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martes, agosto 30, 2011

El sutil encanto de ser 'Sally' Sorowitsch

Debo admitirlo. Realmente no había entendido nada esta nota del prof. Iván Werning en el siempre solidario y abierto Foco Económico sobre (lo que él denomina) impuesto inflacionario. Como además de ignorante, soy un tanto copión, la nota que sigue es una burda reescritura de la respuesta que el decano de la BEA me dio cuando le consulte sobre este tema (a quien hacemos responsable de todo lo incorrecto que se diga a continuación).

Empecemos por el principio.

La mayor parte de los Estados del mundo emiten una moneda de circulación obligatoria dentro de su territorio, y solo por el derecho de monopolizar la emisión de esta moneda, se apoderan de “cosas físicas” que produce el sector privado. Por si no lo habían notado, emitir billetes de curso legal (y de los otros también) es un negocio altamente redituable.

Existen por lo menos cuatro forma de identificar las fuentes de apropiación de recursos por parte del Estado, generalmente a través del Banco Central y su capacidad de emitir dinero fiduciario que no paga interés (la fuente obvia de lo que sigue es Buiter (2007)), y suele existir cierta confusión sobre las diferentes formas de medirlo.

La primera de estas fuentes se denomina “Señoreaje”, y se deriva del hecho que los billetes que emite el BCRA tienen un valor nominal superior a su costo de producción: producir un billete de $100 cuesta, evidentemente, menos de $100. La diferencia es ganancia del emisor. Como muestra el gráfico que sigue, el “Señoreaje” (variación anual en la Base Monetaria) genera en la actualidad ingresos equivalentes a 2,5% del PIB:
La segunda de las fuentes de ingresos, es lo que comúnmente se conoce como “Ingreso del Banco Central” y que Werning (un tanto provocativamente) identifica como “Impuesto Inflacionario”. La idea es que poseer dinero en efectivo genera un costo de oportunidad al tenedor, costo que es aproximado con la tasa de interés. Notemos que existe una “apropiación” del BCRA en el sentido que si no tuviese el monopolio en la oferta de dinero y tuviese que hacerse de fondos equivalentes debería pagar un costo, es decir, la tasa de interés*. Esta fuente de ingreso (Base Monetaria de un año atrás por la tasa de interés) ha sido creciente hasta fines de 2009, con un máximo de 1,2% del PIB para estabilizarse cerca de 0,7% en la actualidad:
La tercera que podemos contabilizar es conocida para todos los que hayamos cursado macro con el profesor Heymann: la inflación genera una pérdida en el poder de compra del dinero. Dado que el Banco Central no se expone a esa pérdida, tiene una ganancia. Esto es lo que entendemos caracteriza realmente al “Impuesto Inflacionario” y lo que tanta confusión nos generaba en la nota de Wierning. Según el IPC-CqP, la recaudación por “Impuesto Inflacionario” (Base Monetaria de un año atrás por la tasa de inflación) esta en el orden de 1,5% del producto:
Estrictamente, y al menos de manera directa, solo el Impuesto Inflacionario se vincula con la dinámica nominal de la economía, ya que las otras fuentes de ingresos pueden existir en entorno de nula inflación.

Finalmente, queda el resultado operativo del Banco Central (ó resultado cuasi-fiscal) como la última fuente de extracción de recursos fruto del monopolio en la emisión de billetes. Esto se deduce de observar que inter-temporalmente, las ganancias de un Banco Central se deducen de este monopolio, por lo que todo lo que gana, al final del día, surge de imprimir billetes. Notemos que este resultado tuvo un pico en 2009 por la política cambiaria del período anterior, pero suele oscilar entre el 0,5% y el 1% del PIB:
Las cuatro formas hasta aquí descriptas no deben sumarse ya que en gran parte se vinculan entre sí y sus diferencias responden a diferentes posturas teóricas (o diferentes focos de interés). Poniendo las cuatro descripciones juntas lo que se obtiene se muestra a continuación:
Donde se observa que en términos acumulados desde 2004, la mayor fuente de extracción de recursos provino del “Señoreaje”. Esta fuente de ingresos puede o bien provenir de una política monetaria sobre-expansiva que empuja la oferta de Pesos o por el contrario, por la propia dinámica de crecimiento de la economía que empuja la demanda nominal de Pesos. Parece materia de otro post, pero la segunda opción me suena más atractiva.

