martes, agosto 30, 2011

El sutil encanto de ser 'Sally' Sorowitsch

Debo admitirlo. Realmente no había entendido nada esta nota del prof. Iván Werning en el siempre solidario y abierto Foco Económico sobre (lo que él denomina) impuesto inflacionario. Como además de ignorante, soy un tanto copión, la nota que sigue es una burda reescritura de la respuesta que el decano de la BEA me dio cuando le consulte sobre este tema (a quien hacemos responsable de todo lo incorrecto que se diga a continuación).

Empecemos por el principio.

La mayor parte de los Estados del mundo emiten una moneda de circulación obligatoria dentro de su territorio, y solo por el derecho de monopolizar la emisión de esta moneda, se apoderan de “cosas físicas” que produce el sector privado. Por si no lo habían notado, emitir billetes de curso legal (y de los otros también) es un negocio altamente redituable.

Existen por lo menos cuatro forma de identificar las fuentes de apropiación de recursos por parte del Estado, generalmente a través del Banco Central y su capacidad de emitir dinero fiduciario que no paga interés (la fuente obvia de lo que sigue es Buiter (2007)), y suele existir cierta confusión sobre las diferentes formas de medirlo.

La primera de estas fuentes se denomina “Señoreaje”, y se deriva del hecho que los billetes que emite el BCRA tienen un valor nominal superior a su costo de producción: producir un billete de $100 cuesta, evidentemente, menos de $100. La diferencia es ganancia del emisor. Como muestra el gráfico que sigue, el “Señoreaje” (variación anual en la Base Monetaria) genera en la actualidad ingresos equivalentes a 2,5% del PIB:
La segunda de las fuentes de ingresos, es lo que comúnmente se conoce como “Ingreso del Banco Central” y que Werning (un tanto provocativamente) identifica como “Impuesto Inflacionario”. La idea es que poseer dinero en efectivo genera un costo de oportunidad al tenedor, costo que es aproximado con la tasa de interés. Notemos que existe una “apropiación” del BCRA en el sentido que si no tuviese el monopolio en la oferta de dinero y tuviese que hacerse de fondos equivalentes debería pagar un costo, es decir, la tasa de interés*. Esta fuente de ingreso (Base Monetaria de un año atrás por la tasa de interés) ha sido creciente hasta fines de 2009, con un máximo de 1,2% del PIB para estabilizarse cerca de 0,7% en la actualidad:
La tercera que podemos contabilizar es conocida para todos los que hayamos cursado macro con el profesor Heymann: la inflación genera una pérdida en el poder de compra del dinero. Dado que el Banco Central no se expone a esa pérdida, tiene una ganancia. Esto es lo que entendemos caracteriza realmente al “Impuesto Inflacionario” y lo que tanta confusión nos generaba en la nota de Wierning. Según el IPC-CqP, la recaudación por “Impuesto Inflacionario” (Base Monetaria de un año atrás por la tasa de inflación) esta en el orden de 1,5% del producto:
Estrictamente, y al menos de manera directa, solo el Impuesto Inflacionario se vincula con la dinámica nominal de la economía, ya que las otras fuentes de ingresos pueden existir en entorno de nula inflación.

Finalmente, queda el resultado operativo del Banco Central (ó resultado cuasi-fiscal) como la última fuente de extracción de recursos fruto del monopolio en la emisión de billetes. Esto se deduce de observar que inter-temporalmente, las ganancias de un Banco Central se deducen de este monopolio, por lo que todo lo que gana, al final del día, surge de imprimir billetes. Notemos que este resultado tuvo un pico en 2009 por la política cambiaria del período anterior, pero suele oscilar entre el 0,5% y el 1% del PIB:
Las cuatro formas hasta aquí descriptas no deben sumarse ya que en gran parte se vinculan entre sí y sus diferencias responden a diferentes posturas teóricas (o diferentes focos de interés). Poniendo las cuatro descripciones juntas lo que se obtiene se muestra a continuación:
Donde se observa que en términos acumulados desde 2004, la mayor fuente de extracción de recursos provino del “Señoreaje”. Esta fuente de ingresos puede o bien provenir de una política monetaria sobre-expansiva que empuja la oferta de Pesos o por el contrario, por la propia dinámica de crecimiento de la economía que empuja la demanda nominal de Pesos. Parece materia de otro post, pero la segunda opción me suena más atractiva.

En segundo lugar se ubica el “Impuesto Inflacionario” como fuente de recursos y es el que deja el interrogante abierto: en finanzas públicas, existe una famosa curva que señala que existe un máximo para la tasa que el Gobierno debe imponer sobre un determinado bien si quiere maximizar sus ingresos, ya que a partir de ese máximo, el aumento en la tasa imponible deprime la demanda y por lo tanto, baja los ingresos del Estado. El interrogante entonces sería, ¿cuál es, si es que existe, la tasa de inflación máxima a partir de la cual la demanda de pesos cae?.

