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jueves, febrero 03, 2011

Serrucho jubilatorio

Sinceramente no me queda claro si subieron, si bajaron, si subieron pero después bajaron, si bajaron pero después subieron, si mas o menos están igual, si tengo que ponerme contento por lo felices que van a estar en marzo o mal por lo tristes que van a estar en febrero, si lo importante es que en relación a la canasta general están un poquitito más arriba o en cambio que en relación a la canasta alimenticia están un poquitito más abajo....


Atte

Luciano

PD: de enero a marzo supone inflación de 2,5% mensual.

martes, diciembre 14, 2010

Soluciones chilenas a los problemas argentinos.

En estos días de tomas, desalojos, violencia, cinismo, expresiones xenófobas, estériles acusaciones cruzadas e ineptitud generalizada pretender hacer un análisis más o menos frio y que no caiga en lugares comunes es harto difícil. Sin embargo, haré el intento aunque avanzando por la tangente.

Si tuviera que resumir simplificadamente cuales creo que son las causas detrás del déficit de viviendas que hoy da origen a las tomas diría, casi de manera automática, que se explica por la situación del mercado laboral y por el infante desarrollo de nuestro sistema financiero.

La primera es evidente y si se quiere trivial, y la hemos tratado lo suficiente en este blog como para que merezca que lo repitamos aquí. La dinámica de los últimos 30 años (y no excluyo intencionadamente al periodo K) ha llevado a la “latinoamericanizacion” del mercado de trabajo, con una polarización en la que surge la figura del trabajador pobre que no existía hace tres décadas y que explica que, muy cerca pleno empleo, entre uno de cada tres y uno de cada cuatro argentinos sea pobre.

La segunda razón, por su parte, es que un sistema financiero subdesarrollado no logra canalizar los recursos desde los que la tienen a los que la necesitan, lo cual cercena de cuajo la capacidad de compra de gran parte de la población.

Ahora bien ¿De qué estoy hablando cuando hablo de sistema financiero subdesarrollado?

Los siguientes dos gráficos reflejan la situación del crédito bancario al sector privado (que es una parte importante, aunque no la única del sistema financiero local). En el gráfico de la izquierda puede verse como, tras la crisis del fin de la convertibilidad, el crédito bancario no logró crecer más que un par de puntos porcentuales para casi estancarse desde mediados de 2006. En el de la derecha, una triste comparación que nos muestra como, en el contexto de América Latina, Argentina se ubica en un cómodo último lugar (y eso que no puse el gráfico comparando con el resto del mundo, donde el país está ubicado en la posición 30 de 155 países…empezando desde abajo).

Las razones de este subdesarrollo financiero, que llevan a que hoy no sea mucho más que un instrumento de financiamiento transaccional, son múltiples y van desde las recurrentes crisis que hemos vivido hasta la aceleración inflacionaria, pasando por la necesidad de financiamiento del sector público, pero ese es tema de otro post.

Ahora bien, para llegar desde el subdesarrollo financiero a la falta del acceso a la vivienda propia podemos ir por dos lugares.

El primero es que un sistema financiero subdesarrollado significa no que Techint, Coca-Cola o Arcor no tengan acceso al financiamiento sino, en cambio, que es inaccesible o prohibitivamente caro el crédito para los sectores medios y bajos. Mí retorcida mente de economista, desde los primeros días de las tomas, no deja de repetirme una frase que hace casi diez años oí de un excelente docente que tuve en la UBA (hoy caído en desgracia) “No hay nada más progresista que un sistema financiero desarrollado”.

Habiendo trabajado tres años junto a mi abuelo en una empresa cuya razón de ser era, justamente, lotear terrenos en el conurbano para vendérselos financiados a largo plazo a trabajadores de clase baja aprendí que, como en nueve reinas, lo que falta no es tanto compradores con capacidad y voluntad de pago, sino financistas dispuestos a hundir su capital.

El enanismo del sistema financiero, y la estructural incapacidad local de asumir compromisos de largo plazo sin exponerse a un riesgo excesivo, impide el acceso a la vivienda propia a muchísimas personas que, obviamente con esfuerzo, están en condiciones de pagar su vivienda.

El segundo canal que va del subdesarrollo financiero a la falta de vivienda es algo menos transparente, pero creo que igual de relevante y lo traté hace un par de meses aquí . El subdesarrollo del sistema financiero convierte a la tierra y al ladrillo en la inversión “libre de riesgo” en Argentina. En ausencia de oportunidades de inversión alternativas se genera una demanda inmobiliaria como reserva de valor cuyo correlato es la suba de los precios de las propiedades y de los terrenos hasta máximos históricos.

Esta situación ha llevado a que, aun con las notorias mejoras en los salarios reales de gran parte de la población en los últimos años, no se observe una crecimiento en la capacidad de compra inmobiliaria.


Dicho esto es que no puedo más que estar de acuerdo con la propuesta que desde hace rato sostiene Lucas sobre repetir la política chilena de financiamiento subsidiado para la compra de viviendas económicas. Aquí el Estado no regala nada, sino que, en cambio, contribuye a resolver la principal y más importante falla de mercado: el racionamiento de crédito.

Haciendo algunas cuentas rápidas puede concluirse incluso que el costo fiscal de una medida de estas características es relativamente bajo. No hay que regalar viviendas, sino prestar la plata para que el trabajador puede acceder a ella, por lo cual el único costo es el subsidio a la tasa de interés. Si, como he oido, faltan 2 millones de viviendas y suponemos que cada una cuesta U$D 15.000* estamos hablando de U$D 30 mil millones o algo menos de 10% del PBI que, a una tasa de, digamos, 15% se reduce a no más de 1.5% del PBI de costo fiscal por año, que es mucha plata, pero tampoco es tanta plata.

Para conseguir el financiamiento, y a su vez contribuir a resolver el segundo de los canales mencionados (la falta de oportunidades de inversión alternativas), puede incluso ser complementada con la creación de un instrumento financiero público con tasa de interés real positiva para ayudar a canalizar esos fondos que hoy están inmovilizados en inmuebles.

