viernes, noviembre 30, 2012

Guillermo controla el chicken blue

Perlita para un viernes lluvioso. No sólo el dólar blue pasó de 4 a 6.5 en el último año. En el siguiente gráfico tienen las series de precios oficiales del pollo eviscerado mayorista (serie azul) y minorista (violeta) y la diferencia entre ambos (verde).

Moreno, compadre, lograste doblegar al mercado!!! Quienes te acusan injustamente de falsear las estadisticas no ven que no sólo redujiste la diferencia de 50% a 10% durante el año de la crisis del campo sino que, grande Guillote  desde 2010 los pusiste de rodillas y los llevaste a que pierdan $ 2.70 (37%) por cada kilo de pollo que venden.


Nunca menos

jueves, noviembre 29, 2012

Los años maravillosos

“La adolescencia es una enfermedad que se pasa con los años” recuerdo que me dijo una vez mi viejo tras alguno de mis bufidos durante los años púberes. “No entendés nada, papáaaaa” era frase de cabecera. ¿Y cómo iba a entender? ¿Qué tenían que ver lo que él había vivido treinta años antes conmigo? Ni siquiera tenían televisión a color. Mis problemas eran míos, únicos y distintos. Con el tiempo me daría cuenta de que efectivamente eran especiales, muy especiales…pero bastante comunes.

Algo similar pareciera pasar con el debate sobre la inflación en Argentina donde no aplicaría, por nuestra idiosincrasia, la experiencia acumulada durante (pido permiso para exagerar un poquito) siglos en el resto del mundo. Nuestros problemas son nuestros, únicos y distintos. Nada hay para aprender de un mundo – no sólo desarrollado sino, en particular, en desarrollo – que logró bajar la inflación bien por debajo de los dos dígitos sin sacrificar en el camino ni un milímetro de crecimiento.
(click para agrandar)

Una de nuestras particularidades sería que aquí, a diferencia del resto del mundo, la inflación es causada por la concentración. Las distintas variantes que explican este canal inflacionario giran alrededor de la idea de que los “formadores de precio”, oponiéndose a los deseos redistribuidores del gobierno, anula las mejoras en los salarios reales trasladando hacia adelante los aumentos de costos. Se da con ello inicio a un nuevo impulso nominal de los salarios cuando los trabajadores buscan recuperar terreno perdido y así sucesivamente. La concentración actúa, entonces, dando poder de mercado estos formadores de precio, sin la cual, entiendo, no podrían trasladar los incrementos de costos. 

Pero entonces, y abro aquí un interrogante e invito a cualquiera que quiera aceptar el desafío ¿Cuál es el comportamiento que uno debería observar en los datos para que esta hipótesis de las causas de la inflación sea cierta? Parto, al hacer esta pregunta, de la simple idea de que no tiene sentido plantear hipótesis que por definición no pueden ser evaluadas.  

Hago aquí un primer intento, solo como disparador. Si efectivamente la concentración generara inflación, entonces deberíamos ver una relación positiva entre el grado de concentración en un sector y su capacidad de trasladar aumentos de salarios hacia adelante ¿Coinciden? 

Permítanme mostrarles, a continuación, una serie de gráficos en el que cruzo ambas variables a partir de tres fuentes de información bastante desagregadas (a) El censo económico 2004/2005, de donde saco información sobre la concentración industrial, (b) el salario de los trabajadores registrados por sector y (c) los precios mayoristas de cada sector. Todos datos públicos, que  con un simple mail a Luciano.cohan@gmail.com puedo compartir ya procesados. En total, y según el periodo, hay información para un máximo de 120 sectores industriales. 

Defino, entonces, como medidas de concentración la cantidad de ventas de las primeras 4, 8 y 20  empresas como porcentaje del total y como medidas de poder de mercado el la relacion entre la variación de precio mayorista en y la suba de salarios. Parto el periodo en dos (2003-2007 y 2007-2011) para evitar las posibles distorsiones desde la intervención del INDEC. 

¿Cómo se ven los gráficos al cruzar ambas variables? En el eje Y la medida de concentración, en el eje X las de pass-through. Hagan click para agrandar



Lo que hay allí es, simplemente, una nube de puntos sin ninguna forma. Es decir, nada Concentración y traslado de costos parecieran, según las definiciones que utilicé, ser dos variables que no tienen nada que ver. 

