Respiro, miro hacia un lado y hacia el otro, y mirando a la tribuna que enfurecida grita "pelea, pelea, pelea" espeto "Estos dos..." levantando mis brazos en forma de cruz con mi índice izquierdo apuntando a la esquina ídem y el derecho señalando al abuelo "...han meado fuera del tarro". Griiiiiiiiiiita la paisanada enfurecida queriendo sangre.
¡Así es! Ambos han sido víctima del síndrome de fetiche con la inversión (SFC/I). Permítanme explayarme.
El indicador de Inversión que periódicamente publica el INDEC puede ser abordado desde dos perspectivas. Por un lado en su calidad de demanda de corto plazo. Una fabrica que se instala tracciona la demanda de insumos (Cemento, ladrillos, maquinaria, mano de obra, etc.) que aumenta la producción de la economía hoy.
Pero por otro lado, como bien pensaron kalecki y Harrod haya por los 20s/30s, la inversión juega un doble rol, en tanto aumentador de la capacidad productiva de mañana. La inversión tiene el don de que con cada peso gastado hoy, vos vas a recibir dos pesos durante 15 años. Win-Win.
Así, el hacedor de política económica debía maximizar la inversión procurando que el aumento de la demanda que generase no fuera demasiado para la capacidad productiva de hoy. Trata de invertir mucho hoy sin, por ejemplo, contraer el consumo, y rápidamente se te van a acabar los dólares, la electricidad, vas a tener las rutas colapsadas, te va a faltar gente capacitada para manejar las fabricas, etc.,etc. Cuellos de botella que pueden derivar o en restricciones cuantitativas o en inflación.
Así durante 30 años, los organismos internacionales de ayuda repartieron fortunas a los países subdesarrollados para que invirtieran en fierros. Les daban esos preciados dólares que escaseaban para que acumulen capital y entren en el sendero virtuoso de crecimiento auto sostenido.
Pero no paso naranja! El mundo entero, deslumbrado por el éxito de una URSS que se industrializaba a una velocidad asombrosa, padecía de síndrome de fetiche con la inversión. Las altas tasas de inversión no se transformaban en altas tasas de crecimiento sino en grandes represas en la mitad del desierto, en convertidores de neutronitos haciendo las veces de pisapapeles o en computadoras que en el depósito esperaban la indispensable conexión de luz. El mundo se desayunaba con que, ayyy, no exista una relación estable y estimable entre la inversión y el crecimiento de la capacidad productiva.
Una (espero) breve nomina de los principales problemas con la tasa de inversión respecto al PBI:
a) El conocimiento Tácito.
Una parte sensible de la productividad de un fierro no está en "la cosa" que uno compra, e incluso no está en los manuales de uso. Gran parte de la tecnologia que se tranfiere con el bien no esta escrita, no es codificable. Para mayores detalles, basta con pensar en mi abuela tratando de mover el mouse para darle al botón de inicio. todo dicho!! Así es como la economía ahora mira menos la acumulación de capital físico y mas los procesos de trasmisión de esa tecnología tacita, las capacidades de aprendizaje, de generación endógena de conocimiento, etc.
b) La plastilina.
En los 60s se dio la llamada "controversia del capital del Cambridge", donde los Neo-Ricardianos, con Joan Robinson (la mejor economista de la historia, lejos) y Piero Sraffa a la cabeza dejaron completamente Knock-out al mainstream neoclásico, encabezados por Paul Samuelson y Robert Solow.
El ataque, apoyado en retruques matemáticos de cierta complejidad, tiene una lógica detrás bastante intuitiva. No existe un insumo "capital" genérico, un capital plastilina que entre como input en una función de producción. "El capital" es una suma de bienes heterogéneos, peras, manzanas y tuercas cuya suma previa transformación en valor (precio por cantidad) directamente no tienen ninguna significación económica relevante.
Imagínese el lector un informe del INDEC sobre la evolución de la inversión. Suponga un número total de U$D 1.000.000 compuesto por 5 cosechadoras, 4 pentium 3, 11 celulares, 1 impresora, 1 puente y 1 tubo sin costura. Multiplique cada bien por su precio para obtener el valor total ¿Cual es el retorno de esa inversión? ¿Cual es la relación estable entre esta inversión y el crecimiento de la capacidad productiva en el futuro?
Imagine ahora que todos los bienes de capital mencionados cuestan la mitad. ¿Que pasa con el retorno? ¿Se duplica? ¿Que pasa con la capacidad de producción física de esas inversiones?
Note que las cuentas nacionales, sin embargo, verán su tasa de inversión reducida a la mitad.
c) Retornos inciertos
Súmele a la heterogeneidad mencionada la incertidumbre asociada con cualquier inversión, y la multiplicidad de factores que afectaran el impacto de esa inversión en el futuro. ¿Que pasa si pongo una fábrica de zapatillas y mañana no me las compra nadie? (cualquier similitud con la Argentina de fines de los noventa es pura casualidad)
Invito a leer esta serie de post que escribí hace algunos meses, cuando todavía era joven y la inspiración no me había abandonado. (Parte 1, Parte 2 y Parte 3).
d) La relatividad.
¿Y porque mirarla respecto al PBI? ¿Que tiene de hipnótico el PBI que los economistas no podemos evitar dividir todo por él? Hacerlo tiene sentido si y solo si existe una relación estable entre stock de capital y producto cosa que, insisto, no pasa.

Imaginen una inversión con una composición y precios equivalente para todo el periodo, con el único objeto de evitar los problemas mencionados en (a), (b) y (c). Si uno pretende analizar la inversión para conocer el futuro crecimiento de la capacidad productiva ¿Cual es la variable relevante a comparar? ¿Inversión sobre PBI? ¿O el valor en dólares de los bienes de capital? Vean como la tasa de inversión equivalente entre 1998 y 2004 se corresponde con una inversión que es menos de la mitad en términos de dólares. ¿Que importancia tiene la "Tasa" de inversión cuando lo que me mueve la frontera de producción son las maquinas efectivamente instaladas?
Conclusión: La tasa de inversión sobre PBI, tiene una capacidad prácticamente nula para predecir la evolución de la capacidad productiva del país. Es un simplismo entendible, en el cual yo, admito, caigo con frecuencia, pero está mal. Los datos se consiguen fáciles y son relativamente intuitivos. Sin embargo, la realidad se empeña en ser lo suficientemente compleja como para no poder ser capturada con un simple numerito.
Adriaaaaaanaaaaaaaaaaaaaaaa.......Adriaaaaaaanaaaaaaaa