miércoles, febrero 06, 2013

El otro B.L.U.E.

“Falta de timing” me dirán, ahora que está de moda el spanglish, o “Este post atrasa cinco años” o “¿Otra vez con esto?” y tendrán razón, pero quien sabe, quizás puedo salvar el alma de algún pobre desprevenido que caiga en la trampa del cada vez más pequeño grupo de paladares negros defensores de la intervención del INDEC.

Un argumento repetido es que no hay privado que pueda, por la escala necesaria para la tarea, replicar un índice de precios como el que elaboraba el INDEC antes de que decidieran destruirlo. Armar un índice requiere que decenas de encuestadores releven miles de comercios para registrar decenas de miles de precios. Ningún privado cuenta con esta estructura y, por ende, sus índices son poco representativos y no deben ser tomados en serio.

Este argumento, sin embargo, comete un error básico de estadística. Cuando uno tiene una muestra chica, el resultado que obtiene no está “sesgado” - es decir, es sistemáticamente distinto al real que obtendría si pudiera medir todos los precios - sino que, en cambio, tiene mayor varianza, es decir, oscila alrededor del verdadero valor con un margen de error mayor. Al igual que con el cepo cambiario, el problema con el INDEC es el BLUE

Si bien creo que la respuesta es bastante intuitiva, permítanme mostrarles un ejemplo que armé en un Excel que pueden descargar acá*

Imaginen que el siguiente gráfico representa la evolución verdadera de la inflación de los millones de productos que se venden a diario en la economía en cientos de miles de locales.

Ahora bien, ese índice captura el promedio, ponderado de alguna forma, de los precios de cada producto que, a su vez, es el promedio de los precios registrados en cada local. Para ello, en el Excel simulé aleatoriamente el precio de 800 productos distintos que mes a mes van acumulando una inflación igual a la inflación real +- 10%, cifra que se determina de manera aleatoria. Es decir que si, por ejemplo, la inflación de un mes es 1.5% la suba de precio promedio de cada producto se ubica entre 1.58% y 1.43%.

Así, por ejemplo, el acumulado de 36 meses para 9 productos elegidos al azar se ve en el siguiente gráfico. Como se ve, al hacerlo aleatorio se combinan precios que suben un 23% con otros que más que duplican su precio.

Pero esto es el precio promedio de un producto y lo que se registran son productos en locales, con lo cual el siguiente paso es abrir cada producto en una cantidad amplia de locales. Para ello, repito el paso previo simulando, para cada uno de los 800 productos, precios individuales en 70 locales. El precio en cada local oscila alrededor del precio promedio +- 10%. Es decir que si el precio promedio es 1.5, el precio en los locales va de 1.35 a 1.65.

La evolución del precio en cinco locales para uno de los productos se presenta en el siguiente gráfico.

Ahora supongamos que somos el INDEC, con capacidad de relevar el precio de los 800 productos en 70 locales (en realidad se releva aproximadamente el doble, pero el Excel se me hacía demasiado lento). La relación entre esta estimación y la inflación real es la del siguiente gráfico.

Noten como, en primer lugar, aun con una muestra de casi 60.000 precios, la inflación estimada por el INDEC no es la real, sino una estimación que oscila alrededor de ella.

Ahora bien, supongamos que en vez de ser el INDEC somos una consultora privada que artesanalmente recoge cinco precios por producto, en vez de 70. La estimación de la inflación mensual tomando dos grupos de cinco locales es la del siguiente gráfico.

Ahora imaginemos que somos una consultora aún más pequeña o incluso un estudiante que recorre locales y registra no cinco precios de 800 productos sino tan solo de 200. La estimación resultante se presenta en el siguiente gráfico.

Los gráficos muestran como, efectivamente, el Índice del INDEC es mejor que el de los privados. Su varianza es menor y oscila más cerca de la inflación real, mientras los privados en el caso más extremo de 200 productos llegan a tener diferencias de hasta un punto en la variación mensual.

¿Qué pasa si en vez de las variaciones mensuales vemos las interanuales?

A diferencia de un índice que este diseñado para sistemáticamente subestimar la inflación, los índices de los privados presentados arriba no presentan un error con un patrón reconocible sino que simplemente oscilan alrededor del valor real, a veces por arriba, a veces por abajo. Esto lleva a que la desventaja que tienen los privados, que hace que el dato de inflación mensual transmita relativamente poca información, se vaya diluyendo con el tiempo, a medida que se acumulan observaciones. Noten como el margen de error se redujo sensiblemente al pasar a variaciones interanuales, variación que se vuelve aún menos importante para los seis años de intervención del INDEC desde el día del *.

Así que ya saben, el argumento del tamaño muestral ya no sirve, no cinco años después del enchastre. Sólo queda pensar que estamos perpetrando un gigantesco y coordinado complot, aunque por suerte está Moreno y todo el poder del Estado para acallarnos y desarmar las células que subvierten al orden público.

Atentamente

L



*es archivo es grande y tiene pegadas las fórmulas como valores salvo la primer fila de cada grupo de datos, resaltada en un color distinto.

martes, febrero 05, 2013

Dos mil palabras

Recuerde esto, esto y luego siga…

El 10 de septiembre de 1971 la Ley 19230 congelo precios. La inflación de los cinco meses anteriores había sido 0.9%, 2.4%, 3.1%, 4.3% y 2.6%. En septiembre y octubre bajó a 0.9% y 1.0% respectivamente. En noviembre permitieron trasladar costos de insumos a precios. La inflación de los seis meses siguientes fue de 2.7%, 11.9%, 5.2%, 3.6%, 4.2% y 4.9%




No logro salir del asombro ¿Alguien leyó "El año del desierto" de Pedro Mairal? Bueno. Eso.

L



martes, enero 29, 2013

That's 90s show

El gráfico que ven a continuación muestra dos series de tipo de cambio real, es decir, la medición de la competitividad cambiaria que incorpora no sólo la evolución del peso argentino contra otras monedas (dólar, euro, real, etc) sino también la evolución de algún precio. Si los precios domésticos suben más que los internacionales, la serie baja, dando cuenta de una menor competitividad cambiaria.