“Pero” me dirán “estás metiendo sectores que no tienen nada que ver en la misma bolsa”. En algunos el salario tiene un peso central en la estructura de costos y otros es irrelevante. En el siguiente gráfico separó la muestra en dos a partir, justamente, del peso del costo salarial en la facturación total. Nuevamente, nada de nada. El traslado del costo salarial a precios y la concentración no muestran ningún tipo de correlación.


Pero hagamos otro ejercicio. En vez de partir la muestra en dos, corrijamos la medida de pass-trough para incorporar el hecho de que el salario no tiene el mismo peso en todos los sectores. Para ello (atenti), divido el pass-trough por la participación del salario en la venta total de cada sector*. ¿Qué vemos al hacer esto?


Nada. Como mucho una leve tendencia positiva de una línea de tendencia que ajusta a los puntos como máximo en un 5.7%. No encuentro, en ningún lado, que ambas variables tengan algo que ver.

En conclusión ¿Pretendo con este post demostrar que la teoría de la concentración como culpable de la inflación es falsa? En absoluto. Soy consciente de muchas fallas metodológicas en los ejercicios propuestos arriba, empezando por la utilización de simples gráficos de dispersión (en vez de algún análisis econométrico más serie) y el no controlar, por ejemplo, por el impacto de otros shocks de costos como el tipo de cambio nominal o el costo de los insumos.

El punto es otro. Si pretendemos que las hipótesis alternativas de la inflación dejen de ser simples cuentos bien contados que parecen ciertos y suenan consistentes creo que deberíamos ponernos los pantalones largos. Algo de data hay. Ofrezco sinapsis neuronales y procesamiento de la PC a quien esté dispuesto a levantar el guante ¿Cuál es el comportamiento que uno debería observar en los datos para que esta hipótesis de las causas de la inflación sea cierta? ¿Cómo lo medimos?

Atentamente

Luciano

*Eliminé de la serie algunos outliers que por tener un ratio salario / facturación muy bajo dan índices de traslado muy grandes.

viernes, noviembre 23, 2012

El gambito de 2012

Comparto una columna publicada hoy en el semanario El Economista

El gambito de 2012

El gambito es una arriesgada apertura del ajedrez. A partir del sacrificio de alguna pieza (desde un peón hasta la propia reina) el jugador busca conseguir algún tipo de ventaja futura (material, de tiempo, de posición). Se entrega algo ahora con la expectativa de que, si el juego avanza en el sentido esperado, se estará más cerca del objetivo de mate. El riesgo, obviamente, es quedarse sin el pan y sin la torta. Un sacrificio inútil e improductivo.

Llevando la analogía al terreno economía, 2012 se asemeja a un peón que acaba de ser entregado: aun con el leve repunte esperado para el último trimestre, el crecimiento del año posiblemente no supere el 1.2%, tras una abrupta desaceleración reflejada incluso en las estadísticas oficiales, que por la sobreestimación del año pasado resultó más intensa que las de diversos cálculos privados, desde 8.9% en septiembre de 2011 a 0.1% en 2012. Con este resultado, el país tendría el menor crecimiento en toda América Latina (la proyección de consenso es de 1.5% para Brasil, 3.8% para México, 4.5% para Colombia, 5.5% para Chile o 6.0% para Perú entre otros).

¿Por qué hablar de un sacrificio de 2012? En un nuevo ejemplo del tradicional sesgo procíclico en el manejo de la economía, durante el año las principales herramientas macroeconómicas tuvieron un claro tinte contractivo.

El caso más evidente es el de la política fiscal. Con los ingresos tributarios afectados por la menor actividad y la pobre campaña agrícola (la recaudación de los primeros diez meses del año fue, en términos reales, igual a la del año anterior) el gobierno avanzó en un sensible ajuste fiscal, con un nivel de gasto en franca desaceleración que en el tercer trimestre mostró un crecimiento real negativo por primera vez desde la salida de la convertibilidad.

La composición del recorte es elocuente: el ajuste fue tercerizado, transfiriendo el costo político a los gobiernos subnacionales. La contracción del gasto se concentra en transferencias a las provincias (que crecieron tan solo 18% nominal en el trimestre) y en gasto en capital (+6% nominal). El gasto corriente, en tanto, crece al 34%, y el gasto excluyendo transferencias a provincias, 33%.

El sesgo procíclico se ve también en la política comercial: la regla de superávit comercial de Moreno, implícitamente explicitada a comienzo de año y convalidada con el paso de los meses, tiene la característica de amplificar los ciclos. En un año de malas exportaciones como 2012, el menor influjo de dólares se convierte, a través de Moreno, en una caída de importaciones y desde allí en menor actividad. Un stop and go inducido por la política económica.