En conclusión, y para ir cerrando, podemos debatir quien paga el costo político o donde reubicar a quienes están ocupando el terreno, o como emparchar este quilombete o, en cambio, apuntar los dardos a soluciones de más largo plazo a los problemas estructurales del país. Así las cosas, y hasta aquí mi pequeño aporte.

Atte

Luciano

*No tengo ni idea de si este número es sensato, pero quería aproximar un orden de magnitud

martes, octubre 05, 2010

Elige tu propia pobreza

Ya no es necesario especular más. Finalmente están disponibles las bases de datos de la Encuesta Permanente de Hogares del primer y Segundo trimestre de 2010 que nos permiten medir de manera algo más precisa (y obviando los problemas que sabemos que tiene la EPH) cual fue el impacto de la Asignación Universal por Hijo (AUH) sobre los indicadores de pobreza e indigencia.

El punto crítico de esta estimación está en la definición de la Canasta Básica Alimentaria y Total utilizada para medir la pobreza. Como el objeto de este post no es medir el nivel de la pobreza sino su variación desde la implementación de la AUH, actuaremos salomónicamente para dejar a todos contentos.

En el siguiente gráfico verán mi propia estimación de la canasta básica, calculada a partir de la evolución de los índices de alimentos y bebidas de 12 departamentos de estadísticas provinciales. Esta estimación arroja, para junio de 2010, una línea de pobreza para una familia tipo de $ 2127, con una variación interanual de 29% y una suba acumulada desde diciembre de 2009 de 14%.

Como no pretendo estar calculando con esta canasta la canasta básica definitiva sino simplemente una de entre las tantas que hay dando vuelta, a continuación haré un ejercicio en el que usted, lector amigo, podrá elegir su propia aventura.

Para evitar la eventual subestimación o sobreestimación de la verdadera canasta, simplemente realicé los cálculos de pobreza e indigencia para cinco canastas básicas totales diferentes, sobre los datos oficiales de la Encuesta Permanente de Hogares. La pobreza e indigencia fue calculada de la siguiente manera:

1) Determiné arbitrariamente la canasta básica para una familia tipo en diciembre de 2009 en $ 1500, $ 1625, $ 1740, $ 1865 (el valor que me da a mi) y $ 2000 (un valor cercano al que intuyo que usa la UCA). Si tenemos en cuenta que incluso Artemio Lopez hablaba de una canasta básica de $ 1500 en Julio de 2009 podemos considerar que el valor mínimo utilizado en diciembre no es exagerado.

2) Para completar los valores entre enero de 2007 y diciembre de 2009 simplemente cambie la escala de las variaciones mensuales de mi estimación, tomando como punto de partida la canasta oficial de enero 2007 ($ 897) hasta alcanzar $ 1500, $ 1625, $ 1740, $ 1865 y $ 2000 respectivamente

3) Para los valores entre diciembre 2009 y Junio 2010 asumí una inflación acumulada de 16%, en linea con lo que estima la consultora X. No es muy distinto del 15% que estima inflacionverdadera.com o del 17% que obtengo yo de las provincias, y es bastante más baja que el 23% del rubro alimentos y bebidas de Buenos Aires City.

¿Qué es lo que obtenemos de esta manera?


Según la canasta básica utilizada la historia que se cuenta es radicalmente distinta. Desde una caída de la 6 (2.5) puntos en la pobreza (indigencia) entre 2006 y 2010 a una suba de 4 (2) puntos.

Sin embargo, no es el objeto de este post hablar del nivel de la pobreza sino del impacto de la asignación universal, para lo cual pueden ver, en los siguientes gráficos, la evolución de la pobreza e indigencia estimada para distintas canastas desde el último trimestre de 2009 (cuando entrara en vigencia la AUH)

Elija usted la historia que elija, más o menos cerca de la que cuenta el INDEC o las estimaciones privadas, el resultado es el mismo cuando vemos 2010. En el mejor de los casos, la inflación consumió el total de la mejora social obtenida por la AUH y, en el peor, incluso generó un deterioro mayor al beneficio, tanto en pobreza como en indigencia (yo esperaba que el impacto sobre la indigencia sobreviva a la inflación, pero no fue así).

En conclusión, creo que podemos dar formalmente por terminado ese periodo de oro en el cual no era visible el impacto social negativo de la inflación. Una jornada triste, en la que incluso los manipulados indicadores oficiales muestran que la cosa se está complicando.

Atte

L (@LucianoCohan)

PD: si, si. El título original decía eliJe. Pasa en las mejores familias!

miércoles, agosto 04, 2010

¿Encontró el Kircherismo la formula de la felicidad?

El secreto objetivo de los últimos dos posts no ha sido otro que ser una extensa introducción a este que busca contestar la pregunta retórica con la que cerrara el primero ¿Por qué la inflación, a pesar de ser un proceso particularmente regresivo por su concentración en alimentos y bebidas, no es prioritaria en la agenda política de problemas a resolver?

Mi respuesta corta es “porque aún no es una demanda prioritaria de la población, que todavía no sufrió su impacto negativo”. Permitanme desplegar, sin embargo, la menos concisa pero más carnosa respuesta larga. ¿Qué ha sucedido durante el Segundo Kirchnerismo* para que la población no sienta el impacto de la inflación? .

Voy por partes

En primer lugar, y a diferencia de lo largamente anticipado, la inflación no ha tenido aún un impacto negativo sobre los salarios reales sino que, incluso, la tendencia que se observa desde hace algunos años es la opuesta, de la mano de la apreciación real y su impacto en la relación capital/trabajo. Haciendo malabares con la poca información disponible (que a quien interese puedo describir en los comments) reconstruí para 2008 y 2009 la serie que pueden ver en el siguiente gráfico.
Frente a un PBI nominal que habría crecido entre 75% y 80% entre 2006 y 2009, la masa salarial de los trabajadores registrados mostró un incremento del 118%, incremento que es difícilmente falsificable en tanto surge de los datos de la AFIP. El correlato es la suba de 8% en la participación de los trabajadores formales en el PBI de 36% a 44% (+- 1%)..

¿De dónde salió y a donde fue ese 8%(+- 1%)?