La serie violeta es un tradicional tipo de cambio real multilateral que utiliza como precios al IPC de cada país. La azul, en cambio, utiliza como precio el salario de los trabajadores registrados. Los países considerados son Brasil, México, Uruguay, Gran Bretaña, EE.UU., Italia, Alemania, España, Francia y China*.
El gráfico dice muchas cosas, pero permítanme concentrarme en el tramo final. La competitividad cambiaria del salario registrado es menor que la de los últimos meses de la convertibilidad. Al respecto varias aclaraciones.

En primer lugar, el gráfico no considera los cambios en la productividad durante el periodo, que posiblemente compense parte de la caída, en particular durante el primer lustro cuando fue muy fuerte la recuperación del uso en la capacidad instalada. Pensando hacia adelante, sin embargo, no es obvio que logremos ganarle en competitividad a nuestros vecinos. No si no hacemos algo por realinear los incentivos hacia la mayor productividad como fuente de rentabilidad.

En segundo lugar está la dinámica. Si bien en el último semestre, de la mano de la mayor devaluación del peso oficial, se detuvo la apreciación del tipo de cambio real, por varias razones no hay nada sencillo en pasar de un régimen que permitió una apreciación anual promedio de algo más de 10% por año durante una década a uno que la detenga en seco y no sólo por sus implicancias sobre el crecimiento. La apreciación es la contracara del mayor consumo (en particular del último lustro cuando comenzaron a agotarse otras fuentes de crecimiento), de las tasas bajas y de la suba de los salarios reales (al menos los registrados). Detenerla implica un fuerte cambio no sólo de gestión sino también en la retórica, algo que lentamente parece comenzar a aparecer en los discursos oficiales.

En tercer lugar, la serie no incorpora el impacto que sobre la competitividad tienen los impuestos. Si bien, confieso, no tengo la información para otros países, es probable que el incremento de la presión impositiva sobre la actividad formal por varios frentes (la suba en las contribuciones sociales, el impacto sobre ganancias de la exposición de los balances a la inflación, los derechos de exportación, etc) deje a la serie en un nivel aún más bajo que el que se ve en el gráfico.

En cuarto lugar está el sesgo antiexportador. La respuesta más fuerte del gobierno a la apreciación fue el cierre de las importaciones lo cual actúa sobre el tipo de cambio real desdoblándolo en dos. El asociados a las importaciones sube (porque, visto desde el país es equivalente a una suba del salario internacional) pero el de los exportadores baja (porque encarece los insumos, y es equivalente a una suba del salario doméstico). Sorpresivamente “El modelo” dejo de ser uno de Tipo de Cambio real alto que favorecía las exportaciones a uno de tipo de cambio real bajo con un sesgo que las perjudica. Podríamos hacernos un festín con el archivo, pero aquí no nos gusta tirarle el archivo por la cabeza a la gente.

Hay muchas posibles salidas a la encrucijada en la que lentamente y sin que nadie nos haya obligado nos estamos metiendo, cada una con su riesgo asociado. Sin embargo, lamentablemente, (y siempre desde la humilde visión de este servidor) muchos pasos que ha dado el gobierno en el último año y medio no solo han sido en falso, sino que nos han dejado un poquito más acorralados.

Hermanos, oremos.

*en este último caso se usó el IPC, al no poder encontrar salarios.

viernes, enero 25, 2013

Dólares para todos y todas!

Les dejo una columna que salió en la edición de hoy de El Economista.

En el último año y medio, como respuesta a los crecientes desafíos macroeconómicos (en particular, la compra de dólares del sector privado y el drenaje cada vez más importante de divisas por el déficit energético), el gobierno avanzó con medidas que, por su impacto sobre el funcionamiento de la economía, se asemejaron a un cambio de régimen. Por un lado, se produjo el cierre de facto (arbitrario y desprolijo) de las importaciones. Por el otro, la prohibición de facto (pero rápidamente legalizada) a la compra de divisas para atesoramiento, giro de utilidades o pago de servicios. 

El endurecimiento de los controles no impidió frenar el drenaje de reservas, que terminaron 2012 USD 3.0 mil millones por debajo de los niveles de un año atrás. Pero en 2013 es esperable que el Central vuelva a mostrar una acumulación de divisas, por primera vez desde mediados de 2011, en un stock total que podría alcanzar los USD 47 mil millones. ¿Significa esto que la estrategia del cepo finalmente está dando resultados? Como siempre en economía, la pregunta elude respuesta sencillas.

El primer factor detrás de la reversión en la pérdida de reservas tiene nombre propio: Guillermo Moreno. Al llevar a la macro su regla micro ¨sólo se importa si se exporta¨ indujo, en un 2012 de sequía y mala cosecha, una contracción forzosa de las importaciones por una cifra que estimamos en USD 7.0 mil millones. Una suerte de ¨ajuste heterodoxo¨ y procícliclo equivalente al 7.5% del PBI industrial y al 1.2% del PBI total. Es esperable que esta “regla de Moreno¨, lejos de ser un comportamiento de excepción (como en 2008/9), se repita en 2013 apuntando a un target comercial similar al de este año (USD 12.6mm). Aunque el balance de dólares no mejoraría por este efecto, tampoco empeoraría.

Un segundo factor remite al balance de dólares privados que, fruto del reciente endurecimiento del cepo, se estabilizó en 2012 y posiblemente se torne positivo en 2013. Esta mejora esconde, sin embargo, un descenso en la acumulación de pasivos privados con el exterior (colocación de títulos, deuda con proveedores y casas matrices, inversión extranjera). Un daño colateral del cepo que contagia al sector privado el aislamiento financiero que hasta ahora caracterizaba al sector público. 

El balance público, por su parte, con menos vencimientos de deuda pública (incluyendo el no pago del cupón) implica también menos transferencias del Banco Central al Tesoro (el gobierno use sólo la mitad de los 8 mil millones presupuestados para 2013). El balance de dólares mejora, así, también por este frente.

Sin embargo, la foto de un Banco Central acumulando divisas colisiona con otros objetivos que compiten entre sí en el marco de una economía cerrada al financiamiento externo y ahogada por la escasez (en gran medida autoinfligida) de divisas. Un dólar menos en el central permitiría liberar importaciones para acelerar el crecimiento, relajar el cepo sobre minoristas para contener el inquieto dólar paralelo abrir (al menos selectivamente) el cepo sobre la remesa de utilidades para incentivar la inversión (incluyendo vía asociación con YPF) o incluso financiar a YPF para que Vaca Muerta de señales de vida. El stock final de reservas dependerá de  cómo priorice el gobierno todos estos objetivos contrapuestos. 

