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jueves, diciembre 15, 2011

Teoría de la perspectiva y el reparto de perdedores

En 1974, Daniel Kahneman y Amos Tversky dieron inicio a un programa de investigación, desarrollando lo que hoy es conocido como “Teoría de la Perspectiva”. Básicamente mezclaba economía y psicología para atacar las principales debilidades de la teoría de la decisión de la microeconomía clásica, que asume agentes "racionales": informados, hipercalculadores y consistentes.

Uno de los principales hallazgos (una lista exhaustiva hay acá), que sonará obvio para el lego aunque fuera ignorado durante décadas por la microeconomía, es que uno toma sus decisiones a partir de un punto de referencias, a partir del statu quo y no evaluando opciones de forma absoluta y abstracta. Esta simple e intuitiva afirmación contradice los métodos de elección óptima asumidos en la mayoría de los modelos microeconómicos.

Un ejercicio tradicional, entre muchos otros, para mostrar esto era invitar a elegir a un conjunto de alumnos entre regalarles una camiseta con algún dibujo estampado o una cantidad de plata. El ejercicio era repetido luego pero regalándoles previamente la camiseta y ofreciéndoles luego cambiar esa camiseta por la misma cantidad de plata. Las alternativas, como notaran, son las mismas en ambos casos, pero cambia el contexto de ambas elecciones.

Paradójicamente, el número de personas que elegía la plata caiga sensiblemente en el segundo caso. La gente había incorporado la camiseta a sus pertenencias, a su statu quo, y a partir de allí sesgó su elección. El efecto explica también, por ejemplo, la lógica detrás de los descuentos en los comercios. El precio es $ 100 (el punto de referencia), pero yo te regalo el 20%.

El paso siguiente fue identificar que a partir del statu quo, del punto de referencia, la gente sufre proporcionalmente más por perder que la felicidad que le genera ganar. Si gano $ 1000, me duele más que me saquen $ 100 que lo que me alegró cuando me dan $ 100. Parece una afirmación rebuscada, pero la evidencia al respecto es bastante fuerte. En promedio, uno está dispuesto a cubrirse de perder $1 sacrificando más de $ 1.

¿A qué viene toda esta historia de la Teoría de la Perspectiva?

Argentina entra a 2012 en un contexto muy distinto al de los últimos 8 años. Las perspectivas de crecimiento, en un marco internacional bastante sombrío, son menos optimistas y vienen acompañadas de una inflación cercana o superior al 20% durante un lustro.

Algunos buscarán la analogía con la recesión de 2008 y 2009 que, aunque dura en términos de actividad, afectó menos el “bienestar social” que eventos de crisis previos. En aquel entonces, por un lado, el gobierno volcó a la actividad recursos fiscales que, bien medidos, equivaldrían a entre 5% y 6% del PBI, repartidos entre política social, jubilaciones y subsidios, y que en gran parte permitieron amortiguar y absorber los reclamos. Por otro, el colchón de rentabilidad previo y el tipo de cambio real alto, permitió un sostenimiento de la masa salarial.

En el marco actual, sin embargo, donde los recursos ya no abundan como en el pasado. Por un lado, el gobierno no sólo no puede actuar como amortiguador sino que será, en 2012, un demandante neto de recursos con un presupuesto con necesidades financieras que no cierran. Por otro lado, los márgenes de rentabilidad y la competitividad del tipo de cambio no es ya la de la crisis previa. Hoy hay que elegir perdedores.

La Teoría de la perspectiva anticipa que la resistencia por evitar las caídas desde el statu quo será mayor a las pujas por el reparto de la abundancia en el pasado.

Las implicancias directas son al menos dos, por un lado el recrudecimiento de la puja distributiva, mecanismo propagador en el tiempo del proceso inflacionario, por otro, el incremento de las presiones sobre las acogotadas arcas fiscales. Ambos mecanismos convergen hacia el mismo fenómeno macroeconómico: la inflación. La abundancia mal administrada genera inflación, pero la escasez mal administrada genera todavía más inflación. La historia Argentina está llena de periodos así, tanto que Heyman y Navajas lograron estilizar la experiencia y modelarla matemáticamente.

Es probable que en el año que comienza el gobierno enfrente presiones como no lo hizo en ningún periodo de los dos últimos mandatos, en intensidad y en diversidad de demandantes. El incentivo a ceder es alto, con beneficios focalizados y costos diluidos y así, uno de los mayores riesgos es que decida convalidar todas las demandas (con su impacto sobre las arcas fiscales) y no asumir el costo político, postergando la asignación de perdidas.

A estar atentos. Si esto sucede volvería a escucharse una palabra enterrada hace al menos 20 años: estanflación.

jueves, abril 07, 2011

En el diario no hablaban de ti.

Finalmente, el pasado viernes el gobierno decidió, a través del Decreto 3073/2011, incrementar el mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias, esa medida pro-rico en la que anualmente convergen los intereses del Gobierno, del Grupo A, de Clarín, de los sindicatos, de las señoras de Palermo y de Larry.

Heme aquí, quijotesco, con algo de data dura. A partir de datos de la AFIP y de la EPH y haciendo uso de la técnica de los cinco dígitos oscilante, logré armar los gráficos y tablas que a continuación les presento.

Aquí vamos ¿Quiénes se benefician con la suba del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias?

De acuerdo a las estimaciones de ESC y en consonancia con las oficiales, con la suba de $ 4.818 a $ 5.782 y de $ 6.665 a $ 7.998, entre 400 y 450 mil personas dejarán de pagar el impuesto a las ganancias. Sin embargo, y en oposición con la supuesta progresividad de la medida en defensa del bolsillo del trabajador, estos 450 mil que pagaban y ahora no pagan son los menos favorecidos entre los 1.25 millones de beneficiarios.

El siguiente gráfico describe, aproximadamente, cuanto se devolverá a cada trabajador por mes según la escala de sueldo inicial.
El monto de devolución del impuesto es proporcional con el sueldo en dos sentidos. Cuanto más ganas, más pagas porque tu base imponible es mayor pero, sobre todo, porque la alícuota que te cobran es creciente. Por los primeros $ 833 por encima del mínimo se paga el 9%, 14% desde allí a los $1666, 19% hasta los $ 2.500 y así hasta 35% para los ingresos por arriba de los $ 10.000 (el detalle está aquí). Así, el aporte por cada peso marginal del más rico es mayor que el del más pobre.

De esta manera, por cada $ 1 que el gobierno decrete subir el mínimo no imponible, quien estaba cerquita de la base pagará $ 0.09 menos y el más rico $ 0.35. Al extender la lógica al total de los contribuyentes, lo que tenemos es que la devolución de impuestos del pasado viernes tiene la siguiente distribución*

¿Qué nos dice el cuadro?

De los 7 millones de asalariados registrados, 1.2 reciben el beneficio. El importe total de la devolución impositiva es de alrededor de $ 3.000 mil millones, a razón de $ 185 por beneficiario (el 85% de una AUH). Casi el 20% del beneficio total lo reciben 103 mil personas con un ingreso mensual superior a $ 18 mil mensuales ($ 36 mil en promedio) que recibirá cada uno, en promedio, $ 422 (casi dos AUHs). En este último grupo, el gobierno gastará $ 567 mil millones.