En primer lugar, 3% de los 8% (+- 1%) fueron al Estado a partir de la suba en los aportes (que pasaron del 7% al 11% del sueldo bruto) en tanto el 5% restante (+- 1%) fue al bolsillo del trabajador en blanco. A partir de aquí la cosa se pone más escabrosa, en tanto la información disponible escasea.

¿Este 5% (+- 1%) surge de haberle quitado participación a los trabajadores en negro y cuentapropistas o al excedente bruto de explotación (el capitalista)?

La evidencia aislada da señales de que la respuesta es que a ambos. En primer lugar, el año/año y medio de recesión afectó particularmente al empleo informal, incluso en las estadísticas oficiales, lo cual nos da una pauta de que habría cedido terreno. Sin embargo, por otro lado, la apreciación real y el cambio en la composición de recaudación de impuesto a los ingresos vis a vis los impuestos a la masa salarial (cosa que mostraré en otro post) implican que también el capital perdió participación.

Posiblemente, lo más cercano a la verdad sea decir que ese 5% (+- 1%) de ganancia de los registrados se repartió 50%/50% entre capitalistas e informales. Entonces, lo que tenemos hasta aquí es que parte del impacto negativo de la inflación ha sido compensada con una mejora en la distribución primaria del ingreso, particularmente en el sector registrado formal.

Sin embargo, esta es tan sólo la mitad de la explicación. La segunda parte está asociado a la fuerte expansión del estado de bienestar durante estos últimos años. El gobierno, con la moratoria previsional y la AUH, puso en marcha programas de transferencias para alrededor de 5 millones de personas con un costo fiscal directo de unos $ 27 mil millones de pesos. La combinación de ambos hechos, implicó una compensación a lo principales perdedores por la inflación: los trabajadores informales (perjudicados por los cambios en la distribucion primaria) y los ancianos.

En particular, la AUH ha sido especialmente eficiente en combatir la pobreza entre los más pobres, esto es, aquellos que no se mueven en el entorno de la línea de pobreza (de allí que en este gráfico la tasa de pobreza no experimente grandes cambios)
(Nota: El impacto social de la moratoria previsional ha sido, a mi entender, largamente sobrestimado, en tanto al menos el 60% de los $ 20 mil millones se dirigió hacia población no pobre, muy distinto a lo sucedido con la AUH, con la cual $ 7 de cada $ 10 fue a un hogar del primer o segundo quintil. Esto no implica, claro, que no haya sido una de las mejores medidas del gobierno)

En conclusión ¿Qué es lo que tenemos?

Argentina entró hace un lustro en un proceso inflacionario de especial impacto regresivo por haber sido acompañado por un notorio encarecimiento relativo de los alimentos. Sin embargo, la combinación de una mejora en la distribución primaria y un mayor despliegue del Estado de Bienestar compensaron los impactos negativos dejando a los indicadores sociales en niveles similares a los de 2006**.

Hete aquí, entonces, porque la inflación no está entre las primeras prioridades de la población. Sin embago, la nueva pregunta que surge desde aquí es ¿Encontró el segundo kirchnerismo la formula de la felicidad? ¿Cuál es la debilidad de este “modelo” económico y social existente desde 2006? ¿Quién está pagando la inflación?

Atte

Ele

*Yo dato el inicio del segundo kirchnerismo en algún momento entre la moratoria previsional de 2006 y el día del * de 2007. Habrá que ver si a comienzos de 2010, luego del Redrado-gate, finalizó esa etapa y empezó la tercera o si, en cambio, viviremos hasta fines de 2011 en el segundo.

**Vale aclarar que durante el periodo la economía creció alrededor de 15%

lunes, mayo 31, 2010

Sistema previsional ¿Mito urbano kirchnerista?

Uno de los grandes mitos urbanos de la corta década kirchnerista es que el proyecto político incluye un cambio radical en su tratamiento a jubilados y pensionados respecto a la década previa, marcada por el desinterés y abandono por la clase pasiva.

¿Cuánto de cierto tiene este mito?

Permítanme ponerlo a prueba con un poco de data duro. Verá que, como todo mito, este tiene una porción cierta y algunos bemoles. Hagamos un punteo de sus principales características y saque el lector, ponderando según sus preferencias individuales, sus conclusiones generales.

1) El kirchnerismo, a través de la moratoria de fines de 2006, aumentó notoriamente la cobertura del sistema previsional para ubicarla muy cerca de sus máximos teóricos y revirtiendo el fuerte deterioro observado desde 1991. Si pensamos que hoy debe haber unas 3.4 millones de mujeres mayores de 60 años y alrededor de 1.7 millones de hombres por arriba de los 65, los 5.1 millones de jubilados y pensionados (a lo que debe restarselé unos 250 mil jubilados menores de 60/65 años) representan una tasa de cobertura del 97%, muy por arriba de las mejores expectativas que uno podría tener.

Al incrementar como se hizo la tasa de cobertura, se universalizó el derecho a un ingreso durante la vejez, con independencia de la suerte que uno haya tenido en vida activa (click para agrandar).

2) Asimismo, durante el gobierno de Néstor Kirchner se observa una sensible mejora en la jubilación mínima que duplica el poder su poder de compra desde cerca de $ 200 a $ 400 (en pesos de 2003). Durante el gobierno de Cristina, en cambio, la jubilación mínima desciende como resultado del la erosión inflacionaria hasta ubicarse, en promedio, un 10% por debajo que la que ella recibiera al asumir.

3) Sin embargo, la dinámica de la jubilación mínima es solo una parte del comportamiento de la pirámide previsional. Como puede verse en los siguientes gráficos, en 2002 tan solo el 10% de los jubilados cobraba la jubilación mínima en tanto algo más del 50% cobraba, como mínimo, dos veces este valor. Las sucesivas subas de la mínima sin ajustes equivalentes en las otras porciones de la pirámide llevó a un fenomenal achatamiento en el que casi el 75% de los retirados es perceptor de la mínima (60% si no consideramos quienes entraron por la moratoria de 2006). En el extremo opuesto, hoy tan solo el 15% cobra al menos dos veces la mínima.