En definitiva, se plantea en 2013 una situación paradójica. Tras una década de desendeudamiento, y mientras los países de la región obtienen financiamiento de largo plazo con las menores tasas de su historia, y en uno de los escenarios globales de inédita liquidez para el mundo en desarrollo, el cepo cambiario obliga a rascar la olla de los dólares sojeros, postergando inversiones y, trabas de Moreno mediante, incluso producción, como si fuera un simulacro de crisis de balance de pagos.

martes, enero 22, 2013

Profundizar el modelo

Si bien existe cierto consenso sobre la inexistencia de una regla general de desarrollo para todo país en todo momento, también lo hay sobre los errores que no deben cometerse. Una de las lecciones de casi un siglo de economía del desarrollo es que no alcanza con forzar la transformación de la estructura productiva o crear un entorno amigable de rentabilidad a las firmas si no lográs, en el camino, que las empresas “aprendan a aprender”, es decir a generar y adoptar tecnología. El mundo está repleto de casos truncos de industrias infantes que, con los incentivos mal puestos, nunca lograron superar la lactancia.

Cuando premias (generas rentabilidad en) comportamientos estériles como aprovechar baches de regulación o directamente actividades ilegales como el contrabando, las firmas no solo derrochan tiempo y recursos valiosos y escasos sino que aprenden y adquieren vicios que no se van con el paso del tiempo. ¿Puede afirmarse seriamente que los incentivos de las firmas están hoy en la inversión en adopción tecnológica y mejora de la competitividad? ¿Qué es más rentable? ¿Invertir, digamos, tres años de dividendos en una mejora del 10% de tu productividad o negociar con tu comprador o vendedor internacional para subestimar el precio de venta o sobreestimar el de compra o charlarte a alguno de los que autorizan la liberación de dólares oficiales ?

Con el tiempo, los problemas de incentivos microeconómicos se acumulan y se convierten en una performance macroeconómica pobre, en la cual, si tuviera que arriesgarme, creo que ya hemos entrado. La economía en 2012 cambió de una forma mucho más radical que lo que pareciera insinuar la desaceleración de la actividad. Habiendo abandonado la zona de las tasas chinas hace ya casi un lustro (2003-2007), creo que debemos olvidarnos también de la menos milagrosa aunque nada despreciable zona de 4% de 2008-2011. El balance de premios y riesgos esta sesgado en contra del desarrollo y, lamentablemente, la macro ya comienza a reflejarlo y el país comienza a sentir con fuerza el impacto de largo plazo de medidas pensadas para obtener beneficios de corto, impacto que en muchos casos ya adquirió magnitud macroeconómica.

Para muestras, piense en la millonaria importación de combustibles, que de mil millones hace diez años pasó a USD 10mm, como correlato indeseable de una década de precios de petróleo pisados, o en el visible deterioro del sistema eléctrico o de transporte ferroviario, respuesta esperable a un esquema que combina tarifas bajas con subsidios y regulación corrupta. Podría mencionar también la caída de la producción ganadera o triguera y la aceleración de la sojización como residuo de los controles de precios y exportaciones o la fuga del peso como resultado de tasas de interés bajas, dólar planchado, emisión para financiar gasto e inflación del 25%, pero creo que el punto se entendió.
(click para agrandar)

La respuesta que en 2012 se dio a los crecientes desafíos macroeconómicos consistió en tres fuertes cambios que implicaron, por su impacto sobre el funcionamiento de la economía, el fin del “modelo” y no, como se insinuó durante la campaña electoral, en su profundización. Hubo, en primer lugar, un cierre de facto, arbitrario y desprolijo de las importaciones. En segundo, prohibición -primero de facto, luego parcialmente legalizada- arbitraria y desprolija a la compra de divisas para usos diversos como atesoramiento, el giro de utilidades o el pago de servicios. Finalmente, un manejo del BCRA que, reforma de la Carta Orgánica mediante, financia generosamente al tesoro. El nuevo combo tiene, para este humilde servidor, todo lo necesario para quitarle al modelo lo poco de virtuoso que le quedaba.

En primer lugar, hay un sesgo antiexportador cada vez más fuerte. La combinación de tipo de cambio real apreciado (aun con la mayor devaluación que freno su apreciación desde julio), retenciones del 5% a las exportaciones, trabas a la importación de insumos (que además de provocar represalias comerciales eleva los costos) o el encarecimiento (o desaparición) del financiamiento de exportaciones atenta contra una de las principales fuentes de demanda de la última década. Por ejemplo, aun con comercio regulado, la participación de autos argentinos en el mercado brasileño cayó del 11.3% del 2011 al 8.1% este año. El más bajo desde el 2009. Aun cuando las causas del desempeño exportador son debatibles, uno de cada tres pesos del crecimiento industrial se explica por la demanda externa, afectada por el nuevo combo. El giro en la política económica, más que una profundización del modelo, es su lisa y llana negación.

En segundo lugar, el fin de la convertibilidad del peso, en combinación con la regla de superávit comercial de Moreno crea una escasez artificial de dólares. El cepo cambiario contagia al sector privado el aislamiento que hasta ahora era básicamente público generando, como daño colateral, menor disponibilidad de dólares por la caída de la Inversión Extranjera directa o el financiamiento de proveedores y casas matrices o la “contabilidad creativa” en el comercio exterior (sobreestimando importaciones o subestimando exportaciones). En este contexto, un dólar menos de exportación (o uno más de importación de combustibles) es uno que no se importa en insumos o bienes de capital, o uno menos para YPF o para repagar deuda o acumular reservas. En un mundo con liquidez abundante y barata, en Argentina se ha convertido en un bien administrado a cuenta gotas.

Esto es particularmente relevante en el actual contexto de dominancia fiscal, en la que la política monetaria y cambiaria se ha convertido en un apéndice de la política fiscal. Tan sólo en 2012 el Central le transfirió al tesoro a través de distintos mecanismos (utilidades, adelantos transitorios, giro de reservas), la friolera de USD 20 mil millones, o sea 4.0% del PBI, 22% del gasto primario o seis veces el financiamiento anual de la AUH. Dirá la presidenta del Banco Central que esta es base creada endógenamente pero aquí no nos venden gato por liebre: no hay nada endógeno en financiar gasto con emisión en una economía sin movimiento de capitales.