Si nos limitamos a quienes cobran más de $ 10.000**, el gasto total del gobierno es de $ 1.740 millones. Es decir, luego del decreto el gobierno habrá transferido al 5% de mayores ingresos entre los asalariados registrados una cifra equivalente al 16% del gasto nacional en salud, al 20% del gasto en promoción y asistencia social, al 36% del gasto en ciencia y técnica, al 59% del gasto en Agua potable y alcantarillado, o al 36% del gasto en vivienda y urbanismo.

Parece mucho ¿No? Y eso que sólo han oido la mitad de la historia.

¿Quiénes no se beneficiaron con la devolución de ganancias?

Una estimación de los no beneficiados, elaborada empalmando la EPH y la data de la AFIP con una buena dosis de Guesstimate y una metodología que describo en los comments***, se presenta en el siguiente cuadro. Los datos son ligeramente distintos a los de la tabla previa (sobre todo en los extremos de la distribución) pero, mientras aquella es más precisa para estimar los costos totales, esta lo es para comparar contra un universo más amplio de trabajadores que incluya no registrados y cuentapropistas.

De acuerdo a estas estimaciones, al beneficio accedió tan sólo el 7.7% del universo de trabajadores comprendido por los registrados, los no registrados y los cuenta propistas. Es decir, en su reparto, el gobierno excluyó al 92,3% de los trabajadores. Este 92.3% está compuesto por un 84% de los trabajadores que cobra menos de $ 4.800**** -injusticia vertical- y un 7.7% que,aún cobrando más de $ 4.800, no se benefició con la medida -injusticia horizontal-.

En conclusión: dentro del universo de trabajadores registrados, el beneficio es creciente cuanto más rica sea la persona, y se concentra fuertemente en los deciles más altos. Por otro lado, al estar dirigido a un subgrupo de los trabajadores formales, deja afuera a más del 90% del universo de trabajadores.

Convengamos que hablar del “bolsillo del trabajador” es darse una licencia de lenguaje ¿No?

Así las cosas. Hete aquí el progresismo del siglo XXI.

Atte

Luciano

miércoles, marzo 30, 2011

Impuestos al salario y las libertades del lenguaje tributario

Como todos los años (y como resultado de la inexistente inflación), el Gobierno, los sindicatos y la oposición encaran el más increíbles de todos los debates al evaluar la posibilidad de incrementar los mínimos no imponibles del impuesto a las ganancias. Como todos los años, no logro contener mi perplejidad al ver que se plantea como una medida progresista de defensa al bolsillo del trabajador.

Expresé mi opinión en este espacio en reiteradas oportunidades (por ejemplo, acá y acá). Para no repetirme y aburrir (¡No puedo dar garantías de lo segundo, aunque la previa con Gene me permite intuir que lo que acá concluyo es medio ruidoso!) permítanme darle otra vuelta a la tuerca.

Una transformación clave de la economía argentina en los últimos 20 años (y digo 20 no por casualidad) fue la evolución de la estructura tributaria hacia una más moderna y sólida, cuyas características más salientes puedan resumirse en el siguiente grafico*
Además de consolidar su capacidad recaudatoria para alcanzar un ingreso total equivalente al 30%, en los últimos 20 años (algo más si se incluye provincias y municipios) se produjo un crecimiento sostenido de la participación de impuestos más progresivos en el total recaudado (como los impuestos a los réditos/ganancias y al patrimonio), en perjuicio de otros más regresivos (como el IVA o los impuestos al trabajo).

Ahora bien, en algún momento alrededor de 2005 esta tendencia a la mayor progresividad recaudatoria se detuvo, comenzando una leve tendencia hacia la caída en la participación de los impuestos “buenos”.

Esta dinámica puede explicarse por tres fenómenos.

El primero de ellos es el estancamiento en la recaudación de los impuestos “progres” que, desde 2004, oscilan alrededor del 7.5%.
El estancamiento de estos impuestos progresivos tiene a su vez varias explicaciones. En primer lugar, manteniendo constante la estructura tributaria, la recaudación de impuestos progresivos es más alta cuanto más concentrado este el ingreso y la riqueza, y más baja cuando la distribución mejora (la razón técnica la explico en otro post para no eternizar este). Cuando la distribución empeora, sube ganancias, cuando mejora, baja. Así, el sistema tributario actúa, en parte, amortiguando los cambios en la distribución del ingreso por lo cual parte del estancamiento observado desde 2004 (al igual que parte de la tendencia creciente en el periodo previo) se explica, de esta manera, por las mejoras distributivas. Por otro lado, la propia caída en las tasas de rentabilidad del capital (que es algo parecido pero no es lo mismo que el punto anterior) de los últimos años respecto a los obscenos valores del primer kirchnerismo redujeron la base imponible.

En sentido opuesta, la recaudación de impuestos progresivos se mantuvo constante a pesar de que el gobierno prohíbe aún la exposición de los balances contables a la inflación, con lo cual la recaudación de ganancias se mantiene artificialmente más alta de lo que sería en un contexto de menos inflación.

Ahora bien, volvamos entonces a la pregunta original ¿Qué más explica la reciente caída en la participación de los impuestos progresivos sobre el total recaudado?

El segundo fenómeno, como puede verse en el siguiente gráfico, es la dinámica de los impuestos al consumo (80% IVA pero también impuesto a los cigarrillos, al chupi, a los combustibles, a los autos, etc). Este grupo de impuestos mostraron una dinámica creciente que los ubica hoy alrededor del 10% del PBI (+- el dibujo de las Cuentas Nacionales desde 2007).

El incremento de la carga tributaria sobre el consumo es, en realidad, algo más alto que la que se refleja en la serie de recaudación sobre PBI. Desde 2003 a la fecha el consumo privado creció sistemáticamente por debajo del resto de los componentes del PBI (contradiciendo esa idea del “boom de consumo” que según este servidor es incorrecta) por lo cual el incremento de la recaudación sobre el consumo es incluso más alto.

Aunque no está bien juzgar la progresividad de un impuesto haciendo abstracción de en qué se gasta la plata, creo que este incremento de la carga sobre el consumo debería ser una tendencia a revisar en cualquier reforma del sistema tributario.

Sin embargo, la principal explicación al estancamiento y retroceso en términos de progresividad de la recaudación se explica por lo que pueden ver en el siguiente gráfico: la evolución del impuesto al salarios o, como solemos llamarlos aquí de los aportes y contribuciones a la seguridad social. El impuesto al trabajo creció algo más de 4% del PBI entre 2003 y 2010.
(Debería separar en el gráfico los aportes por diversos conceptos, porque no es hoy lo mismo el descuento por la obra social que el de la jubilación, pero permítanme hacer abstracción de ello).