(La curva azul representa la evolución teórica sin considerar los 1.8 millones de nuevos jubilados por la moratoria de 2006)

Lo que se observa es una muy fuerte redistribución al interior del sector pasivo, en el cual un porcentaje ha mejorado notablemente su situación mientras otro grupo se encuentra todavía hoy por debajo de la situación que tenía en 2001. El achatamiento de la pirámide previsional mejora la función redistributiva del sistema, a costa de un alto porcentaje de jubilados que tienen una situación inferior a la de una década atrás. Redistribuir siempre implica que alguien gana y alguien pierde.

Ahora bien ¿Cuál fue el resultado neto de esa redistribución interna?

4) En el siguiente gráfico (izquierda) verán como la jubilación promedio es hoy un 15% inferior a la de 2001 (cuando Cavallo recortó el 13%) en tanto la jubilación promedio si no consideramos a los jubilados que ingresaron con la moratoria (que entraron cobrando la mínima) está un 6% por debajo de la de fines de la convertibilidad. Recuerden que, en el ínterin, la recaudación en concepto de prestaciones de la seguridad social creció un 50% en términos reales, como resultado de las mejoras en la masa laboral registrada y el incremento del porcentaje de aportes sobre la masa salarial.


5) El resultado de esta asimetría entre crecimiento de la jubilación promedio y recaudación es un saldo previsional positivo del orden de los $ 10 mil millones desde 2005, que anualmente son transferidos a rentas generales. Estos $ 10 mil millones de superávit previsional que el sistema transfiere no es muy distinto a lo que antes se acumulaba en las cuentas de capitalización. Esto es, al destruir la capitalización el gobierno convirtió un flujo de recursos que antes se ahorraba en gasto corriente. Para ponerle un orden de magnitud a estas cifras, el superávit transferido al tesoro en 2009 ($ 14 mil millones) permitiría otorgar un aumento de $ 210 a los cinco millones de jubilados. Esto es, incrementar la jubilación promedio de 2009 en 47%.

Lo que antes se ahorraba, hoy es administrado por un gobierno con una propensión a consumir superior a uno, con los impactos macroeconómicos que ya hemos mencionado lo suficiente como para que valga la pena repetirlo acá. Entonces ¿Qué es lo que debería hacerse con este saldo excedente? Cuatro son las opciones que se me ocurren: (1) Aumentar las jubilaciones hasta agotar los recursos excedentes (2) reducir las contribuciones sociales aumentando el ingreso de los trabajadores y/o reduciendo el costo salarial (3) crear un fondo de ahorro previsional al cual se dirijan los flujos de fondos excedentes (y del cual se extraigan en caso de ser necesario) o (4) devolver a la masa coparticipable los recursos que hoy se transfieren al sistema previsional. Si plesbicitaran, yo voto por la tres.

¿Sobrevive el mito?

Mi conclusión personal (que toma como referencia al sistema previsional ideal) tiene como resultado una valoración neutral, un empate, al combinarse una de las mejores medidas de la era K (la moratoria previsional) con una de las peores (la destrucción del sistema mixto en septiembre de 2008). Hoy tenemos un sistema que cumple mucho mejor que en el pasado su rol de redistribución del ingreso hacia la clase pasiva, pero falla en el cumplimiento del segundo objetivo de cualquier sistema previsional, a saber: inducir (o forzar) un alza el ahorro de la población, especialmente importante en una economía con baja tasa de ahorro como la nuestra

Hasta aquí mi aporte, ustedes ¿Cómo ponderan los cinco puntos?

martes, mayo 11, 2010

¿Dónde está el impacto social catastrófico de la inflación?

La semana pasada tuve el placer de conocer en persona a Artemio, en el monumento histórico que hace las veces de cuartel central de la Consultora Equis. Imposible estar en la mismo lugar que Artemio sin reírse, como mínimo, una vez cada 90 segundos.

En determinado momento de la charla, de la que participaron también otros bloggeros amigos, preguntábase Artemio a viva voz ¿Dónde está el impacto social catastrófico de la inflación que anunciaban los agoreros? Los indicadores sociales que Artemio tenía en la cabeza no eran muy distintos de los de este servidor por lo que la pregunta no se basaba en alguna lectura distorsionada por el fenómeno INDEC. Sin minimizar lo que 4/5% de pobreza significa, ambos ubicábamos a la pobreza en algún lugar alrededor de 26% en 2006 y en torno al 30% a la situación actual, tal vez algo menos si consideramos el impacto de la Asignación Universal.

“4% de suba de pobreza” no llegó a decir Artemio, pero imagino que estaba implícito en el argumento “es un juego de niños frente al casi 60% en el que el país se hundía haya por 2002”.  Para ser sincero, si toda la historia terminara ahí, debería darle la razón pero, lamentablemente, ese es tan solo el comienzo.

Visto en retrospectiva, puede decirse que el gobierno tuvo dos etapas distintas en su estrategia de combate a la pobreza (otorgándole una racionalidad expost que posiblemente no tuvo, pero que no viene al caso).

La primera, que podemos llamar burdamente “Estrategia de Derrame”, va desde el comienzo de la gestión K (o incluso antes) hasta algún momento de 2007. La lógica de la Estrategia de derrame es simple: En un contexto de elevado desempleo, el propio crecimiento deriva en creación de empleo, en crecimiento de la masa salarial y, desde allí, en reducción de la pobreza. Cualesquiera sean los reparos que uno tenga para con la estrategia macroeconómica durante ese periodo, lo cierto es que los resultados en términos sociales son innegables.

Agotado este canal en una economía que se movía cerca de su nivel de empleo potencial que, dada la estructura de la oferta y demanda de empleo y juicios de valor aparte, creo que se ubica hoy en algún lugar cerca del 7/8%, el gobierno sin abandonar la anterior encara una segunda estrategia: la redistribución secundaria del ingreso, esto es, el combate de la pobreza a partir de la política fiscal. En el marco de una evolución claramente prociclica, con el gasto del gobierno nacional creciendo casi 3% del PBI entre 2006 y 2009, el gasto en asistencia, seguridad y promoción social crece cerca de 1,5% del PBI (la Asignación Universal posiblemente incorpore durante el año 1% más).

