignorando el déficit de más de 1% de las provincias, el déficit financiero se ubicaría en el orden del 1,5% a lo cual deben adicionarse los vencimientos de algo más de USD 10 mil millones que deben refinanciarse en 2011. En segundo lugar, y salvo que la tendencia cambie sensiblemente, 2011 sería el primer año desde 2001 con déficit de cuenta corriente (aunque con superávit de cuenta comercial).

Resumiéndolo mal y pronto, el gobierno se apresta a aprovechar el financiamiento del resto del mundo justo cuando vamos a empezar a necesitarlo.

Algunas observaciones apresuradas y desordenadas al respecto.

Aunque no explícitamente, el gobierno ha anunciado el fin del modelo. La capacidad del gobierno de sostener un tipo de cambio real alto de los últimos años estuvo en gran parte explicada por la imperfecta movilidad de capitales y por esa especial aversión a invertir que genera(aba) Argentina. Al reintegrarse financieramente, Argentina pierde gran parte de esa independencia de la política económica que teníamos cuando nos alcanzaba para vivir con lo nuestro, lo cual, en el contexto actual implica que continuará la tendencia a la apreciación.

Como expresé en otras oportunidades (y como coincide el del 0.33% acá) esto es una buena noticia, en primer lugar, porque encuentra a Argentina, a diferencia de otros países de la región, con colchón de competitividad cambiaria. En segundo lugar, apreciar el peso significa aquí y ahora una mejora en los salarios reales y en la distribución del ingreso. En Argentina 2010, con un mercado de trabajo que oscila en el entorno del pleno empleo (sí, creo que 7.5%/8% es pleno empleo, por razones que daré en un post que no termino de escribir) el principal problema social no es el desempleo sino el trabajador pobre y no hay política salarial más horizontal que permitir la apreciación de la moneda (la que surge de las paritarias, en cambio, puede estar sesgada en beneficio de los trabajadores sindicalizados, que representan una minoría del total de la fuerza laboral).

En tercer lugar, porque la alternativa a la reintegración financiera con apreciación cambiaria es el ajuste. Es decir, recuperar el modelo del primer kirchnerismo que, sin prisa y sin pausa se ha abandonado desde 2006, requiere un importante ajuste fiscal y del nivel de actividad. Es, según mi humilde entender, la opción mas cruenta entre las posibles, en tanto requiere una suba fuerte del ahorro domestico privado y/o público. Solo si nos alcanza para vivir con lo nuestro podría el gobierno tener algún margen para sostener un tipo de cambio competitivo.

La integración financiera nos ofrece, así, cierto margen de maniobra para encarar una estrategia antiinflacionaria no recesiva, como se está debatiendo en la BEA por estos días (que dicho sea de paso, no creo que el gobierno pueda implementar, porque requiere de credibilidad de la que adolece. Aunque quien sabe, este país es propenso a las sorpresas)

Sin embargo, mejor hacerlo explicito. La reintegración financiera es una oportunidad pero también un riesgo, y nos obliga a esperar una eventual llegada de capitales foráneos como mínimo con respeto. La experiencia de los últimos cuarenta años de globalización financiera recuerdan que la entrada de capitales son una bendición y maldición (en ingles suena mejor: Blessing and curse): en países con bajo ahorro domestico como el nuestro pueden correr la restricción presupuestaria para financiar el proceso de desarrollo aunque a costa de exponer al país al riesgo de (a) reversión abrupta de los flujos, (b) formación burbujas financieras de diversos tipos, especialmente serio en países financieramente subdesarrollados y, sobre todo (c) sobreapreciación las monedas, con todo lo malo q una moneda excesivamente fuerte puede generar a una economia.

Ergo, si estamos encarando un proceso de reintegración financiera es clave hacerlo responsablemente, a diferencia de lo que sucediera en experiencias anteriores. Es decir, deben aprovecharse las distintas herramientas disponibles para surfear las olas de capitales: controles de capitales de corto plazo (que han dejado de ser mala palabra incluso para el FMI), regulación del sistema financiero para evitar burbujas, política anti cíclica para evitar “exuberancias irracionales”, etc.

