“¿Por qué habría de creerte a vos y no a la EPH del INDEC?”
me chicanean (no literalmente) en comentarios al post anterior. No tengo respuesta para la primera parte de la pregunta (no puedo pedirle a nadie que crea o valore lo que yo escribo) pero si para la segunda.
Los datos de la Encuesta Permanente de Hogares no son confiables porque desde la intervención del INDEC han sido burdamente manipulados.
La EPH es una de las herramientas centrales para el análisis de la coyuntura económica y social, que a través de encuestas a más de 120.000 hogares busca llenar los baches de información entre los censos nacionales que se realizan cada diez años. La principal virtud de la EPH es que recaba información sobre la economía sumergida, informal o en negro. Es la única fuente de información para indicadores claves como los niveles de empleo y desempleo, el de pobreza o indigencia, la distribución del ingreso o la evolución de las características habitacionales de la población, entre otros.
Verá a continuación un compilado de “cosas extrañas” que encontré en una búsqueda no demasiado exhaustiva en las bases de datos de la EPH. Es tan sólo una muestra. Guardo en el tintero algunas adicionales para otros posts
Encontraran en todos los gráficos un salto en el tercer trimestre de 2007. Este salto coincide con un paro del personal del INDEC a partir del cual gran parte de las personas que llevaba a cabo las encuesta hasta entonces fue reemplazada por gente de la intervención.
El dibujo de los salarios de trabadores informales
Un primer indicio de manipulación surge de la evolución del salario nominal de los no registrados. Como mencionáramos en oportunidades anteriores, mientras el salario de los trabajadores formales puede contrastarse con la información del sistema de jubilaciones y pensiones, la EPH es la única fuente de información sobre los salario informales. ¿Qué nos muestra la EPH desde la intervención?
Según lo que se ve en ese grafico, los asalariados no registrados tuvieron, durante el periodo recesivo y de recrudecimiento del proceso inflacionario, una capacidad de negociación muy superior a la de los trabajadores formales. Así, el mismo día que Moreno intervino en el INDEC se quiebra la tendencia al estancamiento de la brecha salarial entre formales e informales existente desde 2003.
Todo esto, aunque sospechoso, puede ser verdad. El mayor problema es que no hay, no existen, otras fuentes para contrastar. Sin embargo, existen otros indicios de “cosas extrañas” en el mercado laboral de los trabajadores informales que nos muestra la EPH. Miren sino el siguiente gráfico. Durante 2007, año en que se quiebra la tendencia, los trabajadores informales habrían trabajado, en promedio, entre 2 y 5 horas más que lo común. Si acá no hay enchastro ¿El enchastro qué es?
Desconozco cuál es la verdadera evolución del salario de los informales. Sólo se una cosa. No es la que dice el INDEC.
Generación espontanea de empleo
Otra evidencia de manipulación puede encontrarse cuando uno analiza los datos de empleo. Como puede ver en el siguiente gráfico, en el cuarto trimestre de 2008, y tras dos años de creación casi nula de empleo, aparecen 200.000 trabajadores más que en el trimestre anterior. Recuerden que el cuarto trimestre de 2008 coincide con el peor momento de la crisis internacional, cuando Argentina ya arrastraba al menos dos trimestres recesivos. “Debe ser el
plan Argentina Trabaja, que, según dice, implicó la creación de casi 100.000 empleos” pensé en un principio, para luego recordar que el plan arrancó en agosto de 2009.

En este caso, a diferencia de dato de salarios en negro, existe una fuente oficial algo más confiable que permite contrastar lo que nos dice la EPH. En el siguiente gráfico puede verse la comparación de la variación interanual del empleo informal según la EPH y según la base de empleo del Ministerio de Trabajo (sobre la cual no hay sospechas de manipulación). Mientras en 2009 el número de trabajadores subía un 2% en la primera (unos 150.000 empleos), el ministerio mostraba una variación similar, aunque en sentido opuesto.
El que no trabaja es porque no quiere
El indicador de desempleo es la relación entre la cantidad de gente que está buscando trabajo y no encuentra y la cantidad de gente que compone la fuerza laboral (que incluye tanto a los que están trabajando como a los que quieren hacerlo pero no consiguen trabajo). No alcanza con no tener trabajo para ser un desempleado. También hay que estar buscando trabajo.
Hay dos formas de dibujar hacia abajo el índice de desempleo: (i) o bien decimos que hay más personas trabajando (cosa que sucedió, como se vió en el apartado anterior) o (ii) sacamos personas de la fuerza laboral, esto es, decimos que hay más personas que no trabajan porque no quieren. A estas personas se los conoce como “inactivos” e incluye a los jubilados, amas de casa, niños, rentistas, estudiantes, enfermos, etc.
Tras la intervención del INDEC, la tasa de inactividad pega un inexplicable salto de 1% durante casi un año.
Aquí no termina la historia. El cuestionario de la EPH incluye una pregunta para identificar a que categoría de inactivo pertenece una persona que no quiere trabajar. Junto a las categorías mencionadas más arriba (jubilado, ama de casa, etc) existe una adicional para ubicar a aquellos inactivos no considerados en ninguna de las opciones anteriores. ¿Qué pasó con los “otros inactivos” durante esos trimestres de enchastro en la EPH?
Esto es, los flamantes inactivos no son jubilados, ni amas de casa, ni niños, ni rentistas, ni estudiantes, ni discapacitados...mmmmm.
I rest my case
Atte
Ele