Dos políticas, que personalmente considero las mejores medidas de este gobierno, explican el grueso de este cambio en el gasto social: La propia asignación universal de 2009 y la moratoria previsional de 2006. El impacto conjunto de ambas medidas se ubicaría, según las estimaciones hechas acá, en el orden del 3,5%/4,0% (algo menos que lo que estiman Cañete, Aggis y Panigo).

Entonces noten como, aún a pesar del esfuerzo fiscal y un crecimiento de 15% del PBI acumulado desde 2006, Argentina no sólo no redujo su nivel de pobreza sino que incluso la vio ascender cerca de 5%. Algo de algebra básica sobre los números hasta aquí descriptos nos llevan a una conclusión con bastante efecto sensacionalista. El 75% de inflación acumulado desde 2006 costó al país no menos de 15% de suba en los indicadores de pobreza (o 6.000.000 de personas) incompletamente compensado por la política social y el crecimiento.

Posiblemente la estrategia que implementa el gobierno sea la más conveniente desde el punto de vista político. En definitiva, es fácil ver la mano del que reparte el gasto social y difícil ver la borrosa mano detrás de la inflación que corroe los ingresos. El problema, claro, es que el daño colateral está minimizado.

La razón de tamaño costo social, se basa en una afirmación que creo no sólo que Artemio comparte sino que puede defender con muchos mejores argumentos que los míos. A diferencia de lo que ocurría 30 o 40 años atrás, el mercado laboral argentino de 2010 es particularmente vulnerable al fenómeno inflacionario, vulnerabilidad que surge por la desigual distribución de la capacidad de negociación al interior de la fuerza laboral.

La polarización de la pirámide salarial desde 2002 no es sino un reflejo de este fenómeno. Para muestra basta un botón. En tanto los salarios de los trabajadores registrados se encontraría actualmente un 25% por arriba de los niveles pre devaluación, los trabajadores del sector público se encuentran aún un 20% por debajo y los informales recién recuperan el nivel de compra de 2001 (que a su vez era un 25% más bajo que el de 1994).

Entonces ¿Qué hacemos? ¿Esperamos que el mercado laboral aprenda a defenderse de la inflación o reajustamos nuestra política económica y social para adaptarla a la realidad?

Recuerden que, mientras nos decidimos, hay unos 12.000.000 millones de tipos que la miran de afuera.

Atte

Ele

Pd: Presionado por Genérico, me contuve del abuso del autobombo. Creo que no será sostenible en el tiempo.

lunes, marzo 01, 2010

El impacto de la política social Kirchnerista


No le creo a las recientemente publicadas bases de la EPH. Ni un poco. Intuyo la manipulación, la huelo, la siento, pero no puedo demostrarla. Pululan indicios de alteraciones en casi cualquier cruce que se haga, como las inexplicables evoluciones del salario de los no registrados o de las tasas de actividad y empleo. Sin embargo, hagamos abstracción y juguemos a que les creemos* y a que las estimaciones que obtenemos a partir de la EPH valen. 

¿Cuál ha sido el impacto sobre la pobreza de las políticas sociales del gobierno?

El primer paso es estimar la pobreza actual. El insumo crítico para esta estimación es la Canasta Básica Total que determina a partir de que punto una familia es considerada pobre. No encontrando cálculos recientes de Artemio (la ultima que encontré fue de 2008) arriesgo mi propia estimación, que surge de combinar inflaciones provinciales, las estimaciones de Buenos Aires City y de inflaciónverdadera.com.  Los resultados se presentan en el siguiente gráfico.


Como puede observarse en el siguiente gráfico, para esa canasta básica la pobreza en el segundo trimestre de 2009 habría sido de 25,3%, casi el doble del 13% estimado por el INDEC (3.2 millones de personas). 


Extañamente, se produce, desde el segundo trimestre de 2008 y durante el año de la crisis internacional, una caída de la pobreza de casi 4% a la cual no le creo ni un poco. Sin embargo, y como todos son inocentes  hasta que se demuestre lo contrario, voy a dar esta caida por cierta y continuar, aunque asumiendo el compromiso de seguir quemando valiosas horas de ocio hasta encontrar y medir el tongo. (Algo encontré alrededor de las tasas de empleo e inactividad, pero sin evidencia concluyente, callo)  

Noten que no es para nada neutral la Canasta Básica utilizada. Si en vez de utilizar la que mostrara más arriba usara otra un 10% más baja, 950.000 personas sobre un total de 24.5 millones de habitantes (urbanos) dejarían de ser pobres (3,9%) y 750.000 personas pasarían a serlo si hubiese subestimado la canasta en 10%. 

No es el eje de este post, sin embargo, medir cuanto es la pobreza sino, en cambio, medir cuanto varió la pobreza, así que,  volviendo a lo nuestro ¿Cuál fue el impacto las políticas sociales de la gestión K?

Me centraré en las dos más importantes. La moratoria previsional de fines de 2006 (que aplaudiría hasta que me duelan las manos si no la hubieses podrido 20 meses más tarde con la estatización de las AFJP) y el ingreso universal a la niñez de fines de 2009 (que aplaudo sin peros).

Moratoria Previsional

Para medir el impacto de la moratoria previsional realicé una microsimulación de Montecarlo sobre las EPH. Según se ve en los propios datos, entre el IV trimestre de 2006 y el II de 2009 el número de jubilados crece un 39% (700.000 personas) como resultado de la moratoria que amplió sensiblemente la cobertura del sistema previsional. 75% de ese incremento, aproximadamente, se explica por mujeres mayores de 60 años que cambian su condición de inactividad desde amas de casa a flamantes jubiladas. El 25% restante son trabajadores mayores que dejan de estar activos y se retiran.

El ejercicio para medir el impacto de la moratoria es simple. (1) De manera aleatoria, en cada periodo quito a un número de mujeres jubiladas mayores de 60 años su ingreso por jubilación y las regreso a su condición de amas de casa. El ejercicio se realiza de manera tal que el porcentaje agregado de mujeres jubiladas vuelva a ser el previo a la moratoria previsional (61%). (2) Hecho esto, calculo el nuevo ingreso del hogar y reestimo la tasa de pobreza (3) repito (1) y (2) 100 veces y tomo el promedio de las tasa de pobreza obtenidas. La diferencia entre ese valor y la pobreza original representa el impacto de la moratoria previsional.