Dejando este punto abierto a debate, los saludo atentamente,

Genérico.

* Estrictamente, la tasa de interés debería ser una tasa libre de riesgo en moneda doméstica emitida por algún agente institucional distinto del Banco Central. Suponemos que en EEUU, esa tasa es la del Tesoro. En ARG no existe un equivalente, por lo que copiamos a Wierning quién usa la pasiva que pagan los bancos, asumiendo que ese sería el costo que debería pagar el BCRA si quisiera obtener fondos del sector privado.

martes, agosto 16, 2011

Progresismo financiero

Una de las virtudes que suele atribuirse al periodo K es el haber mejorado la distribución del ingreso personal. Si bien desde hace algunos años, intervención del INDEC mediante, es difícil sostenerlo con datos duros, lo cierto es que hay una “sensación” de que la distribución habría mejorado, con una tendencia que invita a ser optimista.

Pero, más allá de este debate, menos claro es que esta redistribución del ingreso haya afectado positivamente la distribución de la riqueza. Lo primero nos habla de como se reparte lo producido durante algún periodo de tiempo, y lo segundo quien es el dueño del stock, de los medios de producción. A largo plazo, el proceso es sostenible sólo si la mejora en lo primero también se traduce en una en lo segundo

¿Pero cómo puede ser esto posible? ¿Cómo puede convivir un modelo que distribuye más progresivamente los ingresos con uno que redistribuye regresivamente la riqueza?

La clave de este escenario se encuentra en el sistema financiero (SF). En contraste (o en complemento) con la impresión que suele existir sobre el SF, asociada a grupos de elevado poder adquisitivo que especulan para convertir dinero en más dinero, el SF cumple un rol esencial como dinamizador de la actividad económica y como mecanismo de progreso social. Es complicado, en la actual coyuntura financiera, escribir un post sobre las virtudes de un SF desarrollado, sin embargo, haré el intento.

El SF argentino, marcado a fuego por décadas de sucesivas crisis económicas y financieras, períodos de elevada y prolongada inflación, eventos de masiva rotura y redefinición de contratos, más recientemente, por la inflación o por hechos como la estatización de las AFJPs, no logró logra atravesar las etapas más embrionarias de desarrollo e incluso está desde hace algunos años en retirada. La suma del crédito bancario y de la capitalización de bonos y acciones se ubicaba, antes de la explosión de la crisis subprime, alrededor del 75% del PBI y en el entorno del 50% desde entonces. No hace falta irse muy lejos para encontrar casos de mayor desarrollo que el local, tan cerca como en Brasil o Chile estos valores eran de 260% y 240% respectivamente, y hoy oscilan en unas 2 veces el valor del Producto Bruto Interno.
Ahora bien ¿Cuáles son los principales problemas que genera este enanismo financiero?

En primer lugar, condiciona las posibilidades de inversión. Un sistema bancario subdesarrollado falla en su principal tarea de transformar depósitos de corto plazo en crédito a la inversión de largo. La opción de invertir queda así limitada tan solo a aquellos que tienen capital propio. No son ni Techint, ni Coca-Cola ni el grupo Roggio los que dejan pasar sus oportunidades de inversión, sino las PyMEs o los pequeños emprendedores. En el proceso de achicarse el sistema va dejando fuera a quienes dan menos garantías de repago, es decir a las firmas más pequeñas y a las más riesgosas (que por esto mismo muchas veces también son las más rentables.

Esto es también un problema desde el punto de vista macroeconómico y de las perspectivas de largo plazo. La inversión depende crucialmente de la capacidad de financiamiento propio, lo cual genera una paradoja de difícil solución: Queremos que que la gente más pobre aumente sus ingresos para que consuma y mejore su calidad de vida, pero necesitamos al mismo tiempo que el rico gane plata para que invierta y, acumulación de activos mediante, permita el apuntalamiento del crecimiento.

Esta paradoja, conocida por la disciplina económica al menos desde hace un siglo, sólo puede ser quebrada con un sistema financiero desarrollado que permita que las inversiones que efectivamente se realicen se definan por ser buenas ideas y no por ser ideas de tipos con plata.
Lamentablemente, el pasado reciente de Argentina no nos deja mucho margen para ser muy optimistas. No sólo el sistema bancario y la capacidad prestable total está franco retroceso, sino que el crédito tiene cada vez menos destino la financiación de algún tipo de acumulación de capital (sea comercial o hipotecario) y más de consumo de corto plazo. Así, el proceso inversor de la economía logra mantenerse simplemente porque, a diferencia de lo que suele creerse, el consumo creció sistemáticamente por debajo del PBI con su contracara en un ahorro que, rentabilidades históricamente altas mediante, se concentraba en las firmas que podían así invertir.


