A esta altura de los hechos, el tema de la inflación para la BEA es como la inseguridad para los medios: de tanto en tanto vuelve como un huracán para ocupar el centro de la agenda para luego ir languideciendo.
Esto ya debe ser harto conocido para el lector asiduo:
Olivera (y
Larry) sostienen la inflación fiscal,
Rollo la dupla tipo de cambio real + inercia,
ELY,
Elemaco y
Kaloma un poco de todo,
Panigo el empuje de costos + conducta monopólica y así sigue la lista no sólo en los blogs, sino en interminables compulsas epistolares electrónicas que, por lo que sabemos, jamás verán la luz pública (y fuera de la BEA también en notas como
esta).
Los recientemente incorporados a la BEA tienen también mucho que decir al respecto. El respetado
MGE da su versión en
estas líneas. Sintéticamente, la poca capacidad el Gobierno para anclar expectativas, en un contexto de varias políticas expansivas sería el principal nudo del problema. Los capangas algo racionales de
Foco Económico (que solo gustan jugar de local y no parecen muy afectados a charlar fuera de su casa) tiran dos entradas con bastante debate, una de
Neumeyer y la otra de
Uribe. Obviamente, vale la pena leer las dos, aunque los sospechosos no salen de la política cambiaria, la credibilidad del banco central y el crecimiento en la cantidad de dinero (si es que por caso, se puede tomar por separado).
¿Cómo es que coexisten todas estas explicaciones para un mismo fenómeno? Sugiero hacer un pequeño viaje a lo ocurrido en el epicentro de la crisis financiera internacional, que dadas sus ramificaciones globales forzó cambios de política de modo exógeno que muchos sugieren deberían ser endógenos si el objetivo de política es frenar la inflación. Paradójicamente, la dinámica de las variables macroeconómicas le arroja centros a todas las hipótesis y no permitiría, a priori, descartar ninguna.
Si nuestro amigo
Natalio hizo la tarea de modo correcto, el impacto de la crisis sobre la dinámica de la inflación ha sido notable: tras la aceleración a comienzos de 2007, el índice de precios al consumidor de
CqP cayó de más de 30% interanual en mid-08 a algo más de 10% sólo un año después, desde donde se estabiliza para luego retomar la dinámica ascendente a comienzos de este año.

El objetivo de nuestro viaje sería intentar establecer cuales fueron los canales por los cuáles la crisis financiera internacional impactó de modo tan sensible sobre la dinámica en los precios al consumidor... ¿será posible?
En un primer término, siempre podemos resucitar al bueno de
Milton. Más allá o más de acá de cuan activa o pasiva sea la emisión de dinero (punto sobre el cual se han escrito infinidad de tratados, por ej,
1,
2,
3 y
4), el gráfico que sigue muestra que a partir de mediados de 2007, el ritmo de crecimiento en la cantidad de dinero pasó de estar arriba del 30% interanual a menos del 5% sólo 2 años después. Noten como la desaceleración en el crecimiento de la tasa de dinero antecede, con rezago de algunos meses, a la desaceleración inflacionaria.

Sin embargo, la lectura monetarista nunca está sola (y el tema de la causalidad parece no tener fin). La dinámica en la cantidad de dinero se dio en un contexto de acelerada apreciación real que recién se revertiría hacia fines de 2008. Si nuevamente permitimos ciertos rezagos en los impactos inflacionarios de la devaluación, estos vaivenes del tipo de cambio real permitirían explicar tanto la des-desaceleración de mediados de 2009 como la aceleración de este año.
Por su parte, quienes ven al
recalentamiento de la actividad y los excesos de demanda en un contexto de brechas de producto pequeñas como la causa de la aceleración inflacionaria también tienen un grafico para mostrar. Desde fines de 2008 se produce una marcada reversión en la brecha del PIB que pasó a ser negativa en más de 4 p.p. en sólo un par de meses. Nuevamente, el colapso en la demanda agregada parece ir in tándem con la desaceleración inflacionaria.

En tercer lugar, la hipótesis de inflación importada también puede ser parcialmente abonada por la dinámica del precio internacional que luego de crecer a un ritmo acelerado hasta 2007/8 se desplomaron con caídas que en algunos casos superaron el 40% anual.

En resumidas cuentas, entre 2007 y mediados de 2009, la economía argentina observó una marcada contracción monetaria, una fuerte apreciación del tipo de cambio real (luego, otra acelerada depreciación), una también aguda caída en el demanda agregada así como desinflación importada. Todo un paquete contractivo si de precios hablamos.
Sin embargo, aún con todos los canales descriptos actuando, como se observa en el primero de los gráficos, la inflación no logró atravesar la barrera de los dos dígitos. El impacto de las políticas de manejo de la demanda agregada (monetarios y/o fiscales) o del tipo de cambio para frenar la inflación, aún cuando puedan inducir fuertes caídas en el nivel de actividad son acotadas. Pensemos que una caída del PIB superior al 3% en 2009 no logró llevar la tasa de variación de los precios a un dígito, ¿cuál debería ser la contracción acumulada en la actividad para alcanzar ese fin?
Queda por lo visto, un piso superior a los dos dígitos de inflación que el lector puede asignar según crea apropiado a la dinámica de la
puja distributiva-
inercia y/o a la
credibilidad del
BCRA. Claramente, sea como fuere con ponderan estos dos factores no parece sensato pensar en una política antiinflacionaria que no contemple al conjunto de los elementos aquí mencionados.
Buena semana.
Genérico
PD2:
Lucas, ¿cuanto nos cobras si queres tercerizar los títulos de los posts? somos muy malos acá.