Ingreso universal a la niñez

Para medir el impacto de la Asignación Universal simplemente incremente el ingreso en $180 por menor (hasta un máximo de 5 menores) para aquellos hogares que tuvieran un/a jefe de hogar:

1) Desocupado/a
2) Ocupado/a en negro con ingreso laboral menor a $ 1800 (use un valor mayor al que rige en el plan para incluir a aquellas personas que entran igual aunque no cumplan el criterio)
3) Ocupado/a cuentapropista con ingreso laboral menor a $ 1400
4) Ocupado/a en servicio doméstico

Esto me da un total de un millón de personas viviendo en un hogar donde se recibe una asignación (en una cantidad de hogares que no puedo medir porque las nuevas EPH no traen el ponderador de hogares). De este millón de personas, el 60% pertenece a un hogar pobre (el 40% restante posiblemente se encuentre sólo ligeramente por encima de la linea de pobreza). Asi medido, el monto total repartido en concepto de asignacion universal ascendería a $ 4.8 mil millones de pesos anuales.

(Tener en cuenta que esto corresponde tan sólo a la proporción de población urbana, y no considera a los 16 millones de habitantes rurales)

Resultados

Los resultados de ambas estimaciones pueden verse en el siguiente gráfico: (corrí el ingreso universal desde fines de 2008 para que el efecto pueda verse)

Combinadas, ambas políticas indujeron una caída directa de 3.5% en la tasa de pobreza, 1,2% atribuible a la moratoria previsional y el 2.2% restante al ingreso universal. 860.000 personas sobre un total de 6.5 millones de pobres urbanos** (13%) cruzaron la línea de pobreza como resultado de una transferencia directa del Estado

Nada mal, ¿No?

No tenemos todavía estimaciones del impacto en términos de la distribución del ingreso, que prometemos vendrán en breve. La estimación realizada no cambia sensiblemente si utilizamos una Canasta Básica distinta. Para estimaciones con precios 10% por arriba o por abajo del utilizado las diferencias eran despreciables.

Ojalá el Kirchnerismo fuera sólo esto, ¡Con qué alegría lo votaría a Nestor en 2011!

Atte

Ele

*La corrección de la aparente sobreestimación del ingreso de los no registrados, no incluida en las estimaciones de más arriba representa entre 0.5% y 1.5% de pobreza.

**Las estimaciones se realizan sobre un total de 24.5 millones de personas cubiertas en el universo de la EPH.

miércoles, enero 27, 2010

¡O mais progresista du mundo!

Cada vez estoy más convencido. La gestión de Ignacio Lula da Silva desde el 2003 sería el modelo a seguir por el grueso del progresismo argentino…si no fuera porque la derecha le ganó de mano.

Es sabido que, lejos de confiar en la magia de un tipo de cambio real alto, Brasil hace uso recurrente de política industrial activa, cuyo mayor exponente posiblemente sea el BNDES con cosas como ésta. Menos se menciona, sin embargo, el fenomenal activismo que desde 2003 el “Personaje del año de 2009” llevó adelante en términos de política social.

Programas como “Hambre cero” o  Bolsa Familialos mayores programas de transferencias directas del planeta, implican asignaciones para 47 millones de personas y son claves para entender ese 60% de popularidad de Lula, incluso a pesar de los recurrentes escalados por corrupción que mancharon su gestión.

Hay dos características que diferencian los logros sociales de Lula de los del matrimonio Kirchner durante el periodo de oro 2003-2006.

La primera es que es difícil explicar las mejoras sociales como resultado de un “efecto cantidad”. Una parte importante de las mejoras en Argentina hasta 2006 pueden vincularse con la recuperación desde el abismo de la crisis. Brasil, en cambio, aunque golpeado por las crisis financieras de fines del siglo, parte de  una situación macroeconómica mucho menos caótica. En los últimos 18 años, por ejemplo, Brasil experimentó tan solo dos años de crecimiento inferior al 1% y ninguno con caída del producto.




La segunda, y más importante, es que estas mejoras no fueron a costa de acumulación de desequilibrios macroeconómicos. Las mejoras sociales de Lula no implicaron la puesta en marcha de una innecesaria puja distributiva. Entre 2005 y 2009, la inflación acumulada del vecino fue de 20%, muy lejos del 120% local. Y todo ello sin recurrir Lula  a artilugios innovadores como los acuerdos y controles de precios, los cierres a las exportaciones para abastecer al mercado interno o ingenierías impositivas para desconectar a los precios internos de los internacionales.


Por otro lado, la experiencia redistribuidora de Lula fue llevada a cabo sin poner en jaque la sostenibilidad intertemporal del sector fiscal y sin apoyarse en recursos excepcionales y/o apropiación de stocks. Durante el periodo hubo, incluso, un proceso de desendeudamiento, que llevó al sector público a tener deuda externa negativa. (En este sentido no es demasiado diferente de la de Argentina).


¿A qué me refiero con mejoras sociales y redistribución del ingreso?. Un par de gráficos valdrá más que mil palabras. (haga click para verlo más grande)


Desde 2003, la pobreza y la indigencia quiebran su tendencia reduciendose 15%  y 7% respectivamente en menos de una década. Asimismo, se revierte la caída en la participación del trabajo asalariado en el ingreso  Son fuertes también los cambios en otros indicadores de distribución. El índice de Gini cae 0.05, desde 0.60 a 0.55. Para que tenga una idea de la fenomenal magnitud de esta caida, tome como referencia este dato del amigo Sirinivasa. En Argentina, desde el peor momento de 2001 el índice de gini cayó 0.04, desde 0.47 a 0.43.

Finalmente, puede ver como la participación del 50% más pobre crece desde el 12.5% al 15.2% actual, en tanto el 10% cae desde el 47% al 43%. Para que tenga una referencia, en Argentina, en 2007, el 50% más pobre percibía el 18% del ingreso y el 10% màs rico el 35%. Claramente aún tienen mucho camino por recorrer, pero la película que muestran es envidiable.