Conclusión: Estamos como queremos.

Lastima la inflación de casi 30%, claro, fabrica de pobres que estará en el gobierno que asuma en 2011 (¿o será 2015?) comenzar a desarmar, pero mejor hacerlo sin darse la cabeza contra la restricción externa.

Atte
Luciano

viernes, noviembre 12, 2010

La tormenta perfecta

Quisieron las vueltas de la vida que la semana pasada estuviera en Quimilí, Santiago del Estero escuchando una charla de Eduardo Sierra, el climatologo de la Bolsa de Cereales (quisieron también que el único día del año en el que se me ocurre tomarme un avión, a unos muchachos en Ezeiza se le ocurre fajarse a piñas y dejarnos 10 horas varados en el aeropuerto de Santiago, pero esa es otra historia).

Los argumentos que esgrimió el profesional, que es considerado algo así como un semidiós que controla los elementos por más de uno con el que tuve oportunidad de hablar, fueron bastante convincentes. Resulta que en el mundo se está experimentando este año el fenómeno climático conocido como “La Niña”. Según Wikipedia y otras fuentes a dos clicks de distancia, “La Niña” es parte del ciclo climático ENOS, un fenómeno en el cual oscilan distintas condiciones oceánicas y atmosféricas que con notorios impactos globales. La parte que mi memoria más fácilmente ha logrado retener (o mi cerebro procesar, o ambas) es que cuando hay Niño el agua del Océano Pacífico está caliente, en tanto durante las Niñas el agua caliente se retira hacía Asia y deja a la costa oeste de América con un clima seco y frio.

La cuestión es que en los años de Niña el patrón de lluvias en Argentina tiende a ser seco en la zona productiva y más lluviosa en la zona norte (a diferencia del Niño, cuando llueve mucho en la región pampeana y menos en el NOA). 

Una Niña muy fuerte, por ejemplo, se lo llevó puesto a Alfonsín en 1989, por el duro impacto que tuvo sobre la producción de soja, maíz y sorgo (no llegó a golpear fuerte al trigo porque la Niña llegó tarde en el año). La entrega anticipada del gobierno radical coincidió temporalmente (semanas más, semanas menos) con la cosecha de una campaña en la que la producción de trigo caía un 5%, la de soja un 37%, la de maíz un 47% y la de sorgo un 53%


Una Niña estuvo también detrás de la catastrófica campaña 2008/2009, en el que la producción conjunta de trigo, maíz y soja cayó de 86 millones de toneladas en 2008 a 57 en 2009 (desde donde recuperaría a los 87 millones de este año, que explican una parte no despreciable del 8% de crecimiento de 2010). Sin embargo, como explicaba Sierra, la tremenda sequia de 2009 se explica no sólo por el impacto de una Niña sino porque fueron dos Niñas seguidas. 2007 fue un año excepcional, con un perfil hídrico ideal que indujo una campaña perfecta. En 2008 llegó la primer Niña, cuyo impacto no se hizo sentir porque, a pesar de que llovió menos, aún había agua en el suelo. En 2009, sin embargo, la nueva Niña llegó con un suelo ya seco.

“Aunque cueste creerlo” afirmaba, con un guiño al público que causó más de una risotada “la combinación de un niño con dos niñas es anticipo de catástrofe”

Cuestión que Argentina está entrando en su primer año de Niña, tras un Niño en 2010, que no afectaría sensiblemente la producción de 2011. Sin embargo, con argumentos muy convincentes que me considero absolutamente incapaz de reproducir, Sierra sostenía que hay indicios para creer que 2012 sería un año de Niña, es decir: 2009 Niño – 2010 Niña – 2011 Niña. Do the math.

Hasta aquí las cantidades. En segundo lugar tenemos las primeras expectativas sobre la evolución de los precios. Un efecto colateral del Quantitative Easing norteamericano, que el amigo Genérico bien explicaba acá, es que los capitales han salido al mundo a buscar inversiones más riesgosas, entre ellas las commodities agrícolas, con un impacto en los precios inmediato, como pueden observar en el siguiente gráfico.