Ahora bien, como tantas veces, esto es tan sólo la mitad de la historia. La otra cara del SF, está en las personas que ahorran. Un SF desarrollado es el canal a través del cual el ahorrista, tenga el nivel de ingresos que tenga, pueda transformar sus ingresos actuales en ingreso futuros distribuyendo en el tiempo su perfil de consumo. Sin este mecanismo, o alguno equivalente, el ahorro de hoy simplemente pierde valor y desaparece con el paso del tiempo, por lo que la única respuesta inteligente ante este escenario es gastar hoy en bienes de forma de preservar de algún modo el valor actual del ahorro.

La particularidad que vuelve regresivo el subdesarrollo es, simplemente, que las opciones de ahorro son menores a menor nivel de recursos. Un sistema financiero pequeño limita las opciones de ahorro y las alternativas para protegerse de la erosión inflacionaria. “¿Qué hago con la plata?” es una frase típica en contextos de subdesarrollo financiero y tasas de interés reales negativas como el de Argentina de hoy, y a menor nivel de recursos más reducida es la cantidad de opciones.

El rico, con mayor acceso a la información accede a instrumentos de inversión más sofisticados o puede, incluso estar cerca del inversor real (como en el caso de los pools inmobiliarios o de siembra). Hacia abajo en la pirámide de ingresos, sin embargo, las opciones se van acotando y, como decía ELY acá, terminan en opciones con retornos fuertemente negativos como los bienes de consumo durables (LCD, línea blanca, autos) o directamente consumo no durable.

El decir, cuanto más pobre no sólo disminuye la capacidad de ahorrar mes a mes sino que el propio subdesarrollo del sistema financiero coarta la posibilidad de que ese ahorro corriente se transforme en acumulación de capital que es, en definitiva, la única forma de cambiar permanentemente la condición de vida de las familias.

Entonces, en conclusión, revertir la tendencia actual del SF es clave si pretendemos apuntalar la última década de crecimiento en un proceso virtuoso de desarrollo. Caso contrario, la mejor distribución del ingreso podrá tranquilamente convivir con una distribución regresiva de la riqueza. La razón es bastante sin simple. Sin sistema financiero el pobre no puede convertir ahorro en capital ni ideas en negocios.

Más complicado es contestarse como salir de esta trampa de subdesarrollo, pero mejor lo dejamos para otro post.

Atte

L

Inflación Verdadera 3

A 10 meses de distancia del último aumento, una nueva suba lleva a uno de los indices del indicador de inflación verdadera Elemaica a la friolera de, agarrate catalina, 47% interanual y 230% desde 2006. La cancha de fútbol 6 toma la delantera respecto a las expensas, precio relativo que nos ha llevado seriamente a plantearnos abandonar el glamour del césped sintético por un más modesto puerta a puerta en el palier que me separa del 5to-A

Atte

L


martes, agosto 02, 2011

Periodismo Militante

Vergüenza. Mienten y lo saben. Mienten a conciencia. Y sé que lo saben porque yo se los dije personalmente. “Tené cuidado, che, porque ese dato está mal” les advertí dos días antes de la publicación. Decía Tiempo Argentino el pasado viernes, en plena veda electoral

“En los últimos ocho años mejoró fuertemente la distribución de ingresos en el país. El Coeficiente Gini mide ese ítem con cifras que van de 0 a 1. Cuando el coeficiente se acerca a 0, mejora la igualdad; cuando se aproxima a 1, la sociedad es más desigual. En 2003, el Gini nacional era de 5,5; en la actualidad es del 3,9, similar al coeficiente de distribución de la Unión Europea. Durante la gestión de Mauricio Macri en la CABA el coeficiente siguió el camino inverso: pasó de 4,8 a fines de 2006 a 5,5 en diciembre de 2010: la administración Macrista incrementó la brecha entre los que más tienen y los menos favorecidos”

Amén del, llamémosle, desliz económico de afirmar que un número que va de 0 a 1 puede ser 5.5, 3.9 o 4.8 (aunque uno nunca sabe lo lejos que la derecha privatizador puede ir en su lucha por la redistribución regresiva del ingreso) los datos publicados en Tiempo Argentino son falsos incluso según las estadísticas publicadas por el propio INDEC. En el siguiente gráfico podrán ver la estimación, para la Capital Federal, del tres Indices Gini a partir de las microbases de la EPH. La distribución del ingreso total familiar, la del ingreso per capital y la del per capita para aquellos hogares que declaran ingresos mayores a cero.


Técnicamente, Tiempo demuestra que siempre se puede dar un pasito más para ennavarrar la cancha mandando fruta.

Atte

L

Pd: Un post especial merece el sesgo de las preguntas “Empeoró la distribución del ingreso en capital ¿eso es culpa de Macri o de la gestión de Telerman e Ibarra?