Estas mejoras recientes complementan las que desde hace al menos tres décadas experimenta el país. No debe sorprender a nadie esa envidiable confianza que se tienen los brasileros. Imagino la experiencia de vida de un joven de mi edad. Sus casi 30 años de vida habrán sido acompañados por una lenta pero persistente mejora en la calidad de vida de la población. Por un lado, durante esos 30 años la producción del país se duplicó. Su esperanza de vida al nacer rozaba los 62 años y su probabilidad de morir antes de cumplir un año el 7%. Sus hijos, en cambio, nacerán con una esperanza de vida 10 años mayor y una probabilidad de morir del 2%. Vió en sus 30 años de vida la reducción del analfabetismo entre jóvenes de 10 y 14 años del 20% al 3% y el incremento del acceso a agua potable desde el 57% al 90% de la población. Vivió, asimismo, el proceso que llevó a la pobreza desde el 40% de su infancia a exactamente a la mitad.

Podría seguir, pero entiendo que la paciencia del lector es finita.




¿Cómo no va a creer este joven que su país está condenado al éxito?

En fin, no tengo dudas de que todo este proceso está repleto de peros y que la estructura social argentina no tiene nada que envidiarle a la del gigante vecino, a pesar de lo virtuosa que se ve la película. Sin embargo, tampoco tengo dudas de que son incontables las enseñanzas que podríamos extraer si nos animáramos a asomar un poco cabeza sin sentir que eso golpea nuestro orgullo nacional.

Sin más, saluda atte.

Elemaco

martes, julio 28, 2009

El Sistema Previsional Ideal

Zlotogwiazda se interesa por una propuesta para pasar del actual sistema de reparto a un seguro social universal no vinculado a la situación laboral, con cobertura básica previsional y de salud a financiarse con rentas generales. ¡Desde aquí, mi entusiasta voto no negativo!

Voy por partes

Cualquier sistema previsional apunta a resolver dos objetivos

El primero es redistributivo, Robin Hood. Sacarle al fuerte para darle al debil. Su defensa escapa al ámbito económico y entran ético-moral. La tercera edad, por la debilidad relativa que su edad implica, merece ser “protegida” por la población activa (donde “protegida” significa "garantía de un nivel de vida digno”).

El segundo objetivo es fomentar el ahorro de la población y se basa la idea de que sufrimos de inconsistencia temporal. Las personas somos propensos a equivocarnos en las decisiones que afectan nuestro futuro, situación que comprendemos recién cuando “nuestro futuro” ya llegó. El ejemplo de manual es el de la cuota del gimnasio. Al pagar contratamos el pase libre por un mes y al mes notamos que fuimos sólo la primer semana y que nos hubiera convenido pagar cada vez que fuimos.

Aplicado al caso que nos compete, tendemos a [ahorrar menos/consumir más] de lo que [ahorraríamos/consumiríamos] si fuera consciente de que, cuando seamos viejos, vamos a valorar más nuestro consumo de lo que hoy creemos. Parece un trabalenguas pero la intuición no es difícil: Al Elemaco joven le importa menos el consumo del Elemaco viejo que lo que al Elemaco viejo le va a importar su propio consumo.

Existe sistema previsional ideal para la resolver cada objetivo: el sistema de reparto ataca el objetivo redistributivo y el de capitalización busca fomentar el ahorro. En el primero recibo hoy recursos de la población activa y lo utilizo para pagar hoy a los jubilados. Redistribuir sin generar un ahorro forzoso a los aportantes. El segundo, en cambio, no busca redistribuir en tanto el dinero pertenece a quien lo depositó, pero si elevar el ahorro de largo plazo de la población.

Aclarado esto, las premisas del diseño de sistema previsional que considero ideal serian:

(1) Ambos objetivos son deseables, necesarios y no excluyentes. Proteger a la tercera edad es un objetivo en sí mismo, fomentar el ahorro en la sociedad también, más cuando la propia redistribución puede disminuir el ahorro agregado (le sacas al joven que ahorra algo para darle a un mayor que gasta todo).

Para cada objetivo, una política “óptima” asociada. (Así, por ejemplo, el afirmar que el dinero previsional expropiado no debe ni puede gastarse va en contra de la misma lógica de un Sistema de Reparto ¿Ahorrar para qué? A los viejos de 2030 los mantendrán los jóvenes de 2030).

(2) El sistema debe ser lo suficientemente flexible como para que un cambio en la ponderación de los objetivos no implique un quiebre institucional como los de 1994 o 2008.

Así, por ejemplo, el sistema actual deja poco espacio al segundo objetivo y el sistema mixto de 1994 a 2008 limitaba la ponderación de ambos objetivos a “el empleador financia la prestación básica (reparto), el empleado acumula en su cuenta (capit.)”.

(3) El derecho a ser protegido por la población activa cuando viejo no puede depender de la suerte que haya tenido en mi vida, en particular el haber tenido un trabajo asalariado registrado. El mercado laboral cambió. No podemos jugar al “what if…” y diseñar nuestro sistema como si las instituciones laborales fueran las de la década del 60.

Dicho esto, el régimen previsional ideal (la letra fina en los comments. No me corran con eso. ESC es un blog y no un Centro de Estudios Previsionales. ¿Si?).

(a) Todo Argentino en la edad jubilatoria (a definir) tiene el derecho una Jubilación Básica Universal (JBU) fija e igual para todos. Cobran lo mismo un indigente y De Narvaez. Tanto la adquisición de este derecho como su monto asociado son independientes de la historia laboral del individuo.

Nota: Con (a) desaparecen reglas que perforan el sentido redistribuidor del sistema de reparto como el “82% móvil”. ¿Por qué si mi objetivo es redistribuir asociaría la jubilación de hoy con su historia, disociándolo de la situación de los activos de hoy?

(b) La JBU es financiada con rentas generales y no con un impuesto especifico al salario registrado como hoy. Para acotar algo la discrecionalidad en la determinación del monto de la jubilación (en cualquiera de los dos sentido) puede asociarse directamente o a través de alguna regla anticiclica a algún impuesto de base más general que las contribuciones sociales, como ser el Impuesto a las Ganancias (preferentemente) o IVA (2nd Best).