Así, para entender porque el gobierno no se preocupa por la inflación sepa que hay una respuesta bien simple. No se preocupa porque el gobierno gana con la inflación. El tesoro se ha convertido en una potente aspiradora que absorbe recursos y devuelve devaluada base monetaria que la gente comienza a rechazar, entre otras cosas, pasándose al blue.

Sesgo antiexportador con apreciación del peso comercial, brecha cambiaria creciente, dominancia fiscal acelerando la tasa de emisión, rentabilidad desproporcionada en la informalidad y en actividades esteriles, sector público pujando por escasos recursos privados y reduciendo su capacidad de financiamiento. “Profundizar el modelo” prometieron en las elecciones y no mintieron, siempre que entendamos por ello hacer un pozo bien profundo y tirar el modelo adentro.

viernes, enero 11, 2013

Mil palabras

En los doce meses que siguieron al inicio de los controles de cambios, el dólar pasó de $ 4.0 a $ 5.0, y el paralelo de $ 4.0 a $ 7.0.


Por si lo agarre desprevenido, t en el gráfico es septiembre de 1970. 43 años después, lo hemos hecho de nuevo. Al menos nos queda el saborcito de las medialunas de la atalaya

jueves, diciembre 13, 2012

#Endemocracia

Va en cuatro partes el audio del programa de radio que compartimos hoy con Rodrigo Sbarra y Miguel Olivera en FM Patricios.

Parte 1
Parte 2
Parte 3
Parte 4

Gracias Santiago por la invitacion y a Matias por subirlo!

martes, diciembre 11, 2012

El aporte de la Cadena de Soja a la economía argentina

Estimados, el próximo martes 18 a las 17:30 voy a estar presentando el libro "El aporte de la Cadena de soja a la economía argentina" en la Bolsa de Cereales (Bouchard 454). 

El abstract dice algo así


"La historia de las últimas cuatro décadas en la actividad agroindustrial argentina fue de crecimiento exponencial. Es imposible entender este el crecimiento sin tener en consideración los importantes cambios cualitativos, que transformaron su estructura, su patrón tecnológico y su forma de organización. En el corazón de esta transformación cuantitativa y cualitativa se encuentra la cadena de valor de la soja. El objetivo de este trabajo es dar cuenta del aporte de esta cadena, poniendo énfasis en las transformaciones tecnoproductivas, en su contribución a la creación de riqueza nacional y en su potencial hacia el futuro."

Todos más que muy invitados!!

PD: Pueden descargar la versión digital del libro haciendo click acá

viernes, noviembre 30, 2012

Guillermo controla el chicken blue

Perlita para un viernes lluvioso. No sólo el dólar blue pasó de 4 a 6.5 en el último año. En el siguiente gráfico tienen las series de precios oficiales del pollo eviscerado mayorista (serie azul) y minorista (violeta) y la diferencia entre ambos (verde).

Moreno, compadre, lograste doblegar al mercado!!! Quienes te acusan injustamente de falsear las estadisticas no ven que no sólo redujiste la diferencia de 50% a 10% durante el año de la crisis del campo sino que, grande Guillote  desde 2010 los pusiste de rodillas y los llevaste a que pierdan $ 2.70 (37%) por cada kilo de pollo que venden.


Nunca menos

jueves, noviembre 29, 2012

Los años maravillosos

“La adolescencia es una enfermedad que se pasa con los años” recuerdo que me dijo una vez mi viejo tras alguno de mis bufidos durante los años púberes. “No entendés nada, papáaaaa” era frase de cabecera. ¿Y cómo iba a entender? ¿Qué tenían que ver lo que él había vivido treinta años antes conmigo? Ni siquiera tenían televisión a color. Mis problemas eran míos, únicos y distintos. Con el tiempo me daría cuenta de que efectivamente eran especiales, muy especiales…pero bastante comunes.

Algo similar pareciera pasar con el debate sobre la inflación en Argentina donde no aplicaría, por nuestra idiosincrasia, la experiencia acumulada durante (pido permiso para exagerar un poquito) siglos en el resto del mundo. Nuestros problemas son nuestros, únicos y distintos. Nada hay para aprender de un mundo – no sólo desarrollado sino, en particular, en desarrollo – que logró bajar la inflación bien por debajo de los dos dígitos sin sacrificar en el camino ni un milímetro de crecimiento.
(click para agrandar)

Una de nuestras particularidades sería que aquí, a diferencia del resto del mundo, la inflación es causada por la concentración. Las distintas variantes que explican este canal inflacionario giran alrededor de la idea de que los “formadores de precio”, oponiéndose a los deseos redistribuidores del gobierno, anula las mejoras en los salarios reales trasladando hacia adelante los aumentos de costos. Se da con ello inicio a un nuevo impulso nominal de los salarios cuando los trabajadores buscan recuperar terreno perdido y así sucesivamente. La concentración actúa, entonces, dando poder de mercado estos formadores de precio, sin la cual, entiendo, no podrían trasladar los incrementos de costos. 

Pero entonces, y abro aquí un interrogante e invito a cualquiera que quiera aceptar el desafío ¿Cuál es el comportamiento que uno debería observar en los datos para que esta hipótesis de las causas de la inflación sea cierta? Parto, al hacer esta pregunta, de la simple idea de que no tiene sentido plantear hipótesis que por definición no pueden ser evaluadas.  

Hago aquí un primer intento, solo como disparador. Si efectivamente la concentración generara inflación, entonces deberíamos ver una relación positiva entre el grado de concentración en un sector y su capacidad de trasladar aumentos de salarios hacia adelante ¿Coinciden? 

Permítanme mostrarles, a continuación, una serie de gráficos en el que cruzo ambas variables a partir de tres fuentes de información bastante desagregadas (a) El censo económico 2004/2005, de donde saco información sobre la concentración industrial, (b) el salario de los trabajadores registrados por sector y (c) los precios mayoristas de cada sector. Todos datos públicos, que  con un simple mail a Luciano.cohan@gmail.com puedo compartir ya procesados. En total, y según el periodo, hay información para un máximo de 120 sectores industriales. 

Defino, entonces, como medidas de concentración la cantidad de ventas de las primeras 4, 8 y 20  empresas como porcentaje del total y como medidas de poder de mercado el la relacion entre la variación de precio mayorista en y la suba de salarios. Parto el periodo en dos (2003-2007 y 2007-2011) para evitar las posibles distorsiones desde la intervención del INDEC. 