En el contexto actual y en particular después de la moratoria y estatización del sistema previsional, pensar que el descuento sobre el salario tiene un carácter de contribución y no de impuesto (esto es que hay como correlato entre el acceso a una jubilación a la hora del retiro y lo que uno contribuye durante su vida activa) es un pobre reflejo de lo que en realidad pasa. Cuando, por un lado, casi el 50% de los jubilados nunca aportó, cuando la remuneración del 85% de los jubilados se encuentra entre una mínima y 1 1/2 mínima independientemente de sus aportes y cuando el 35% del financiamiento de las jubilaciones no surge de los aportes, llamar contribuciones sociales a los descuentos al salario y no impuesto al trabajo es tan sólo una libertad del lenguaje.

En conclusión, lo que se observa en la estructura tributaria en el último lustro es una combinación de (1) un estancamiento de la recaudación de los impuestos más progresivos como ganancias o impuestos al patrimonio (2) un crecimiento de la carga tributaria sobre el consumo y (3) un fuerte crecimiento de la recaudación en concepto de impuestos sobre la nómina salarial formal.

Ahora bien, para ir cerrando y volviendo al tema que abrió el post, si oposición, sindicatos y gobierno pretender encarar una reducción de impuestos (como hacen cada vez que discuten el aumento del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias) ¿Qué tiene más sentido? Apuntar todos los cañones hacia el más progresivo de los impuestos o, en cambio, encarar una reforma de dos impuestos (IVA y Contribuciones sociales) que, silencioso y sin prisa ni pausa, corroen las mejoras en la progresividad de la recaudación de impuestos?

Dejo la pregunta abierta. La seguimos en los comentarios

Atte

Luciano

*Incluyo entre los progresivos al impuesto a las ganancias, a los premios de azar, a la ganancia mínima presunta, al patrimonio y a las transacciones financieras y de capital. El gráfico incluye también, para quien guste, a los impuestos al comercio exterior, así no convierto al post en uno sobre retenciones si o retenciones no.

lunes, abril 12, 2010

Trabajando sobre el Manual

Refunfuñando y a regañadientes, Rollo contesta el desafio planteado por el colega, amigo y coblogger Genérico en este post ¿Cuáles es el canal que hace que funciones el modelo Rolleano , según el cual la inflación y el nivel de actividad dependen, en última instancia, casi exclusivamente del Tipo de Cambio Real “de equilibrio”?

Nadie mejor que el propio Rollo para explicarlo. Sin embargo, permítanme hacer una breve interpretación que me permitirá organizar la rerespuesta.

La suba del TCR por encima de su equilibrio genera una onda expansiva sobre el nivel de actividad. La onda expansiva llega por el mercado de trabajo. A un nivel dado de productividad (alrededor del cual se mueve el TCR de equilibrio) y al salario nominal previo a la suba del TCR, al productor de transables le conviene contratar gente. Esto, con desempleo, se convierte en una suba en el nivel de empleo y actividad. A medida que el mercado laboral se va cerrando, la presión alcista se convierte en subas salariales y no en nuevas contrataciones. Eventualmente los salarios empujan el TCR al de de equilibrio y los incentivos a contratar gente desaparecen y con ellos la presión expansiva. Adicionalmente, Rollo incorpora una dinámica inercial al modelo. No es lo mismo llegar al TCR de equilibrio con inflación de 20% y dólar a 3 que con inflación de 5% y dólar a 2.

Stop

Cualquiera que haya tomado un curso introductorio de macroeconomía reconocerá en el modelo de Rollo un IS-LM con precios flexibles, en el que la IS está dominada por el TCR y la oferta agregada se mueve con una Curva de Phillips ampliada por algún componente inercial. El siguiente gráfico, que no explico para ahorrar espacio, describe su esencia.

Algunos comentarios al respecto.

Onda expansiva: Rollo asume el carácter expansivo de un TCR por encima del equilibrio. Cómo la tradición estructuralista sostuviera durante añares (y como desde ESC planteáramos acá y acá) no es obvio que, urbi et orbi, la suba del tipo de cambio sea expansiva. Por cada productor de transables que se beneficia con un dólar más alto hay uno de no transables que se perjudica al ver encarecer sus insumos. ¿Qué efecto prevalece? La respuesta a priori no es evidente.

Asimismo, existe un canal distributivo de espíritu más kaleckiano que puede anular el efecto expansivo sobre los transables. El impacto regresivo de la suba del TCR (en particular por la licuación de los salarios reales) puede incrementar la tasa de ahorro agregada actuando contractivamente sobre la actividad. Personalmente creo que es este el canal de trasmisión más importante de la política cambiara que, según el contexto, puede ser expansivo o contractivo.

Hay que hacer las cuentas, lo que es seguro es que la onda expansiva no está garantizada.

El TCR no está sólo: Si el tipo de cambio afecta los precios a través de su impacto sobre el mercado de trabajo y el nivel de actividad ¿Por qué ignorar a las otras políticas macroeconómicas que afectan la demanda agregada?

En el caso de la política monetaria la respuesta es sabida. Rollo (como Genérico) desconfían del funcionamiento de los canales monetarios tradicionales. Yo, en cambio, soy algo menos escéptico a partir de tres fenómenos en los últimos años: (a) la remonetización via redescuentos de los primeros años de la posconvertibilidad, que evito el colapso del sistema financiero (b) el exponencial crecimiento de la construcción, pooles de siembra y fideicomisos de diversos colores. Cuando la política monetaria reduce las alternativas de inversión, estás tienden a volcarse a la actividad real y (c) los LCD a 50 cuotas sin interés en Fravega.

Dejemos de lado el debate por la política monetaria. ¿Y la política fiscal?

No termino de entender porque Rollo, que ha criticado con saña la equivalencia ricardiana y la neutralidad fiscal en el debate sobre el estimulo fiscal norteamericano se niega a darle la importancia que merece en el debate autóctono.

Si la política fiscal efectivamente afecta por algún canal a la demanda agregada, entonces, para cada nivel de tipo de cambio real, existe una determinada política fiscal, ridículamente contractiva o ridículamente expansiva, que compense el efecto del TCR sobre la actividad. El mecanismo es simple, a través de gasto e impuestos el gobierno puede anular el incentivo positivo (que bajo ciertas condiciones es inflacionario) que el TCR tiene sobre el productor transable.

Dicho de otra manera, el modelo Kirchnerista de Tipo de cambio de 2003-2006 era sostenible en el tiempo, pero a costa de salud, educación, jubilaciones, gasto social, infraestructura, etc. Cuando tuvo que elegir, el gobierno no optó por ninguno. Las consecuencias inflacionarias están a la vista. Yo, por mi parte, compraba para 2003-2006 un modelo con TCR más bajo y menores exigencias fiscales. pero bueno, son elecciones.


Dejo en el tintero para próximos posts debates paralelos como si la política fiscal que vuelve no inflacionario un determinado TCR es sostenible en el tiempo, si puede asociarse linealmente salario de equilibrio con productividad media o cuáles son los mecanismos que vuelven inercial al proceso inflacionario.

Por el momento, sin mas, saluda atte.

Ele

martes, marzo 16, 2010

¿Quién Lo Dijo?

¿Fuí yo el que dijo esto? ¿seguro? a mi no me parece. O ¿habrá sido él?. Mmm... la verdad, no lo sabemos.