(c) El punto (b) implica la eliminación de las contribuciones sociales destinadas a la jubilación, tanto las patronales como las que paga el empleado. Sobre el consiguiente aumento de los ingresos de bolsillo debe caer todo el peso de un sistema tributario que grave los ingresos personales, vengan estos del trabajo, de la renta financiera o de dividendos de empresas. El cambio del II.GG. debería contemplar algo como lo propuesto por Rollo acá, tomando el II.GG. de las firmas a cuenta de los ingresos de los accionistas (que deben ser gravados).

El monto asignado al pago del JBU refleja, en todo momento, el objetivo redistribuidor y la solidaridad intergeneracional del sistema previsional.

(d) Sobre este “reloaded” II.GG. se crea un fondo de capitalización individual. Un porcentaje de lo abonado en concepto de II.GG. (a definir) se destina al fondo personal con un piso (no puedo forzar a ahorrar a un tipo que no tiene para comer) y un techo (¿Cuánto puedo subir la tasa de ahorro de un tipo que gana $ 200.000 en dividendos?).

El aportante tiene derechos de propiedad (habrá que diseñar algo a prueba de Zaninis) y alguna discrecionalidad sobre su destino. Sólo a partir de la edad jubilatoria puede la persona recuperar su dinero, sea todo junto o en forma de cuotas periódicas. Se crea así, como residuo de una herramienta que busca fomentar el ahorro agregado, un diferencial respecto a la JBU asociado a la historia pasada.

El esquema planteado permite al Policy Maker alguna flexibilidad en la proporción de los fondos destinados a la JBU y al fondo de capitalización sin necesidad de quiebre institucional.

(e) Queda definir el esquema institucional de administración de esos fondos. Yo prefiero administración privada bien regulada y con los incentivos adecuados compitiendo con una administradora estatal a fondos cayendo en el saco roto de la ANSES. Es negociable.

El siguiente esquema resume lo escrito.

¿Qué le parece?

Se me hizo largo. La seguimos en los comments

Saludos

martes, junio 10, 2008

Check Mate


Entiendo que es muy buena dando discursos improvisados, y que su oratoria es envidiable pero ¿Por qué la ponen a escribir decretos?

Dice el Decreto 904/2008

CONSIDERANDO:

“Que los precios de referencia mundiales para casi todos los productos agrícolas se encuentran en niveles récords[…]. El conjunto de causas estructurales o coyunturales, pasajeras o permanentes que han actuado persistirán en mantenerlos en valores promedio superiores al decenio pasado.”

Que esos niveles altos de precios resultan buenos para unos y malos para otros. Resultan benéficos para algunos productores de ciertos productos, ya que los diferenciales de crecimiento hacen entrar en colisión distintas actividades entre sí en el propio agro por esos mismos impactos, y resultan particularmente malos para los más pobres, en especial para los pobres urbanos en países en desarrollo.

Que en el caso de nuestro país la situación descripta presenta una oportunidad [...] y un riesgo, pues el fortalecimiento de la demanda interna por mayor poder adquisitivo estimula la remarcación de precios.

[….]

Que es necesario explicitar el sentido claramente redistributivo que pretende fijarse para la mayor recaudación así obtenida […].

Que [...] las obras objeto del Programa que se crea deben ejecutarse de manera descentralizada, […] por vía de convenios a suscribirse con los señores Gobernadores e Intendentes.

Que esos hospitales y centros de salud, vendrán a sumarse a las acciones de gobierno que ya contienen acciones para la concreción de los Hospitales de La Rioja, Jujuy, San Juan, Córdoba, Tierra del Fuego, Tucumán, Azul, Partido de la Costa, Florencio Varela, General Alvarado, San Nicolás, Tigre, Morón y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires;”


Traduzco

Considerando que las causas pasajeras y coyunturales son permanentes y estructurales.

Considerando que hay gente mala mala que se beneficia a costa de los niños con leucemia de África

Considerando que en Argentina tenemos inflación de demanda

Que si no me empiezo a hacer la progre, no me va a creer ni el loro.

Que no tengo ni idea de lo que significa descentralización, pero que suena fachero decir que es repartir la plata como se me cante a quien se me cante para que se la gaste como yo quiera.

Que tengo problemitas para diferenciar Provincias de Municipios y otros

finalmente la Presidente de la Nación Argentina decreta:

Art. 1º — Créase el PROGRAMA DE REDISTRIBUCION SOCIAL [...]

Art. 2º — Fondos iguales a los recaudados [...] en concepto de derechos de exportación a las distintas variedades de soja que superen el TREINTA Y CINCO POR CIENTO (35%), neto de las compensaciones […]”

¡¡Sisi!! Leyeron bien, dice “Distintas variedades de soja”, repito “Distintas variedades de soja”, repito “Distintas variedades de soja”. ¿Pensará que el trigo es una variedad de soja? ¿Qué la harina es una variedad de soja? ¿Qué hay soja común, soja Round Up y Soja en aceite? ¿Milanesas de soja? ¿Soja Labrador? ¿Caniche soja?

La jugada política fue magistral. Jaque mate. Ganaron y encima lograron conmovernos el alma con una Cristina pidiendo perdón. ¡Que grandeza! Ya me imagino la tapa de Pagina 12: “El campo no quiere hospitales para los más pobres.

Algunos comentarios (para no repetir los de Rollo):

-U$D 800 Millones representa aproximadamente un 0.25% del PBI. ¿Cadena Nacional para un plan del 0.25% del PBI?

-Representa la quinta parte de la deuda de U$D 3.900 que el gobierno autorizo el 4 de Abril, a 25 días de comenzado el paro, para la construcción del Tren Bala.
-Que triste que el país haya tenido que dividirse en dos durante 90 días para que el gobierno se digne a lanzar un "programita" social de 0.25% del PBI, a financiarse con la recaudación extraordinaria que sobra.

¡Y así estamos! Con un ejecutivo gobernando para la tapa de Paparazzi, pero al menos algo me consuela. Estamos mejor que mañana.

PD: ¿Leyeron la nota del Cronista sobre Lula y su gabinete buscando nuevos mecanismos para incrementar la produccion de alimentos e insumos? Lastima que Cristina no hable portugues.