¿Cómo se ven los gráficos al cruzar ambas variables? En el eje Y la medida de concentración, en el eje X las de pass-through. Hagan click para agrandar



Lo que hay allí es, simplemente, una nube de puntos sin ninguna forma. Es decir, nada Concentración y traslado de costos parecieran, según las definiciones que utilicé, ser dos variables que no tienen nada que ver. 

“Pero” me dirán “estás metiendo sectores que no tienen nada que ver en la misma bolsa”. En algunos el salario tiene un peso central en la estructura de costos y otros es irrelevante. En el siguiente gráfico separó la muestra en dos a partir, justamente, del peso del costo salarial en la facturación total. Nuevamente, nada de nada. El traslado del costo salarial a precios y la concentración no muestran ningún tipo de correlación.


Pero hagamos otro ejercicio. En vez de partir la muestra en dos, corrijamos la medida de pass-trough para incorporar el hecho de que el salario no tiene el mismo peso en todos los sectores. Para ello (atenti), divido el pass-trough por la participación del salario en la venta total de cada sector*. ¿Qué vemos al hacer esto?


Nada. Como mucho una leve tendencia positiva de una línea de tendencia que ajusta a los puntos como máximo en un 5.7%. No encuentro, en ningún lado, que ambas variables tengan algo que ver.

En conclusión ¿Pretendo con este post demostrar que la teoría de la concentración como culpable de la inflación es falsa? En absoluto. Soy consciente de muchas fallas metodológicas en los ejercicios propuestos arriba, empezando por la utilización de simples gráficos de dispersión (en vez de algún análisis econométrico más serie) y el no controlar, por ejemplo, por el impacto de otros shocks de costos como el tipo de cambio nominal o el costo de los insumos.

El punto es otro. Si pretendemos que las hipótesis alternativas de la inflación dejen de ser simples cuentos bien contados que parecen ciertos y suenan consistentes creo que deberíamos ponernos los pantalones largos. Algo de data hay. Ofrezco sinapsis neuronales y procesamiento de la PC a quien esté dispuesto a levantar el guante ¿Cuál es el comportamiento que uno debería observar en los datos para que esta hipótesis de las causas de la inflación sea cierta? ¿Cómo lo medimos?

Atentamente

Luciano

*Eliminé de la serie algunos outliers que por tener un ratio salario / facturación muy bajo dan índices de traslado muy grandes.

viernes, noviembre 23, 2012

El gambito de 2012

Comparto una columna publicada hoy en el semanario El Economista

El gambito de 2012

El gambito es una arriesgada apertura del ajedrez. A partir del sacrificio de alguna pieza (desde un peón hasta la propia reina) el jugador busca conseguir algún tipo de ventaja futura (material, de tiempo, de posición). Se entrega algo ahora con la expectativa de que, si el juego avanza en el sentido esperado, se estará más cerca del objetivo de mate. El riesgo, obviamente, es quedarse sin el pan y sin la torta. Un sacrificio inútil e improductivo.

Llevando la analogía al terreno economía, 2012 se asemeja a un peón que acaba de ser entregado: aun con el leve repunte esperado para el último trimestre, el crecimiento del año posiblemente no supere el 1.2%, tras una abrupta desaceleración reflejada incluso en las estadísticas oficiales, que por la sobreestimación del año pasado resultó más intensa que las de diversos cálculos privados, desde 8.9% en septiembre de 2011 a 0.1% en 2012. Con este resultado, el país tendría el menor crecimiento en toda América Latina (la proyección de consenso es de 1.5% para Brasil, 3.8% para México, 4.5% para Colombia, 5.5% para Chile o 6.0% para Perú entre otros).

¿Por qué hablar de un sacrificio de 2012? En un nuevo ejemplo del tradicional sesgo procíclico en el manejo de la economía, durante el año las principales herramientas macroeconómicas tuvieron un claro tinte contractivo.

El caso más evidente es el de la política fiscal. Con los ingresos tributarios afectados por la menor actividad y la pobre campaña agrícola (la recaudación de los primeros diez meses del año fue, en términos reales, igual a la del año anterior) el gobierno avanzó en un sensible ajuste fiscal, con un nivel de gasto en franca desaceleración que en el tercer trimestre mostró un crecimiento real negativo por primera vez desde la salida de la convertibilidad.

La composición del recorte es elocuente: el ajuste fue tercerizado, transfiriendo el costo político a los gobiernos subnacionales. La contracción del gasto se concentra en transferencias a las provincias (que crecieron tan solo 18% nominal en el trimestre) y en gasto en capital (+6% nominal). El gasto corriente, en tanto, crece al 34%, y el gasto excluyendo transferencias a provincias, 33%.

El sesgo procíclico se ve también en la política comercial: la regla de superávit comercial de Moreno, implícitamente explicitada a comienzo de año y convalidada con el paso de los meses, tiene la característica de amplificar los ciclos. En un año de malas exportaciones como 2012, el menor influjo de dólares se convierte, a través de Moreno, en una caída de importaciones y desde allí en menor actividad. Un stop and go inducido por la política económica.

Asimismo y paradójicamente, siendo que el cepo cambiario y la reforma de la Carta Orgánica aumentan la potencia y discrecionalidad del Banco Central, la situación monetaria (y cambiaria) tuvo también un sesgo contractivo durante el año, aún en un contexto de fuerte emisión. La liquidez en los bancos descendió hasta ubicarse en su mínimo en años (de la mano de la desbancarización de la economía), el financiamiento se ha encarecido o incluso desaparecido (como la prefinanciación en dólares del comercio exterior) y el tipo de cambio real, aun con la aceleración del ritmo de devaluación del último trimestre, se encuentra un escalón por debajo de los niveles de 2011.

Asimismo, los intentos de forzar la pesificación contractual de la economía han tenido, al menos durante la transición, un efecto contractivo sobre el nivel de actividad al reducir las alternativas contractuales, como refleja de la manera más cruda la actividad inmobiliaria y, con ella, la construcción.

¿Cambiará esto en 2013? Los factores autónomos que hace algunos meses permitían prever una rápida recuperación de la actividad el año próximo, si bien se mantienen, comienzan a atenuarse (la supercosecha agrícola, el precio de las commodities, el crecimiento global y en particular el de Brasil, la situación financiera internacional) y no hay demasiadas razones para esperar un repunte fuerte del consumo y la inversión privada. La política económica deberá jugar, en este contexto, un rol fundamental.