Pero, antes de avanzar un poco más, hagamos un pequeño interregno. Al parecer, a amigo Postino no le cerró mucho el estimador de Utilización de Capaciada Instalada (UCI) de nuesto post anterior, entonces para ampliar el cuadro, actualizamos un viejo excel que andaba por ahí.

Básicamente, calculamos cuál es el nivel de producto máximo para cada año desde 1990, sí la tasa de desempleo fuese del 5% y la utilización del stock de capital total de la economía del 75%. Estos valores son arbitrarios ya que sólo buscamos darnos alguna referencia para guiar el análisis, ya que como bien comentaba Hector en algún post anterior, el máximo de utilización del total de factores disponibles es inherentemente inobservable. El gráfico que sigue muestra la dinámica del PIB efectivo* y el potencial aquí estimado:
Estimado de esta forma, podemos definir el nivel de UCI de toda la economía, como la relación entre el PIB observado y el PIB potencial. De acuerdo a esta formulación, resulta evidente que dadas las tasas de desempleo existentes durante los noventa, los máximos de producción de la convertibilidad se dieron con niveles de utilización bajos. Asimismo, la UCI alcanzó en 2008 un máximo de 97,1%, para caer en algo más de 5 p.p. durante 2009.Un punto de nuestra definición de "PIB potencial" que puede molestar a los amigos liberales y ortodoxos es que se excluye toda referencia a la tasa de inflación para las cuentas. Hoy en día, la moda dicta que el máximo de producción sostenible, es aquel que no acelera la tasa de inflación. Respecto de este punto, nuestro gráfico que sigue muestra la relación entre PIB e inflación. Sin bien son pocos datos, y la correlación parece nada robusta, se observa que desde 2006, el sostenimiento de altas tasas de utilización de la capacidad se dieron en compañía de mayores y crecientes tasas de inflación:Vale notar que a diferencia de lo que parece indicar Elemaco aquí, la oferta total de la economía no es una cosa fija, sino que esta evoluciona en el tiempo. Incorporando una variación en el PIB potencial del 3% para 2010, llevar los niveles de utilización al 100% (esto no ocurre en toda la serie de los últimos 20 años) implicaría un crecimiento real del PIB del 11-12% en todo el año. Claramente, si la correlación se sostiene, esto sería acompañado por una fuerte aceleración en los precios.

La pregunta que me sigo haciendo es, sí tiene sentido impulsar la actividad económica fuertemente desde el sector público, cuando en medio de una fuerte inercia inflacionaria, el PIB igual estaría creciendo cerca de un 5%. O dicho de otro modo, si no será que todo el impulso fiscal se lo comerá una mayor tasa de inflación.

Saludos,
Genérico

* Al PIB efectivo de 2009 lo hicimos caer un 3% anual.

lunes, marzo 15, 2010

La macro no se negocia

Mis tres años de práctica profesional, cuyo inicio coincide, minutos más minutos menos, con el momento en el que abrí este blog, me han convencido de algo. La teoría macroeconómica funciona. Hay, como diría el Pepe Mujica, un par de reglas macro que no sólo son conceptualmente intuitivas sino empíricamente ciertas. La micro la charlamos, la macro no se negocia.

Una de esas reglas es que existe un límite a la capacidad de la política expansiva (fiscal y monetaria) para impulsar la actividad económica. El límite es físico. La estructura productiva no puede siempre pegar saltos caprichosos hacia adelante. El límite no sólo está en la disponibilidad de insumos de producción (mano de obra, capital, energía, materias primas, etc) sino en el tiempo que necesita el sistema para reasignar los recursos.

Una economía llegando a su límite se manifiesta de dos maneras: inflación e importaciones. Viendo la combinación de ambas series para Argentina y la evolución de los indicadores de empleo que, desde principios de 2007, no mejoran ni un centímetro, hay indicios claros de que cerca de esa fecha, Argentina alcanzaba el límite
(Nota, la serie oficial de desempleo de la EPH tiene dos feroces dibujos en los valores de 2007q4 y 2008q4. En breve subo un post justificando la corrección que muestro en el gráfico)

Todo sería mucho más complicado si el rebrote inflacionario e importador no coincidiera con un impulso fiscal y monetario fuertísimo en una economía no muy alejada de su “producto potencial de corto plazo” (que no se cual es pero sé que está ahí). Podría, si las relaciones más elementales de la macro no se cumplieran, recurrir al argumento de los oligopolios, al del precio de los commodities o al reacomodamiento de precios relativos. Pero no. Están ahí. Se cumplen. O, mejor dicho, o se cumplen o la coincidencia es sorprendentemente oportuna. (click para agrandar)

Así, desde 2007 (con excepción de 2009 cuando la brecha en el producto reapareció), entramos en un sendero de políticas expansivas con bajo impacto en la actividad económica.

El problema es que los costos de buscar violar esa primer regla de la macro no se limitan a la inflación o a las importaciones, lo cual nos acerca a la segunda gran regla macro. La política fiscal está vinculada con su propio pasado y con su futuro o, como decimos los economistas, requiere cierta consistencia inter-temporal. El vínculo es relativamente simple. Independientemente del impacto que tenga sobre el producto, un año podes gastar sin financiamiento genuino, pero la capacidad de financiarte se complica a medida que mantenes el comportamiento irresponsable en el tiempo. Eventualmente chocas con el default o, sobre todo, con el  impuesto inflacionario..

Los seis años de gobierno de matrimonio Kirchner coinciden con el del mayor aumento en los recursos del sector público nacional de toda la historia económica argentina. Vean el siguiente cuadro, donde no se tienen en cuenta aquellas presidencias de menos de un año. Nunca como en la actual una gestión vio incrementarse tanto sus recursos respecto a la anterior. Los 3,5% de recursos adicionales promedio (que esconde una suba de 4.5% de 2003 a 2009) se ve secundado tan sólo por el 1.89% adicional de Ongania-Lanusse, el 1.83% de Illia y el 1.59% de Alfonsin (que tuvo su primavera).

Sin embargo, y a pesar de este fenomenal e inédito crecimiento en los recursos, la gestión K ha puesto nuevamente en jaque la consistencia intertemporal fiscal, impulsando a una economía que ya no muestra una brecha demasiado importante entre su producto efectivo y potencial.

El gasto total creció de $ 131 MM en 2003 a $ 267 en 2009 (en pesos de 2009). Sabemos adonde fue la plata. 1 de cada 2 pesos de destinaron al vergonzoso esquema de subsidios que buscó sostener ese mundo virtual y mediático de tarifas bajas y combustible barato. La pregunta es ¿De dónde sacó el ejecutivo los $ 136 MM adicionales?

Existen cuatro y tan sólo cuatro formas de financiar el gasto público (si encuentra una quinta, habrá violado la primera ley de la termodinámica). A saber, en orden decreciente de sostenibilidad (i) impuestos (ii) endeudarse (iii) emitir moneda y (iv) liquidar stocks (por ejemplo, privatizar). Todas tienen su analogía en algún movimiento contable (si cae el patrimonio neto o sube el patrimonio neto o cae el activo o sube el pasivo). En el siguiente cuadro podrá ver cuál fue la composición del financiamiento entre ambos períodos.