Asimismo y paradójicamente, siendo que el cepo cambiario y la reforma de la Carta Orgánica aumentan la potencia y discrecionalidad del Banco Central, la situación monetaria (y cambiaria) tuvo también un sesgo contractivo durante el año, aún en un contexto de fuerte emisión. La liquidez en los bancos descendió hasta ubicarse en su mínimo en años (de la mano de la desbancarización de la economía), el financiamiento se ha encarecido o incluso desaparecido (como la prefinanciación en dólares del comercio exterior) y el tipo de cambio real, aun con la aceleración del ritmo de devaluación del último trimestre, se encuentra un escalón por debajo de los niveles de 2011.

Asimismo, los intentos de forzar la pesificación contractual de la economía han tenido, al menos durante la transición, un efecto contractivo sobre el nivel de actividad al reducir las alternativas contractuales, como refleja de la manera más cruda la actividad inmobiliaria y, con ella, la construcción.

¿Cambiará esto en 2013? Los factores autónomos que hace algunos meses permitían prever una rápida recuperación de la actividad el año próximo, si bien se mantienen, comienzan a atenuarse (la supercosecha agrícola, el precio de las commodities, el crecimiento global y en particular el de Brasil, la situación financiera internacional) y no hay demasiadas razones para esperar un repunte fuerte del consumo y la inversión privada. La política económica deberá jugar, en este contexto, un rol fundamental.

El riesgo, sin embargo, es que el gambito quede a mitad de camino y el sacrificio de 2012 resulte improductivo. Los fuertes desequilibrios monetarios acumulados durante este año ponen un límite a la capacidad de utilizar las herramientas del Banco Central en 2013, la aceleración inflacionaria jaquea el uso del tipo de cambio para política anticíclica. Los excesos fiscales del pasado, la permanente postergación de decisiones impopulares - como el ajuste en las tarifas o subsidios – y la autoimpuesta autarquía financiera reducen el margen de maniobra para el año próximo. El paso de los meses dirá también si Moreno mantiene su regla comercial en caso de que las exportaciones no alcancen el dinamismo esperado, por ejemplo, por una caída en los términos de intercambio desde su máximo histórico en octubre de este año.

¿Logrará el gobierno en 2013 corregir la acumulación de desequilibrios macroeconómicos mientras contribuye a la reactivación económica? Hacerlo requiere un nivel de destreza en la gestión que excede a la simple sintonía fina.

miércoles, noviembre 21, 2012

Seis y contando

Tres días antes del post mas leido en la historia de ESC el blog cumplía seis años. Arrancando cuando teniamos tiernos 24 añitos, en el próximo ya no podremos presumir de sub-30! Pucha, cuanto ha pasado desde aquel post y a aquellos sms en los que pedia a amigos y familiares que visitaran el blog.

Y así seguimos, Gene tomando envión desde enero!!! para mandarse un post de la hostia, yo sosteniendo los trapos como puedo!

Gracias por seguir pasando por acá

lunes, noviembre 19, 2012

Lo esencial es bien visible a los ojos

Mientras vemos como la inflación se acelera nuevamente aún en un contexto recesivo, resurgen los debates sobre las causas, consecuencias y/o posibles soluciones del proceso sistemático de desvalorización de la moneda. En el medio del barullo ensordecedor oímos que la inflación es causada por la emisión o el gasto público, por excesos de demanda o falta de inversión, por la puja distributiva o el comportamiento de los formadores de precios, por la devaluación o por las expectativas, entre otras.

No es el objetivo de este humilde blog, y mucho menos con este más humilde post, ordenar este debate sino, simplemente, hacer una simple propuesta metodológica: recurramos menos a la prosa y más a los datos.