El riesgo, sin embargo, es que el gambito quede a mitad de camino y el sacrificio de 2012 resulte improductivo. Los fuertes desequilibrios monetarios acumulados durante este año ponen un límite a la capacidad de utilizar las herramientas del Banco Central en 2013, la aceleración inflacionaria jaquea el uso del tipo de cambio para política anticíclica. Los excesos fiscales del pasado, la permanente postergación de decisiones impopulares - como el ajuste en las tarifas o subsidios – y la autoimpuesta autarquía financiera reducen el margen de maniobra para el año próximo. El paso de los meses dirá también si Moreno mantiene su regla comercial en caso de que las exportaciones no alcancen el dinamismo esperado, por ejemplo, por una caída en los términos de intercambio desde su máximo histórico en octubre de este año.

¿Logrará el gobierno en 2013 corregir la acumulación de desequilibrios macroeconómicos mientras contribuye a la reactivación económica? Hacerlo requiere un nivel de destreza en la gestión que excede a la simple sintonía fina.

miércoles, noviembre 21, 2012

Seis y contando

Tres días antes del post mas leido en la historia de ESC el blog cumplía seis años. Arrancando cuando teniamos tiernos 24 añitos, en el próximo ya no podremos presumir de sub-30! Pucha, cuanto ha pasado desde aquel post y a aquellos sms en los que pedia a amigos y familiares que visitaran el blog.

Y así seguimos, Gene tomando envión desde enero!!! para mandarse un post de la hostia, yo sosteniendo los trapos como puedo!

Gracias por seguir pasando por acá

lunes, noviembre 19, 2012

Lo esencial es bien visible a los ojos

Mientras vemos como la inflación se acelera nuevamente aún en un contexto recesivo, resurgen los debates sobre las causas, consecuencias y/o posibles soluciones del proceso sistemático de desvalorización de la moneda. En el medio del barullo ensordecedor oímos que la inflación es causada por la emisión o el gasto público, por excesos de demanda o falta de inversión, por la puja distributiva o el comportamiento de los formadores de precios, por la devaluación o por las expectativas, entre otras.

No es el objetivo de este humilde blog, y mucho menos con este más humilde post, ordenar este debate sino, simplemente, hacer una simple propuesta metodológica: recurramos menos a la prosa y más a los datos.

Es común oír en el fragor del debate inflacionario, por ejemplo, que no hay relación entre la cantidad de dinero (que muchas veces suele confundirse con “la emisión”) y la variación del nivel de precios. Apresurándose a tildar de ortodoxia monetarista a quien ose afirmar lo contrario, el debate pareciera ser entre quienes creen que es la emisión (los ortodoxos) y quienes creen que son otras cosas (la heterodoxia)…

Pero pucha, resulta que la existencia de una relación entre cantidad de dinero y el nivel de precios es uno de los hechos mejor registrados por varios siglos de investigación económica, en particular en aquellos países con inflación de mediana y elevada intensidad. Permítanme mostrarle tan sólo cuatro ejemplos. En las siguientes animaciones verán la relación entre el cambio en la cantidad de dinero (m2) y el nivel de precios para Argentina (1947-2012), Brasil (1980-2010), Turquía (1985-2010) y México (1985-2010). Cada punto es el cambio mensual promedio. Comienza mostrando el cambio en un solo mes y termina con la variación promedio para un periodo de 120 meses. Hago el recorte en 10% de variación mensual, aunque en algunos casos llega a ser mucho más que eso.

[Denles un rato para cargar que son pesados]

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Básicamente lo que se está viendo en las cuatro animaciones (y créanme que el proceso es igual para cualquier país que se tome) es como la relación, que comienza siendo una nube de puntos sin ninguna forma, tiende a tomar un patrón a medida que pasa el tiempo (para una muestra más técnica de lo mismo ver acá). De esta manera, y permítanme insistir en esto (y pecar en el camino de una soberbia infinita): hay muy, pero muy, pero muy pocas dudas de la existencia de una relación entre ambas variables. No es, a esta altura de la humanidad, algo que genere demasiadas dudas.

Ahora bien, la existencia de esa relación no es lo que diferencia a ortodoxia de heterodoxia. Afirmar que no existe relación entre cantidad de dinero y precios es el equivalente económico de negar alguna relación entre la masa de dos cuerpos, la distancia y la intensidad de la atracción gravitatoria. Los físicos podrán discutir de donde sale la gravedad, pero nadie duda de que los cuerpos se atraen.

Las diferencias surgen de las distintas explicaciones que se tienen para el fenómeno. Hay eternos debates sobre cuál es la forma correcta de medir el dinero y los precios, sobre la estabilidad de la relación, sobre los mecanismos de trasmisión entre los movimientos de ambas variables y su relación con otras variables como tasas de interés, actividad, tipo de cambio, salarios, entre muchas otras y, sobre todo, si el sentido de la causalidad va del dinero a la inflación o si la inflación lleva a la creación dinero. El debate es apasionante, inacabable e involucra a alguna de las mejores mentes que dio la disciplina económica.

Y sin embargo, en el barullo ensordecedor, pareciera que todo es lo mismo. Mucho más relevante que distinguir entre ortodoxos y heterodoxos es hacerlo entre quienes se toman los datos en serio y, pardon my french, los charlatanes que creen que solo alcanza con escribir frases que suenen coherentes para que sean ciertas.

Lo esencial es bien visible a los ojos: apéndice estadístico

Acceso a las animaciones individuales 



























martes, noviembre 06, 2012

Uno más

Me dirán, desde un altar de autoridad moral, que es porque tengo odio, por egoísta, porque me molesta la Asignación Universal y ver como los pobres suben la escalera social y se me acercan. Que quiero frenar el proceso de desarrollo con integración y distribución que transformó la estructura productiva del país. Me llamarán funcional a la derecha, facho, pro dictadura, infame. Dirán que respondo a alguno del mapa de los malos, que quiero interrumpir los juicios a represores. Que es porque tengo plata, que pienso en Miami y que, oligarca, quiero mantener mis privilegios y disfrutar de mi renta. Dirán que no puedo ver la realidad, que Clarin me la oculta y me manipula, que soy un golpista no dispuesto a tolerar la voluntad del pueblo, que democracia es bancármela si algo me disgusta y que solo tengo las urnas para quejarme y que mientras tanto me tengo que callar, o armar un partido. Me acusarán de antipatriota y de hacer campaña antiargentina o de librepensador.