De los $ 136 MM:
1) $ 4 MM (3%) surgieron del flujo de ahorro que el gobierno tenía en 2003

2) $ 50 MM de ingresos tributarios (37%), la que personalmente considero la fuente más genuina de ingresos. De ellos, $ 8 MM pueden atribuirse al aumento de las alícuotas de retenciones de 2007 que, aunque polémicos, creo que corresponden también a la categoría de “genuinos”

3) $ 51 MM (38%) llegan de las contribuciones a la seguridad social, donde $ 6 MM corresponden a la estatización de las AFJP (su flujo, y no su stock) que, aunque también polémicos, son genuínos. $ 5 MM (4%), sin embargo, son ingresos transitorios que tenderán a desaparecer desde 2011, de jubilados que pagan cuotas por la moratoria previsional de 2006.

4) $ 23 MM (17%) corresponden a diversas formas del impuesto inflacionario y al pago que el FMI nos hizo hacia fines del año pasado. Puro financiamiento transitorio, espurio y regresivo.

5) $ 7 MM (5%) restantes fuero liso y llano desahorro

Note el lector como la suma del desahorro, el impuesto inflacionario y la moratoria previsional alcanza los $ 35 MM. Así el 25% del incremento del gasto público y 13% del gasto total es financiado a partir de recursos “no genuinos” y/o transitorios, lo cual inevitablemente genera un problema intertemporal.

¿Es esto un problema serio? No debería serlo, pero lo es. 2.5% puntos del PBI de colocaciones en los mercados durante un par de años no genera ningún problema de sostenibilidad en una economía creciendo al 3%/4% pero, como sabemos, el segundo tipo de financiamiento, intervención del INDEC mediante, está hoy vedado.

En cambio, optamos por la vía inflacionaria, la tentadora y regresiva vía inflacionaria.

Y así, la castidad de las reglas de la macro descansan invioladas y los cauces naturales siguen su camino. La inevitable jaqueca de domingo de una expansividad innecesaria y esteril nos arrincona en las siempre poco felices opciones que nos deja la realidad de una economía que, si uno la dobla demasiado, se rompe.

La solución, por suerte, no parece ser demasiado compleja. “Descremar” un poco el gasto y reabrir los mercados voluntarios de bonos. La buena noticia es que en un año de 4%/5% de crecimiento la corrección de estos desequilibrio no debería traer problemas. La mala es que hay que apurarse, porque mientras nos peleamos por el FoBic se acerca 2011, y sus U$S 20 MM de vencimientos de la deuda.

Atte

Ele

miércoles, febrero 24, 2010

DesPIIGizando a España

Más allá o más acá en el debate sobre el estado de la macro, me parce que los tipos más perdidos en todo el desastre español son, sin duda, los del Partido Popular. Por que la verdad, hay que ser bastante poco serio y necio para sugerir que en medio de la mayor crisis de las últimas 4 décadas el sector público debe ajustar sus cuentas.

Volvamos un pasito para atrás. Desde que los problemas en Grecia tomaron a Europa por asalto, han aparecido diferentes voces que ponen a España dentro del denominado PIIGS, grupúsculo cuya función sería asustar a los mercados voluntarios de deuda soberana agitando el fantasma de default.

El temita a tener en cuenta es, que dado el tamaño de la economía española, una crisis fiscal allí sería casi terminal para el sueño del Euro. Entiendo yo que quienes pintan ese escenario tienen en la cabeza esta dinámica del sector público:
Según las proyecciones de la Comisión de Asuntos Económicos Europea, el impulso fiscal español superó el 10% del PIB en 2009 y no se espera que esto revierta en el próximo bienio. La magnitud del actual déficit español es de los más altos de europa y se acerca peligrosamente al registro de Grecia e Irlanda. Mirando esta realidad, el candidato presidencial Rajoy entiende que el gobierno de Zapatero esta hipotecando el futuro de España: ¡¿Alguien quiere pensar en los niños?!.

La pregunta entonces sería ¿Hasta donde es cierta esta conjetura respecto del próximo colapso del fisco español?. Pues anticipando nuestra conclusión central, diremos que de todos los muchos problemas que tiene España, el fiscal dista en exceso de ser el más importante. Veamos sino, como evolucionaría la relación entre la deuda pública y el PIB, aún con un escenario de déficit fiscal cercano al 10% hasta 2011:
Aún cuando el impulso fiscal incrementaría el peso de la deuda, esto sólo llevaría a España al nivel promedio de Europa y todavía se mantendría en 2011 por debajo de Alemania, Francia ó el Reino Unido. Claramente, la situación suena mucho más complicada para el resto de los PIIG: Portugal, Italia, Irlanda y Grecia. Por supuesto, una baja relación deuda a PIB mal administrada puede ser explosiva. Tampoco parece ser aquí el caso:
Los pagos de interéses en relación al PIB se mantendría por debajo del 3% en 2011, muy inferior al más de 6% de Grecia ó el 5% de Italia.

Los conservadores tienden a soprenderme en todas las partes del mundo. La "lógica" de la derecha española es bastante peculiar: Si las familias y las empresas se están apretando el cinturón, es absolutamente disparatado que la Administración central, que el Gobierno de Zapatero se dedique a gastar el dinero de todos los contribuyentes a tontas y a locas, a troche y a moche, hipotecando el futuro de todos los españoles

Por lo tanto, nuestra humilde sugrencia para la castigada España es: Ustedes que pueden, dejen de preocuparse tanto por el nivel de gasto y sostengan el impulso fiscal, y preocupense por lo que realmente debería estar preocupandolos.

Saludos,
Genérico

martes, febrero 09, 2010

So far, so good... or not (2)

Evidentemente, la política fiscal en argentina ha sido cualquier cosa, menos un elemento de estabilización anticiclíco. Por lo general, las grandes expansiones del sector público se dieron en momentos de fuerte crecimiento, dejando el ajuste para los años de crisis. Claro, como sabemos bien, estas trayectorias en las finanzas públicas deben tener su correlato financiero, ya que alguien, siempre, lo paga.

Durante los noventa, la Ley de Convertibilidad impuso limites a la financiamiento que el Tesoro podía solicitar del BCRA de forma de, al menos en teoría, forzar la disciplina en las cuentas públicas. Dado que nada de eso ocurrió, el endeudamiento creciente y acelerado fue el único modo de conservar el esquema. La deuda pública creció de forma sostenida y el pago de interés en términos del PIB alcanzó valores máximos que superaron el 5% hacia fines del modelo.
Este desquicio financiero impuso nuevas restricciones en los años post convertibles. El exitoso canje de la deuda pública de 2005, junto con un superávit primario (lo que implico la ausencia de monetización de las cuentas públicas) en un contexto de acelerado crecimiento llevaron los niveles de endeudamiento público a niveles mínimos.
Ok... hasta acá suena muy lindo todo. Casi prístino diríamos. Pero al profesor Olivera y a varios comentaristas no le gusta nada. Dicen que para hacer política fiscal en serio, hay que tener conqué. La clave del problema, parece ser que los años previos a la crisis y fundamentalmente en 2007, el Gobierno mantuvo un sesgo excesivamente expansivo que mantuvo el crecimiento a tasas chinas, al costo nada menor, de acelerar fuertemente el proceso inflacionario.
La consecuencia de este es esquema fue que cuando necesitaste hacer política fiscal contracíclica, el Gobierno se quedó sin recursos genuinos y tuvo que acudir a fuentes de financiamiento de lo más diversas, a las que con gran sentido académico, denominamos "manotear de donde se pueda". Aún entendiendo que podían existir alternativas más potables, no nos parece mal que hacer lo que se hizo. Lo dijimos antes, lo repetimos ahora.