Sin embargo, hay suficiente experiencia acumulada sobre los riesgos de engolosinarse tomando por permanentes los shocks transitorios (a punto tal de que incluso el FMI ha dado su guiño positivo a los controles de capitales). Ahora bien, de la misma manera que la política monetaria expansiva en USA impulsa los commodites, puede esperarse que una contractiva que busque retirar la millonada de dólares del mercado induzca un regreso de los capitales a su origen. Si suponemos un escenario global no muy pesimista, en el cual el QE2 funciona y el miedo a la recesión en usa USA se retira, no sería de extrañar que hacia 2012 esto comience a suceder (cosa que si quieren podemos debatir in extenso en los comments). 

En conclusión, 2012 se perfila como un año con no despreciables probabilidades de mala campaña  agricola y de reversión en los términos de intercambio (que, que ay patria mía, estarán ahí justo para financiar la campaña electoral). Si esto efectivamente sucede, podrán decir que yo les avisé (y sino, obviamente, la culpa es del climatólogo)

No me gustaría estar en los zapatos de quien esté a cargo del Poder Ejecutivo si ese escenario termina realizándose.

Feliz Viernes!

Luciano

martes, noviembre 09, 2010

Quantitativate Esta... 2

A pesar de que algunos periodistas del multimedio quieran dar por terminada a la BEA 1.0, desde este espacio solo queremos decir que no les tenemos miedo... no nos fuimos a ningún lado, solo estabamos tomando impulso.

Hace unos días, la Reserva Federal de EEUU (Fed) anunció una nueva ronda de quantitative/credit easing que ha pasado de denominarse QE2 y ha disparado todo tipo de especulaciones y análisis.

¿Qué es esto del QE2? Bueh, la FED (el Banco Central de EEUU) decidió adquirir unos USD 600.000 millones (4% del PIB) de bonos del Gobierno de Estados Unidos (Treasuries) de largo plazo a un ritmo de USD 75.000 millones por mes entregando a cambio esos billetitos verdes que todos tanto querremos.

Lo que la FED busca al emitir esta cantidad de dólares, es reducir las tasas de interés de mediano plazo para apuntalar la inversión, mejorar la situación financiera del sector privado, en tanto una caída en las tasas de los podría impulsar el valor de las acciones que son una parte central de la riqueza privada y, en tercer lugar, depreciar la moneda de modo de mejorar el balance externo.

No es la primera vez que la FED hace esto. De hecho, por eso llamamos a este el QE2 ya que en los momentos iniciales de la crisis financiera internacional hubo un QE1. En septiembre de 2007, mientras todo se derretía bajo el fragor de la crisis, la FED más que duplicó sus activos comprando al sistema financiero activos tóxicos a cambio billetes.
Esta masiva inyección de Dólares, sin embargo, tuvo escaso impacto sobre la evolución del crédito privado y, desde allí, sobre el nivel de actividad y precios. Dada la creciente aversión al riesgo, la situación de virtual insolvencia del sistema financiero y el colapso observado en la demanda de crédito, la mayor parte de este gigante impulso monetario fue a fortalecer la posición financiera de los bancos que acumularon la liquidez en forma de reservas excedentes.
Así, la fuerte generación de liquidez de la FED quedó neutralizada de manera brutal. Noten sino el colapso entre la relación entre el agregado M1 y la BM (¿no es el mejor ejemplo de la crítica de Lucas que se haya visto?):Pero no sólo el QE1 no logró afectar la dinámica del crédito sino que, además, no tuvo el efecto esperado sobre el tipo de cambio, sino más bien todo lo contrario. Nuevamente, el epicentro de la crisis disparó la percepción de riesgo de los agentes y el mundo en su conjunto corrió al dólar en un proceso dudasamente conocido como "vuelo a la calidad":
Entonces, ¿puede el QE1 ser considerado un fracaso?. No, o al menos no completamente. Puede decirse que el QE1 tenía un objetivo (explícito o implícito) de evitar la quiebra del sistema financiero de EEUU, objetivo que a todos luces consiguió.