Y todo ese juicio sobre mi lo harán sin saber quién soy, sin conocer mis principios ni de dónde vengo. Juzgan mi integridad sin saber a que aspiro, ni el esfuerzo que hago para estar donde estoy o para llegar adonde quiero llegar. No importa si soy laburador, si pago mis impuestos o si soy generoso, buen padre, hijo, esposo o amigo, si soy honesto, si me preocupo por los demás o si quiero a mi país. Nada de eso importa, todo es de segundo orden frente al hecho de que no soy parte. Si no quiero “ser orgánico” es suficiente para meterme en la bolsa de bosta.

Y luego me recordarán la crisis de 2001 y me hablarán del crecimiento a tasas chinas y del desendeudamiento, la renegociación de la deuda y el pago al FMI, de la nacionalización de las AFJPs, Aerolineas y AySA, de la soberanía hidrocarburífera y la estatización de YPF, de las notebooks, de la AUH, de la moratoria previsional, la negociación colectiva y la suba del salario mínimo y del salario real, de la caída del desempleo, la informalidad, la pobreza y la indigencia, del gasto en salud y educación, de la obra pública y la infraestructura, de la inversión y la reindustrialización, de la matriz productiva, de las exportaciones y su no primarización, la sustitución de importaciones y el consumo interno, del tipo de cambio real alto y del superávit fiscal, de las retenciones, de la reforma de carta orgánica del BCRA, de las reservas y de pesificar el pensamiento, del matrimonio gay y, claro, de la ley de medios, de los juicios a los dictadores y sus secuaces, del regreso de la política, del entusiasmo de los jóvenes, de la pluralidad de voces, de la integración sudamericana y Venezuela en el MERCOSUR…

“Aja” les contestaré “vení, charlemos una por una mejor”. Algunas me gustan mucho, otras poquito, otras nada y otras me parecen simplemente mentira. No tengo ningún problema en festejar las que comparto y debatir las que me disgustan…sin embargo no, no tiene nada que ver con eso.

Es por la inflación más alta del mundo, por los cincuenta y un muertos de once, por querer culpar al perejil que manejaba y por el despido con aplausos del funcionario responsable, porque destruyeron el INDEC y las estadísticas públicas, porque mienten la inflación, por el juicio penal a las consultoras, por mentir el crecimiento y dibujar la encuesta permanente de hogares, por la inconvertibilidad del peso y por saber que en el medio del cepo cambiario hay algunos amigotes que se están haciendo un festín, por bastardear lo que queda del MERCOSUR, por las trabas caprichosas y arbitrarias a las importaciones, porque el capricho llevó a que falten hasta pañales, remedios oncológicos o material quirúrgico, por la maquinara de propaganda estatal, la pauta oficial y el avance sobre los medios bajo pretexto de la “teoría de los dos demonios mediática”, por 678 que pagamos todos, por la cooptación y privatización del estado por el partido que gobierna, por el nuevo prólogo del Nunca Más, por esos Qom, Ferreyras e indoamericanos que se le escapan al relato, por la utilización de la AFIP para acallar opositores, por el abuso de las cadenas nacionales y los escraches a los Tosellis de este mundo que ya no se animan a hablar en público por miedo a represalias, por la persecución a Graciela Bevacqua, por la Campora privatizando las políticas sociales, las colectas de campaña “voluntarias” entre los empleados de las administración pública y los camporitas en las escuelas primarias, por Ciccone y la maldita impunidad de un vicepresidente corrupto que se llevó puesto un juez, un fiscal y al Procurador de la Nación, por los Daniel Reposo, las Beatriz "no hay fuga de capitales. De eso no se habla" Paglieri y los Guillermo “acá no se vota” Moreno, por bastardear el acto electoral adelantando elecciones, con candidaturas testimoniales o el oportunismo del voto a los 16, por la ley antiterrorista, la bolsa de Felisa, por Skanska, los sueños compartidos de Schoklender, los feedlots de Echegaray, por la complicidad K en el vaciamiento de YPF que no se borra con el relato emancipador de la estatización, por la política energética y de transporte y el derroche en subsidios y los viajecitos de Jaime y por esos diez años de crecimiento que no logran evitar que los trenes descarrilen y choquen o que al menos uno de cada dos chicos termine la secundaria, por los terrenos de Calafate fiscalizado por la hija de Alicia, por esos plazos fijos en dólares que les dieron 12% de interés, por la modificación tributaría entre gallos y medianoche para evitar que los deudos de Nestor Kirchner paguen impuesto a la herencia, por la valija de Antonini y las de Southern Winds, por los fondos de Santa Cruz, por esos tres asesinados en la ruta de la efedrina que financiaron la campaña, por el “blanqueo/lavado” de 2008, por los “Vamos por todo, por todo!”, Por la connivencia con la delincuencia organizada del futbol que financiamos entre todos, por las salidas culturales de Vazquez a dos días de haber sido condenado por prender fuego a su esposa…

No sé si son validas o suficientes, mucho menos si tengo razón. Sólo sé que, aún si fuera el único que lo creyera, la misma Constitución que legitima al gobierno protege mi derecho a expresar mi disconformidad frente a las autoridades. De eso se trata una República y de eso se trata la Democracia

Atte
L

lunes, octubre 29, 2012

Y el ganador es....?

En 2012, en el contexto del "cepo-que-no-existe-pero-que-los-hay-los-hay" las firmas de capital extranjero tuvieron totalmente bloqueado el giro de utilidades y dividendos. El quiebre en la serie es evidente. En los seis meses entre enero y junio, el Banco Central nos cuenta que se autorizaron tan sólo USD 48 millones en concepto de utilidades y dividendos, comparados con los USD 2.5 mil millones del semestre previo o los USD 2.0 mil millones de igual periodo del año anterior.



Sin embargo, es interesante que la prohibición no haya sido total sino que se hayan girado USD 48 millones. Algunos privilegiados lograron quebrar el cepo-que-no-existe-pero-que-los-hay-los-hay y hacerse de dolares al tipo de cambio oficial, inaccesible para el 98% restante. La composición de estas utilidades y dividendos giradas es elocuente:



Una o varias firmas del sector de entidades financieras y cambiarias fueron autorizadas en marzo a comprar USD 31 millones para girar en concepto de utilidades. ¿Alguien sabe cuales o, mas importante, que criterio se utilizó para autorizar esos USD 31 millones y rechazar los otros USD 2/2.5 mil millones?