Es común oír en el fragor del debate inflacionario, por ejemplo, que no hay relación entre la cantidad de dinero (que muchas veces suele confundirse con “la emisión”) y la variación del nivel de precios. Apresurándose a tildar de ortodoxia monetarista a quien ose afirmar lo contrario, el debate pareciera ser entre quienes creen que es la emisión (los ortodoxos) y quienes creen que son otras cosas (la heterodoxia)…

Pero pucha, resulta que la existencia de una relación entre cantidad de dinero y el nivel de precios es uno de los hechos mejor registrados por varios siglos de investigación económica, en particular en aquellos países con inflación de mediana y elevada intensidad. Permítanme mostrarle tan sólo cuatro ejemplos. En las siguientes animaciones verán la relación entre el cambio en la cantidad de dinero (m2) y el nivel de precios para Argentina (1947-2012), Brasil (1980-2010), Turquía (1985-2010) y México (1985-2010). Cada punto es el cambio mensual promedio. Comienza mostrando el cambio en un solo mes y termina con la variación promedio para un periodo de 120 meses. Hago el recorte en 10% de variación mensual, aunque en algunos casos llega a ser mucho más que eso.

[Denles un rato para cargar que son pesados]

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Básicamente lo que se está viendo en las cuatro animaciones (y créanme que el proceso es igual para cualquier país que se tome) es como la relación, que comienza siendo una nube de puntos sin ninguna forma, tiende a tomar un patrón a medida que pasa el tiempo (para una muestra más técnica de lo mismo ver acá). De esta manera, y permítanme insistir en esto (y pecar en el camino de una soberbia infinita): hay muy, pero muy, pero muy pocas dudas de la existencia de una relación entre ambas variables. No es, a esta altura de la humanidad, algo que genere demasiadas dudas.

Ahora bien, la existencia de esa relación no es lo que diferencia a ortodoxia de heterodoxia. Afirmar que no existe relación entre cantidad de dinero y precios es el equivalente económico de negar alguna relación entre la masa de dos cuerpos, la distancia y la intensidad de la atracción gravitatoria. Los físicos podrán discutir de donde sale la gravedad, pero nadie duda de que los cuerpos se atraen.

Las diferencias surgen de las distintas explicaciones que se tienen para el fenómeno. Hay eternos debates sobre cuál es la forma correcta de medir el dinero y los precios, sobre la estabilidad de la relación, sobre los mecanismos de trasmisión entre los movimientos de ambas variables y su relación con otras variables como tasas de interés, actividad, tipo de cambio, salarios, entre muchas otras y, sobre todo, si el sentido de la causalidad va del dinero a la inflación o si la inflación lleva a la creación dinero. El debate es apasionante, inacabable e involucra a alguna de las mejores mentes que dio la disciplina económica.

Y sin embargo, en el barullo ensordecedor, pareciera que todo es lo mismo. Mucho más relevante que distinguir entre ortodoxos y heterodoxos es hacerlo entre quienes se toman los datos en serio y, pardon my french, los charlatanes que creen que solo alcanza con escribir frases que suenen coherentes para que sean ciertas.

Lo esencial es bien visible a los ojos: apéndice estadístico

Acceso a las animaciones individuales 



























martes, noviembre 06, 2012

Uno más

Me dirán, desde un altar de autoridad moral, que es porque tengo odio, por egoísta, porque me molesta la Asignación Universal y ver como los pobres suben la escalera social y se me acercan. Que quiero frenar el proceso de desarrollo con integración y distribución que transformó la estructura productiva del país. Me llamarán funcional a la derecha, facho, pro dictadura, infame. Dirán que respondo a alguno del mapa de los malos, que quiero interrumpir los juicios a represores. Que es porque tengo plata, que pienso en Miami y que, oligarca, quiero mantener mis privilegios y disfrutar de mi renta. Dirán que no puedo ver la realidad, que Clarin me la oculta y me manipula, que soy un golpista no dispuesto a tolerar la voluntad del pueblo, que democracia es bancármela si algo me disgusta y que solo tengo las urnas para quejarme y que mientras tanto me tengo que callar, o armar un partido. Me acusarán de antipatriota y de hacer campaña antiargentina o de librepensador.

Y todo ese juicio sobre mi lo harán sin saber quién soy, sin conocer mis principios ni de dónde vengo. Juzgan mi integridad sin saber a que aspiro, ni el esfuerzo que hago para estar donde estoy o para llegar adonde quiero llegar. No importa si soy laburador, si pago mis impuestos o si soy generoso, buen padre, hijo, esposo o amigo, si soy honesto, si me preocupo por los demás o si quiero a mi país. Nada de eso importa, todo es de segundo orden frente al hecho de que no soy parte. Si no quiero “ser orgánico” es suficiente para meterme en la bolsa de bosta.