Nos preocupas más como pintan las cosas hacia 2010. Las estimaciones privadas hablan de una recuperación en el crecimiento, el verano fue alentador y sin embargo, el Gobierno va a sostener el impulso fiscal... y ya no quedan muchos stocks para meter mano!. Y sin de donde meter mano, y sin acceso a mercados voluntarios de deuda para financiar el gasto... sólo parece que queda un camino. Y desde ya lo decimos... no es un buen camino.

Saludos

Genérico.

lunes, febrero 01, 2010

So far, so good... or not (1)

Parental Advisory: Escenas de Explícitas de Berretonomics.

Al final del final del final, todo este debate sobre la salida del ahora-te-renuncio ¿ex?-presidente del BCRA, es sólo sobre un tema: Cuál es la restricción de presupuesto que tendrá la administración central, y vía ATNs, el Estado Nacional Consolidado, en 2010 (es decir, cuanto hay para gastar y de donde surge el financiamiento para ese gasto).

Sabemos que hasta ahora, son muchos los que acusan de irracional a la actual política fiscal. Por ej., al amigo de Olivera, esto no le gusta nada de nada. Mi amigo Elemaco siempre insiste que la mejor política fiscal es la contracíclica: ahorrar cuando las cosas van bien, para gastar cuando van mal, and believe you me, they will go bad!. Pero lo que no me cierra, es porque todos ellos, respetables anti-k, criticaron como criticaron la política de 2009.

Pero mejor, vamos a poner las cosas perspectiva, porque sino se entiende poco. Allá, en los principios de los tiempos (osea en 1993 donde empiezan las series de ctas nacionales) gobernaba aquel con el que vivíamos mejor. Asesorado por muchos super Phds, la cosa distaba de ser el ideal del mundo de Elemaco: Durante el menemato, la política fiscal fue siempre expansiva, principalmente, en los años de mayor crecimiento. Nada muy prolijo, pero si, muy "endeudante".
El inoperante y represor de Fernando, no sorprendió en nada (que tragicómica la historia de la Alianza... por donde se lo mire). Heredó el quilombo de Menem, y profundizó el sesgo, ajustando en recesión. Road to perdition. Los creadores del plan de convertibilidad suelen cargar la culpa de todo el colapso a esta política fiscal siempre expansiva. Es evidente que la insostenibilidad fiscal fue clave... lo que no evidente es que haya sido exógena al modelo, pero eso es harina de otro costal.
Al pobre militarista del cabezón le tocó jugar en la B. Con un fisco arruinado y corriendo para atrás vio como la economía inició el sendero ascendente y empezó a revertir los coletazos del colapso convertible.
Lo de Néstor puede dividirse en dos etapas. En la primera, hasta que se sacó de encima al pálido, el sesgo de la política fiscal fue más bien contractivo llegando a ser neutro en algunos años. Básicamente se acompañó la recuperación y se acumuló un buen superávit. La segunda parte, ya sin amarras, se utilizó fuerte y sostenido el gasto para mantener las tasas de crecimiento chinas, y de ahorrar, ni noticias.Finalmente, para Cristina las cosas pintaron mal. Crisis interna y externa conjugaron en un crecimiento que empezó a caer, para pasar a contracción en 2009. Lejos de los llamados a la cordura de la republicana oposición, en 2009 el Gobierno agarró fondos de donde quiso, de donde hubo, de donde pudo y aplicando los manuales más básicos de política económica usó la política fiscal como herramienta anticíclica y contabilizó en el año un impulso de las cuentas públicas sobre la actividad superior a 3,5% del PIB.
Raras cosas las de este Gobierno, que en lugar de defender el uso anticiclico del déficit, festeja la obtención de ficticios superávits. También raro que le hayan caído tan pero tan duro por haber sido expansivos en 2009, cuando para todos la economía caía... ¿qué se debería haber hecho? ¿ajustar en recesión?.

Claro, 2010, es quizás... otro cantar.

Saludos





lunes, enero 18, 2010

Gasto público y recaudación en 2009

Llenemos con un poco más de contenido el post que subiera el viernes pasado, en el cual debo confesar un error de cálculo que el lector interesado no tardará en encontrar.


¿De dónde vino y adonde fueron los recursos fiscales nacionales durante 2009? 

Puede ver esta primicia de ESC en el cuadro que se presenta a continuación (click para agrandar): (aquí lo que pasó entre 2003 y 2008)


Fuente: Ingresos y Gastos

Tanto el gasto como los ingresos del tesoro nacional se incrementaron, en términos nominales, alrededor de $ 29 Mil Millones (MM) durante el año. Esto equivale a un crecimiento cercano al 15% en términos nominales y a un movimiento nulo en términos reales (suponiendo una inflación de 15%).

El 88% del incremento de la recaudación se explica por la suba de los aportes y contribuciones a la seguridad social. De este incremento, un 50%, aproximadamente, puede asociarse a la estatización del flujo de fondos previsionales de 2008. Recordará el lector que del total de aportes que por este concepto tributaban trabajadores y empleadores tan sólo el 20% (aprox.) se redirigía a los fondos de capitalización, flujo que habría representado en 2009 unos $ 13 MM.

La recaudación de impuestos internos, que explica el 30% del incremento total, creció un 19% entre 2008 y 2009, a pesar de las caídas en términos reales del impuesto a las ganancias (-11%) y del IVA (-5%). No es mala la performance recaudadora, especialmente explicada por el incremento en impuestos secundarios, en el marco de una economía contrayéndose un 3,5%. La recaudación por retenciones y derechos de importación, finalmente, cayó en $ 5,3 MM o 12% respecto a 2008.

En términos de gastos, el 45% del total del incremento fue a parar a la seguridad social, en un movimiento de flujo de $ 13,4 MM que dejaría al tesoro nacional un saldo positivo de $ 11 MM.

Creo que no hace falta explicar que de no ahorrarse, por cómo se estructura el sistema previsional actúan, el gasto de esos $ 11 MM representaría un incremento en el endeudamiento neto del Tesoro. Recuérdese que, cuando el estado cobra un peso en concepto de contribuciones sociales, está, a la vez, asumiendo un compromiso de pago futuro. Sube un activo (recaudación) y un pasivo (jubilación futura).