Ahora bien, llegado a este punto es donde se abren los mayores interrogantes sobre el QE2. El tipo de cambio, el producto y el empleo son los objetivos explícitos del QE2. A diferencia del QE1 los importante no es que la liquidez llegue a los bancos, sino que se transforme en crédito para ser efectivo sobre empleo y producto.

Sin embargo, sabiendo que los bancos ya tienen todas las reservas excedentes del QE1 ¿por qué aumentarían la oferta ahora? ¿Enfrenta el sistema financiero de EE.UU un problema de oferta el del crédito?
Las mayores dudas llegan, sin embargo, desde su impacto cambiario, donde la política monetaria expansiva está siendo más resistida y ha dado lugar a una “espectacular” currency war: para ser efectivo sobre el tipo de cambio, debe ser efectivo en bajar las tasas en EEUU. Sin embargo, en una economía abierta al movimiento de capitales eso puede generar no aumentos en el gasto doméstico sino salida de capitales en busca de mejores retornos (hot dollars) lo cual, en el país receptor, no es otra cosa que una apreciación de la moneda o más clarito, una salida argenta a los problemas de EEUU.

Dicho de otra manera, una forma alternativa de entender al QE2 como una política que busca exportar la recesión al resto del mundo. En este caso, obviamente, el resultado final dependerá de que decidan hacer quienes están del otro lado del mostrador (entre ellos, nosotros). Por el momento, parecen estar ganando:
Saludos,

Genérico

lunes, noviembre 01, 2010

Balances pos-kirchneristas

La muerte de NK invita a hacer balances, en medio de un momento donde es tentador olvidar lo oscuro para resaltar lo brillante, lo que trasciende. Personalmente, me cuesta ponerme a pensar en cualquier otra cosa hasta tanto no logre organizar mis ideas sobre lo que está pasando, por lo que este post puede leerse, si se quiere, como un descargo en un bloc de notas.

Los eventos de los últimos días me confirmaron algo. Hay gente, mucha gente, que creyó en Néstor Kirchner. Muchos veían a Nestor, y ahora ven a Cristina, como los líderes de un movimiento histórico, de un proyecto casi épico y cargado de ideales y emociones que, como escuché suficientes veces los últimos días, le devolvió la dignidad a la Argentina. Su fallecimiento caló hondo en el corazón de millones de argentinos. Tan sólo eso obliga a tratar su muerte con respeto y a reconocer al pasado miércoles como un día histórico, que posiblemente junto con los de fines de 2001, sea uno de los días políticamente más importantes que me han tocado vivir en mi corta vida consiente (que comenzó, más o menos, a mis 18/20 años).

Es difícil que la figura de NK vuelva a generarme los sentimientos que me generó en vida. Sin embargo, pasado un par de días y con las aguas más en calma, sigo seguro de algo: no soy, y difícilmente pueda ser, kirchnerista.

La primera razón es la “moralista”: Yo no le creí. No sé si porque compré el mensaje mediático, porque me cuesta comprar discursos de movimientos épicos o bien porque simplemente nunca tuve la oportunidad de tenerlo cerca, mirarlo a los ojos o intercambiar dos palabras. Me convence más, en cambio, la idea de que la historia política de NK se explica por la búsqueda insaciable de acumulación de poder, que no veía frenos sino tan sólo obstáculos que había que sortear como se pueda, muy alejada de la historia de un idealista que apostaba genuinamente por un país mejor.

Si estoy en lo cierto no lo se. De hecho, no siempre fue así. Hace cuatro años, con ganas de ilusionarme, escribía un post como este. De todas maneras, tampoco creo que sea tan relevante. No voy a jugar a Dios juzgando intenciones.

Sin embargo, no es la única razón. La segunda razón es ideológica, y la expresé hace algún tiempo en este post. Creo que es, individualmente, la razón más importante por la que no soy kirchnerista. Es la concepción de la política como continuación de la guerra, la política sin cuartel, la negación del otro, la pelea irreductible frente al consenso. Entiendo consenso, aclaro por si hace falta, no como un mundo de arcoíris y pajaritos donde todos bailamos agarrados de las manos, sino en cambio como el entendimiento de que (como me decían casi literalmente en un comment a aquel post) más allá de lo que yo crea, para avanzar debo encontrar un punto medio con los que piensan distinto, porque el mundo es más complejo y más amplio que el de nuestro personal punto de vista.