Y luego me recordarán la crisis de 2001 y me hablarán del crecimiento a tasas chinas y del desendeudamiento, la renegociación de la deuda y el pago al FMI, de la nacionalización de las AFJPs, Aerolineas y AySA, de la soberanía hidrocarburífera y la estatización de YPF, de las notebooks, de la AUH, de la moratoria previsional, la negociación colectiva y la suba del salario mínimo y del salario real, de la caída del desempleo, la informalidad, la pobreza y la indigencia, del gasto en salud y educación, de la obra pública y la infraestructura, de la inversión y la reindustrialización, de la matriz productiva, de las exportaciones y su no primarización, la sustitución de importaciones y el consumo interno, del tipo de cambio real alto y del superávit fiscal, de las retenciones, de la reforma de carta orgánica del BCRA, de las reservas y de pesificar el pensamiento, del matrimonio gay y, claro, de la ley de medios, de los juicios a los dictadores y sus secuaces, del regreso de la política, del entusiasmo de los jóvenes, de la pluralidad de voces, de la integración sudamericana y Venezuela en el MERCOSUR…

“Aja” les contestaré “vení, charlemos una por una mejor”. Algunas me gustan mucho, otras poquito, otras nada y otras me parecen simplemente mentira. No tengo ningún problema en festejar las que comparto y debatir las que me disgustan…sin embargo no, no tiene nada que ver con eso.

Es por la inflación más alta del mundo, por los cincuenta y un muertos de once, por querer culpar al perejil que manejaba y por el despido con aplausos del funcionario responsable, porque destruyeron el INDEC y las estadísticas públicas, porque mienten la inflación, por el juicio penal a las consultoras, por mentir el crecimiento y dibujar la encuesta permanente de hogares, por la inconvertibilidad del peso y por saber que en el medio del cepo cambiario hay algunos amigotes que se están haciendo un festín, por bastardear lo que queda del MERCOSUR, por las trabas caprichosas y arbitrarias a las importaciones, porque el capricho llevó a que falten hasta pañales, remedios oncológicos o material quirúrgico, por la maquinara de propaganda estatal, la pauta oficial y el avance sobre los medios bajo pretexto de la “teoría de los dos demonios mediática”, por 678 que pagamos todos, por la cooptación y privatización del estado por el partido que gobierna, por el nuevo prólogo del Nunca Más, por esos Qom, Ferreyras e indoamericanos que se le escapan al relato, por la utilización de la AFIP para acallar opositores, por el abuso de las cadenas nacionales y los escraches a los Tosellis de este mundo que ya no se animan a hablar en público por miedo a represalias, por la persecución a Graciela Bevacqua, por la Campora privatizando las políticas sociales, las colectas de campaña “voluntarias” entre los empleados de las administración pública y los camporitas en las escuelas primarias, por Ciccone y la maldita impunidad de un vicepresidente corrupto que se llevó puesto un juez, un fiscal y al Procurador de la Nación, por los Daniel Reposo, las Beatriz "no hay fuga de capitales. De eso no se habla" Paglieri y los Guillermo “acá no se vota” Moreno, por bastardear el acto electoral adelantando elecciones, con candidaturas testimoniales o el oportunismo del voto a los 16, por la ley antiterrorista, la bolsa de Felisa, por Skanska, los sueños compartidos de Schoklender, los feedlots de Echegaray, por la complicidad K en el vaciamiento de YPF que no se borra con el relato emancipador de la estatización, por la política energética y de transporte y el derroche en subsidios y los viajecitos de Jaime y por esos diez años de crecimiento que no logran evitar que los trenes descarrilen y choquen o que al menos uno de cada dos chicos termine la secundaria, por los terrenos de Calafate fiscalizado por la hija de Alicia, por esos plazos fijos en dólares que les dieron 12% de interés, por la modificación tributaría entre gallos y medianoche para evitar que los deudos de Nestor Kirchner paguen impuesto a la herencia, por la valija de Antonini y las de Southern Winds, por los fondos de Santa Cruz, por esos tres asesinados en la ruta de la efedrina que financiaron la campaña, por el “blanqueo/lavado” de 2008, por los “Vamos por todo, por todo!”, Por la connivencia con la delincuencia organizada del futbol que financiamos entre todos, por las salidas culturales de Vazquez a dos días de haber sido condenado por prender fuego a su esposa…

No sé si son validas o suficientes, mucho menos si tengo razón. Sólo sé que, aún si fuera el único que lo creyera, la misma Constitución que legitima al gobierno protege mi derecho a expresar mi disconformidad frente a las autoridades. De eso se trata una República y de eso se trata la Democracia

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