El segundo incremento en términos nominales se dio en subsidios al transporte ($ 4 MM) y en incrementos de gastos en educación y cultura ($ 3.6 MM), donde se incluye, vale aclarar, el programa “Futbol para todos”. La deuda externa se llevó $ 2,6 MM adicionales, con una caída en términos reales del 3%, y la salud y la promoción y asistencia social un adicional de $ 1.5 MM y $ 1.2 MM respectivamente.

En su conjunto, estos primeros cinco rubros explican el 85% del incremento en el gasto. En el cuadro de más arriba podrá ver un desagregado más detallado de los movimientos del gasto.

Ajuste de gasto se observa en los subsidios a energía, combustibles y minería ($ 2,4) y en los reintegros/subsidios al sector agroindustrial por $ 1.2 MM. El dinero destinado a la recopilación de información y estadísticas básicas, por su parte, se redujo en un 16%...ufff.

Con todo lo dicho hasta aquí ¿Usted que cree? La estructura tributaria y de gasto del estado nacional ¿Es más progresiva o regresiva que en 2008? ¿Cree que los movimientos descriptos actuaron expansiva o contractivamente? Y la pregunta más difícil de todas ¿Dónde pasaría tijera si el cierre de los mercados financieros nos fuerza un ajuste fiscal? (o, en su defecto, de donde obtendría los recursos adicionales).

Sabrán disculparme si, por razones de tiempo, no arriesgo todavía respuestas a estas preguntas.

Atte

Ele

miércoles, diciembre 09, 2009

Muchachos ¿Nada hemos aprendido....? - Parte 3

Entonces, explicaba aquí y aclaraba aquí algunos argumentos para defender la idea de que el modelo de Marcelo Diamand basado en la “estructura productiva desequilibrada”, que posiblemente tenga a la gente del PROFOPE como sus mayores defensores contemporáneos, ha quedado extemporáneo y desactualizado.

Otro de los grandes argumentos en defensa del desdoblamiento cambiario en cualquier de sus versiones está asociado al deseo o necesidad de capturar para el fisco el diferencial de rentabilidad que un tipo de cambio dado genera sobre una estructura productiva desequilibrada.

Sin ahondar en el debate sobre los justicia horizontal de este tipo de medidas, por saberlo harto tratado entre los otros tantos debates en los que nos hemos enroscado durante la crisis del campo, permítanme centrarme en lo que pretendo mostrar aquí: Que un argumento que podía tener sentido hace 40 años hoy ya ha sido ampliamente superada por la realidad.

Argumentaré cortito y al pie, para no aburrir y confiando que el gráfico de más abajo valdrá como 1200 palabras.

Existe un impuesto cuya razón de ser es, justamente, el capturar las rentabilidades diferenciales en la economía, a saber: El impuesto a las ganancias. El desdoblamiento cambiario no es sino un muy imperfecto sustituto de este.

Sin embargo, en 1972, tenía sentido apuntar a un “segundo-optimo” por la simple razón de que, en el marco de una economía con inflación crónica, la recaudación por el Impuesto a las Ganancias mostraba ya casi treinta años de retroceso y era un impuesto completamente marginal en la estructura tributaria.

Como puede verse en el siguiente gráfico, desde un máximo de 3% del PBI a principios de los 50, el impuesto a las ganancias mostraba una persistente tendencia a la baja, hasta ubicarse en un mínimo de 1,2% del PBI precisamente en 1972. En términos de recaudación per capita, el impuesto a las ganancias mostraba un estancamiento alrededor de los $ 100 (pesos de 1993) desde 1950. Poner en duda las capacidades recaudatorias de este impuesto de difícil administración (en particular en contextos de inflación) tenía sentido en el mundo de Marcelo Diamand.


Sin embargo 40 años han pasado, y con ellos mucha agua bajo el puente. Sendas reformas impositivas (aún incompletas) generalizaron los alcances y la base imponible del II.GG. y las capacidad administrativas del Estado.

En los últimos 20 años, aun sin gravar las rentas financieras y las ganancias de capital, la recaudación por este impuesto es 4,3 veces más importante respecto al PBI que la que existía en épocas de Diamand y 6 veces más importantes en términos per cápita. Respecto a la década del ochenta, en la cual la capacidad recaudatoria del Estado sufría de la mano de la alta inflación, la recaudación actual es 6 y 8.8 veces más alta respectivamente.

Conclusión: Tenía sentido utilizar el desdoblamiento cambiario para capturar las rentabilidades diferenciales en 1972 pero ¿Porqué no incorporar a nuestro análisis la realidad de que ya tenemos hoy funcionando en toda su plenitud un impuesto que puede cumplir ese objetivo de manera mucho más eficiente y eficaz?


Atte

Ele

miércoles, octubre 21, 2009

¡Qué alguien piense en los niños!

En el marco más general de una política fiscal del Gobierno Nacional que ha tendido a diverger, y por muchos cuerpos, del discurso sensible y distribuidor que ha caracterizado a la actual gestión, hay un área en la cual la mejora en términos del esfuerzo en la asignación de recursos fiscales es evidente e innegable: Educación, Ciencia y Tecnología y Cultura.

El siguiente gráfico describe la evolución del gasto público consolidado (que suma el gasto nacional, provincial y municial) desde 1980 hasta las previsiones hechas por el Presupuesto para 2010. Sin dudas, al menos en cantidad de recursos, la administracion de Cristina se caracteriza por ser la que mayores recursos ha asignado al rubro, cumpliendose el compromiso de la  Ley 26.075 de Financiamiento Educativo (¿En que está gastando el tiempo y la plata la Subsecretaria de Medios que no nos está contando estas cosas?)


Sin embargo, el presupuesto que se presenta para 2010 tiene un dato llamativo, que imagino tendrá una explicación obvia y evidente y algún lector amigo me ayudará a resolver.


Para llegar al prometido 6% del PBI en 2010, la administración nacional incrementó el gasto público en educación en $ 2.100 millones, o un 12,5% respecto al gasto estimado para 2009. Sin embargo, hay algo llamativo cuando uno mira la composición de ese incremento. La asignación para el Ministerio de Educación, por ejemplo, crece en $1.030 millones o un 7,4% respecto a la partida de 2009 (¿Será eso más la inflación anual?), mientras que el crecimiento de la partida para la Jefatura de Gabinete crece en $ 650 millones o 22 veces más que lo que  recibía el año pasado.




La pregunta, amigo lector, es ¿Tenés idea que son esos 650 palardis que le dieron Anibal?

martes, julio 07, 2009

El gran modelo redistribuidor

No es objeto de este post hacer leña del árbol en caída, sino contribuir a ese debate que busca racionalizar el inexplicable hecho de que “el pueblo profundo” haya abandonado, hace menos de 10 días, el armado político que más veló por sus intereses en los últimos 30 años.

Sabiendo que cualquier gestión pública debe evaluarse por las políticas implementadas y no por los resultados, que surgen tanto del actuar del gobernante como de otros factores exógenos ¿Cuál ha sido, en el lustro largo de los Kirchner, el esfuerzo redistribuidor del Estado Nacional?

