A ver, hoy todo el mundo discute de forma exponencial… se suman voces al debate y la cosa se pone difícil… cuesta mucho seguir la idea. Pero especialmente uno nos llamo la atención, uno por sobre todos, el de manolo y el momento de la estrategia. Nosotros habíamos dicho acá que la política del gobierno mostraba límites. Y desde hace algún tiempo, creemos que la política económica del gobierno muestra sus límites.
Y ¿por qué? Iremos muy rápido en esto, el modelo de tipo de cambio real bajo aprovecho de forma formidable algo que había dejado el colapso de 2001: el fenomenal desempleo. Al reducir el costo laboral en dólares impulsó un fuerte crecimiento en el empleo por todos conocido. Al hacerlo, redujo de forma formidable la pobreza, la indigencia y mejoró la distribución del ingreso. Digámoslo bien claro, no consideramos esto ningún atajo… al menos si por atajo se le asigna una carga valorativa negativa.
Claro, también nos dirán, que el modelo de tipo de cambio competitivo es por definición inflacionario. Y al hacerlo, manda gente a la pobreza, manda gente a la indigencia y además es regresivo. Puede ser, puede ser… de hecho lo es.
Pero, por eso siempre consideramos más que correcta la estrategia económica… no importa bien lo que es el modelo, importa que en 2002 y en adelante con altos niveles de desocupación uno podía inflar la demanda sin que los precios respondan. Esa era la belleza de todo, podíamos ganar sin perder. Sugerir en ese momento un menor tipo de cambio y menor inflación sólo era bueno para el que ya estaba adentro… para el que estaba afuera lo mejor era decirle, banca macho, ya te toca, pasa que vamos despacio para no chocar… vos banca, lo hiciste siempre, es un rato nomás.
Y decíamos que el momento cambio. Que el momento político cambió, es obvio. Que el económico cambio lo venimos insistiendo desde hace tiempo, no sólo desde este blog, sino también desde aquellos que más defendieron la política económica actual. La inflación se esta disparando, ya estamos cerca del pleno empleo, los costos en dólares empiezan a trepar y la pobreza comienza a revertir su tendencia y al distribución se estanca. Claramente, a partir de 2007, el modelo empieza a crujir.
Entonces llegó el momento de entregar algo… tal vez ese tiempo ya paso, pero hoy, dada la coyuntura política es le momento de replantear el modelo de manera fuerte. Además, estratégicamente es ahora, se puede entregar algo, corregir lo que se esta haciendo mal… sino, se corre el riesgo de perderlo todo. Si el final del camino es la estanflación, no saldremos sino por donde salimos siempre.
Veamos, una opción es modificar el esquema de retenciones. Claro… esto no tiene ningún efecto sobre le inflación, de hecho podría incrementarla, pero aquí empiezan a jugar cuestiones micro/macro, si pisamos los precios forever, ¿quién va a producir?. Por otra parte, como nos muestran Tavos y Musgrave, eliminar del todo los derechos de exportación tiene consecuencias distributivas y fiscales obvias y de peso fundamental. Pero también, algunos de campo, en sus respuestas, proponen reducir la alícuota y tapar el agujero con otros impuesto, no sobre la producción sino sobre le renta. No conozco mucho de temas fiscales, y es probable que el esquema tenga costos para el gobierno. Muy fácil sería sino lo fuese. Pero, por otra parte, si lo que dice Musgrave vale, que menores ingresos deben ser acompañados por un menor gasto para mantener el equilibrio en las cuentas públicas, tampoco es tan malo.
Y esto nos lleva a la segunda opción. No todo el gasto del gobierno es social y por lo tanto no toda reducción del gasto es ajuste. Junto con la reducción del gasto público, se puede que apuntar a reducir el gasto del sector privado (principalmente de los de mayores ingresos) y el gobierno debería resignar su fetiche número uno: el alto crecimiento. Creemos, que hoy, crecer a tasas altas no genera los beneficios de hace unos años. Básicamente, se acabó el efecto cantidad… listo, la gente ya tiene laburo. Crecer más rápido no pega por ese lado… y cada vez más, acelera la inflación.
También, como un mix de todo, puede ceder con el objetivo de tipo de cambio. Al cambiar el contexto mundial, el TCR alto no sólo genera inflación interna sino que importa (multiplicada) la externa, fenómeno que no existía en años anteriores. De esta forma, reducir el tipo de cambio respecto del dólar puede ayudar. Además, en términos de competitividad externa, renunciar al tipo de cambio con el dólar poco dice, ya que este no es ni por cerca nuestro principal socio comercial.
Así estamos… es momento de cambiar, de modificar el esquema, de entregar algo para no perder el control. En el ’95 no se abandonó la convertibilidad y así nos fue… podría haber sido en ’97/98 dicen otros pero tampoco. No debe atarse de manos el gobierno con una única política para el desarrollo. Uds sabe de que hablamos.
Saludos,
Generico