No es otra cosa que el eterno conflicto (que no es patrimonio ni de las derechas ni de las izquierdas, valga aclarar) entre el dogmatismo y el pragmatismo. La peor herencia de NK será el habernos acostumbrado al conflicto, convencido de que la polarización es necesaria, de que lo común es la suma cero y que la transición a ese mundo virtuoso es agresiva y sin cuartel.

La tercer razón es la más racional, la que surge de un más frio calculo de pros y contras.

Realmente creo han hecho una muy mala gestión de la economía argentina.

Durante el primer periodo kircherista (que permítanme arbitrariamente definir entre 2003 y 2006) los resultados económicos fueron evidentes. En menos de cuatro años, la pobreza cayó del 45% al 25% y el desempleo de 16% a 8%, con una creación de 2 millones de empleos principalmente formales. Los salarios reales de los formales se recuperaron rápidamente y superaron en un 20% los niveles pre-crisis (no así los informales, que recién ahora, si le creemos a la EPH, están como en 2001) y el nivel de actividad acumularía un crecimiento del 31% superando en un 15% el máximo de 1998.

Podemos discutir por horas como se explican estos y otros resultados positivos y a quien puede atribuirse la paternidad, pero lo que es seguro es que los resultados están ahí, son tangibles, visibles, evidentes (este servidor lo hacía, por ejemplo, aquí).

El segundo periodo en cambio, el que empieza en algún momento entre la moratoria previsional y la intervención del INDEC y sigue hasta nuestros días, se caracteriza por una gestión mucho más activa de la política económica. Si en 2006 aún podía decirse que la economía avanzaba sobre “el modelo” armado por el gobierno anterior, difícilmente pueda hacerse la misma afirmación de 2007 a esta parte. Es la época de la moratoria y las reformas previsionales (estatización incluida), de las subas de retenciones (las fallidas y las aún vigentes), de la AUH, del despliegue de subsidios, del pago de deuda con reservas y la financiación con emisión, de los controles al comercio exterior, del dólar de 3 a 4, entre las varias otras que se pueden mencionar que vuelven a este periodo claramente distinto del anterior.

Las medidas son visibles, los logros, en cambio menos evidentes. Embarrado por la siempre presente ausencia de estadísticas públicas, es mucho más complejo analizar este segundo periodo, en tanto sólo puede hacerse en base a la información dispersa que uno logre recopilar y que da origen a lecturas radicalmente opuestas de la coyuntura de Argentina en noviembre de 2010.

Mi propia interpretación de la situación, así como la enumeración de los errores que creo se han cometido, la he hecho en otros momentos (por ejemplo acá, acá o acá) y no es esté el lugar para ponerme con datos y gráficos engorrosos. Puedo, sin embargo, resumirla en una sola frase: creo que la mala gestión macroeconómica ha echado por tierra los fenomenales esfuerzos por extender el Estado de Bienestar desde 2006 o, si quieren una versión más liviana, no es evidente la gran mejora social que debería ser el correlato del fuerte despliegue fiscal de los últimos años. Sin poder evitar caer en frases trilladas, tengo una palpable sensación de oportunidad perdida.

Hacia adelante, me obligo a ser optimista. Hay suficientes interrogantes abiertos y escenarios posibles desde el plano político como para que todo pueda pasar. Las perspectivas económicas (que vendrán en un post en un par de días) no son ni lo oscuras que fueron en otros periodos ni lo despejadas como para que podamos salir a festejar como si todo lo que hay estuviera apoyado en terreno firme.

Mi mente puede descansar en paz. Se que no soy kircherista, o al menos que hoy no lo soy. Sin embargo, como en noviembre de 2007, entré en periodo de luna de miel. ¿Quien sabe si Cristina no tiene algún as guardado bajo la manga? Se vienen tiempos interesantes y tal vez sean con final feliz.

Atte.

Luciano