Recuérdese que existen dos grandes estrategias de redistribución del ingreso, a saber: la redistribución primaria del ingreso, asociada a los vaivenes del mercado laboral y a las medidas e instituciones que se diseñen para su regulación y la redistribución secundaria del ingreso que afecta la distribución del ingreso a partir del sistema tributario y el gasto público. La tercera estrategia, la redistribución de la riqueza, suele estar acotada por los límites que impone la Constitución Nacional.

Por ser la que considero preferible, y por no haberle dedicado suficiente cerebro y tiempo de estudio a la primera, este post se centra sobre la segunda estrategia, la redistribución vía impuestos y gastos.

El siguiente gráfico resume la evolución de erogaciones e ingresos de la Administración Pública Nacional desde 1993 hasta 2008 expresado en miles de millones de Pesos de 2008 (deflactado por el IPC de Buenos Aires City). Obsérvese como, luego del colapso económico de fines de 2002, ambas series comienzan un sendero creciente que lleva a duplicar los recursos disponibles.


Así, vemos que Nestor Kirchner recibe de su antecesor un Estado Nacional con un ingreso de alrededor de $100MM que se convierte, en un lustro, en uno con una disponibilidad de $200MM. Las gestiones K se caracterizaron por ser las de una Administración Nacional con mayor disponibilidad de recursos de la Historia Argentina.

Recursos y Gasto público en la era K

La gran pregunta obligada sería ¿De donde surgieron y donde fueron asignados los $100MM adicionales?

El cuadro, que es lo más amigable que logré organizar, muestra como se compuso el aumento de recursos y erogaciones para los primeros cuatro años (2004-2007) y el año 2008 respecto al promedio del periodo Duhaldista (2002-2003) . Aquí se muestran sólo las variaciones. El bodoque con los datos absolutos, incluidas las cifras para el periodo 2002-2003, se presenta al final del post.


En primer lugar, tenemos algo que no nos dice el cuadro. En promedio, el gobierno contó, entre 2004 y 2007, con $59MM anuales más que Duhalde. En 2008, esa diferencia ascendía a $97MM.

Veamos algunas cosas que nos si dice:

$25 de cada $100 pesos adicionales entre el periodo de Duhalde y 2004 y 2007, se obtuvieron por incrementos en la recaudación del impuesto a las ganancias, $28 de cada $100 vinieron del IVA y $18 de impuestos al comercio exterior. Las contribuciones a la seguridad social, de la mano de las mejoras en el mercado laboral, explican $20 de cada $100 pesos.

Vean cómo cambia esa composición cuando comparamos 2002-2003 con 2008. El impuesto a las ganancias, progresivo si los hay, cae de $25 a $13, en una reducción que será no sólo relativa sino también absoluta (cae desde $15MM a $13MM). El IVA, por su parte, cae de $28 cada $100 a $23 cada $100, aunque en términos absolutos pasa de $17MM a $22MM. Los grandes apuntaladores de los recursos fiscales fueron, boom de commodities mediante, los impuestos al comercio exterior, que pasa a explicar $27 de cada $100 adicionales en 2008 y el tributo a la masa salarial explicará también $27 de cada $100 adicionales.

¿En que se gastó la Administración Central este dinero?

En los primeros cuatro años, 20 de cada 100 adicionales se ahorraron. 43 fueron a servicios sociales repartidos un 55% para jubilaciones y aproximadamente un 15% para promoción y asistencia social, educación y cultura e infraestructura social respectivamente. 6 pesos de cada 100 pagaron deuda pública y 24 se destinaron a subsidios al sector privado, mitad y mitad entre subsidios al transporte y a energía y combustibles.

Este panorama cambia sensiblemente en 2008. El ahorro cae 15 puntos para aterrizar en 5 de cada 100. 12 de esos 15 fueron a subsidios que se terminaran llevando 36 de cada 100 pesos adicionales de recaudación del gobierno. Los servicios sociales suben 5 hasta 48, con un cambio de composición interna que implica un importante aumento en jubilaciones que se llevará tanto como el reparto de subsidios (36 de 100) y una caída hasta 0 de la asistencia y promoción social.

El esfuerzo redistribuidor

Sin embargo, los números presentados arriba tienen un problema ara el cual propondré una metodología que indudablemente recibirá críticas, de las cuales me defenderé diciendo que el cálculo es transparente y que, quien no esté convencido, puede rehacerlos a gusto y piachere con el excel que puede descargar de la bilbioteca.

Intentemos medir el “esfuerzo redistribuidor” de la gestión K. Hay, entonces, un problema con como se manejan las Contribuciones a la Seguridad Social basado en que (1) los recursos que se reciben por este concepto son de asignación especifica, o sea, sólo pueden ahorrarse o gastarse en seguridad social y (2) de los $26MM adicionales recaudados en 2008 respecto al periodo duhaldista, sólo una proporción menor (digamos 15%) se explica por cambio en la legislación tributaria, explicado el resto por el derrame de las mejoras en el mercado laboral.

Con esto en mente, rehago el cálculo anterior pero neteando del gasto en seguridad social aquel financiado con esa contribucion específicas, de manera de medir el “esfuerzo fiscal adicional” que la gestión K hizo para mejorar la situación de los jubilados. Para mantener las cuentas balanceadas, obviamente, también deben netearse esos ingresos de los recursos adicionales.

El resultado se presenta en el siguiente cuadro.

Vean cómo cambia sensiblemente el panorama. De cada $100 que la gestión K pudo asignar (insisto, los ingresos de la seguridad social debían asignarse a seguridad social) $49 fueron a subsidios al sector privado. ¿Me explico? Cuando tuvo que elegir, Cristina Fernandez de Kirchner decidió destinar uno de cada dos pesos adicionales al irracional, ineficiente y hasta regresivo subsidio al combustible, a la energía eléctrica y al transporte*.

¿Qué tan efectivo habrá sido ese gasto para mejorar la distribución del ingreso? ¿Cuánto habrá subsidiado el consumo de las clases bajas y cuando dilapidado en personas que no lo necesitaban?¿Cuánto habrá alimentado ese gasto innecesario el 50% de inflación licua-salarios acumulada entre 2007 y 2008? ¿Cuánto valdría ese dinero hoy que lo necesitamos para hacer política contracíclica? O si quiere cambiar el enfoque ¿Qué tan efectivo habrá sido ese gasto para impulsar una transformación productiva que apuntale el proceso de crecimiento del periodo previo?

Así, el gobierno con mayor holgura fiscal de la historia argentina, embanderado un discurso redistribuidor, derrochó la herramienta más poderosa que tenía a su disposición para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos. Las consecuencias, lamentablemente, están a la vista ¿O acaso ustedes piensan que el 35% de pobreza con un mercado laboral casi en pleno empleo son sólo culpa de los malditos noventa?

Al final, el voto no fue otra cosa que una realización de la conciencia de clase.

Atte

Ele

PD: ¿No concuerda con mis conclusiones? El debate está abierto. Tiene el Excel con el que trabajé en la biblioteca ESC para hacer sus propios cálculos.

PD: Fuentes: ASAP y Secretaria de Hacienda – Oficina Nacional De Presupuesto