Luciano



lunes, octubre 22, 2012

El milagro latinoamericano del Tigre Argentino

“El público se renueva” decía Mirta, y pretende este post ser una prueba empírica de esa afirmación. Hace algunos años, cuando quienes escribíamos este blog estábamos más cerca del sub-25 que del sub-30, publiqué este post buscando medir el impacto del viento de cola en la performance exportadora industrial de Argentina. Con cinco años más de datos, pruebo de nuevo con un remake.

Las exportaciones industriales argentinas crecieron*, desde la salida de la convertibilidad y hasta 2011, un nada despreciable 10% por año (o 190% acumulado). Podríamos debatir cuánto de esto se explica por la mejora en los precios (mucho) o si hay un quiebre de tendencia respecto a la década anterior (no lo hay) pero no es el objeto de este post destejer relatos o entrar en comparaciones odiosas sino tratar de entender cómo lo logramos y, a partir de allí, pensar cómo sostenerlo en el tiempo. 

Ahora bien ¿Cuánto de este crecimiento puede atribuirse a factores locales y a globales?

El primer paso es tratar de medir, de alguna manera, la intensidad del impulso global. Para eso, construí un índice de crecimiento de los mercados receptores de nuestras exportaciones industriales. La metodología es simple. Se mide la importancia de cada país en las exportaciones industriales y con ello se pondera el crecimiento de las importaciones de cada país desde todo el mundo, lo cual nos permite incorporar el hecho de que no todos los países comparten los mismos socios comerciales.


Así, por ejemplo, para Argentina es más importante el crecimiento del mercado de Brasil (que representa 40% de las exportaciones industriales) que el de EE.UU. (que representa el 14%), mientras que las exportaciones de Brasil, Chile o Colombia dependen más del mercado norteamericano (35%, 21% y 25% respectivamente). De la misma forma, por ejemplo, menos importante es para la región el crecimiento de las importaciones industriales chinas (que son un factor fundamental para Australia, Japón o Korea). El índice resultante para diez países de América Latina, considerando las exportaciones a casi cien países,  se presenta en el siguiente gráfico

El gráfico es bastante elocuente. Argentina fue el país de Latinoamérica con mayor crecimiento en el mercado de sus socios comerciales. Tomando como referencia el año 2000 (las conclusiones generales no cambian de cambiar el año base) los mercados de los socios industriales argentinos crecieron un 250%, por arriba del ecuatoriano (230%), venezolano (210%), colombiano (290%), paraguayo (235%), peruano (230%), chileno y brasilero (230%), boliviano (225%) y mexicano (160). Esto se explica, principalmente, por la mayor importancia de los destinos latinoamericanos, de rápido crecimiento, en nuestra canasta exportadora. Así, por ejemplo, mientras entre 2000 y 2011 las importaciones industriales de Brasil, Chile, Perú o Colombia crecieron 290%, 310%, 370% o 330% respectivamente (o 180% las Argentinas), las de EE.UU., Japón (importante para Chile), Italia o Alemania lo hicieron al 50%, 85%, 100% o 130% respectivamente.

Dicho esto ¿Cómo se comparan nuestras exportaciones industriales con el crecimiento de nuestros socios?

Hasta 2007, como se ve en el siguiente gráfico, nuestras exportaciones industriales crecieron en línea con los mercados receptores (99% y 108%, o 10% y 11% anual respectivamente). Sin embargo, desde entonces, y a pesar de que Argentina mantuvo el ritmo de crecimiento en 10%, las tendencias divergen, con los socios creciendo 14%. En el acumulado, mientras nuestras exportaciones crecieron un 10% anual, los mercados receptores lo hicieron a un 12%.


La misma información puede presentarse de otra manera. Si llamamos “Viento de cola” al crecimiento de los socios, podemos llamar “efecto local” a la diferencia entre ese valor y lo que realmente sucedió. Es decir, por ejemplo, que si las compras de nuestros socios crecieron 100% y nuestras ventas a ellos 150% hay un 50% que puede asociarse a factores locales.

Esta presentación se muestra en el siguiente gráfico, para Argentina por año desde el 2000 y para América Latina como un promedio de 2009-2011. El país estuvo sistemáticamente, desde 2007, perdiendo terreno en sus mercados de influencia. La comparación regional tampoco es mucho mejor. Si bien no estamos en la zona de descenso directo de Bolivia y Venezuela (cuya tragedia productiva merece un post aparte) peleamos la promoción con Colombia. Solo para ponerlo en magnitudes económicas, si Argentina hubiese tenido un efecto local equivalente al de Chile o Ecuador, las exportaciones industriales habrían ascendido a USD 32mm, o USD 9mm más que las registradas, cifra que equivale al total de importaciones de combustibles de los últimos doce meses.





En conclusión (y casi copia textual de la de hace cuatro años) no sólo desde la salida de la convertibilidad el crecimiento de las exportaciones industriales, que impulsaron gran parte del crecimiento de la última década, se explican casi exclusivamente por el crecimiento del mercado mundial, sino que desde hace un lustro ni siquiera logramos mantener nuestra participación.

En definitiva, si las conclusiones que se extraen de este análisis son correctas, más allá de contribuir a repensar los factores del crecimiento de la posconvertibilidad (siempre es tentador subirse al ring contra “el relato”), explicitan un serio desafío para los próximos años. Argentina no contará, en el futuro cercano, con muchos de los factores que ayudaron durante la última década. Si no logramos mejorar nuestra posición relativa con tipo de cambio real alto, energía barata y abundante, capacidad ociosa, financiamiento a tasas negativas y subsidios ¿Cómo logrará el país mantener el crecimiento de la demanda de sus productos industriales? ¿Qué esperar para los próximos años cuando, muy posiblemente, la demanda global deje de darnos tan buenas noticias?

Con la pregunta abierta (y dejando la bola picando para un segundo post) invito al debate en los comentarios.

Atentisimamente
Luciano

*Donde llamamos "exportaciones industriales" a los códigos 16 a 36 del CIIU excluyendo derivados del petroleo, metales preciosos y biocombustbles lo cual corrige la distorsión de la confusamente llamadas "Manufacturas de Origen Industrial"