En segundo lugar se ubica el “Impuesto Inflacionario” como fuente de recursos y es el que deja el interrogante abierto: en finanzas públicas, existe una famosa curva que señala que existe un máximo para la tasa que el Gobierno debe imponer sobre un determinado bien si quiere maximizar sus ingresos, ya que a partir de ese máximo, el aumento en la tasa imponible deprime la demanda y por lo tanto, baja los ingresos del Estado. El interrogante entonces sería, ¿cuál es, si es que existe, la tasa de inflación máxima a partir de la cual la demanda de pesos cae?.

Dejando este punto abierto a debate, los saludo atentamente,

Genérico.

* Estrictamente, la tasa de interés debería ser una tasa libre de riesgo en moneda doméstica emitida por algún agente institucional distinto del Banco Central. Suponemos que en EEUU, esa tasa es la del Tesoro. En ARG no existe un equivalente, por lo que copiamos a Wierning quién usa la pasiva que pagan los bancos, asumiendo que ese sería el costo que debería pagar el BCRA si quisiera obtener fondos del sector privado.

martes, abril 12, 2011

Noticias de Ayer, extra extra!

Este post de mi amigo Lucho (y sus siempre imperturbables comentarios del tipo “Hete aquí el progresismo del siglo XXI.”), una serie de tuits de Miguel Braun y una infinita cantidad de mails en la siempre oculta cadena paralela de la BEA, resucitaron un viejo debate que tenemos quienes este blog hacemos, a saber, Elemaco y quién escribe.

El Blogger con más prensa de ESC suele argumentar que la gestión de una Gobierno debe evaluarse exclusivamente por las políticas que éste impulsa, y no por los resultados de su gestión. Por el contrario, este marginal servidor piensa que tal evaluación debe incorporar ambos elementos, fundamentalmente, porque toda decisión que se toma es contexto-dependiente y que como tal, debe incorporar al conjunto del entorno en el cual esta se inscribe para su correcta interpretación.

Específicamente, como relata aquí, para Elemaco este Gobierno es un falso progresista porque sube el mínimo no imponible de ganancias. Analiza con detalle (y con un poco de oscurantismo) el resultado parcial de tal medida y desprende una conclusión implacable. Stop.

No more, no less. Lo primero que resulta evidente, es que más allá de cuan regresiva sea la medida en si, ésta es sólo una foto. En la película se observa claramente que la dinámica inflacionaria es clave para explicar el aumento y que como tal más que apuntar a distribuir regresivamente el ingreso, la medida apuntaría -como mínimo- a sostener las cosas como estaban.

No deberíamos aburrir (otra vez) con cuentas muy complicadas, pero si el aumento del mínimo no imponible fue del 20% y precios (y salarios... formales) van por un piso del 23%, el efecto real de la medida es una caída en el mínimo no imponible, y por lo tanto, una mayor captación de ganancias. Es tan básico que parece casi trivial.
Como muestran estos simpáticos grafiquitos, tomando a partir de 2009 (luego de la eliminación de la tablita de Machinea que complica todos los números) el mínimo no imponible de ganancias creció un 44% en solo dos años. Ele-conclusión: Gobierno malo. Sin embargo, si deflactamos por el IPC-CqP, vemos que el mínimo no solo no siguió esa dinámica, sino que bajó casi un 5%. ¿Ele-conclusión: Gobierno bueno?.

Pero decíamos además que el contexto importa. Una medida puntual no determina el resultado distributivo del conjunto de las políticas. ¿Y como estaban las cosas en el frente distributivo?. Pues bien, los datos del prestigioso CEDLAS de la UNLP muestran que la distribución del ingreso en Argentina ha mejorado de forma sostenida durante los últimos 8 años, inclusive, durante la crisis de 2008-2009. También muestran que hacia 2010, la distribución es la menos inequitativa para toda la serie desde 1986, revirtiendo dos hiper, el Tequila, la crisis de 2001-2002, etc. etc.
En definitiva. Por supuesto que estamos más que dispuestos a tensionar a este Gobierno por una distribución siempre más equitativa del ingreso, y por eso no siempre estamos a favor en las subas del mínimo no imponible. Pero también sabemos que justamente porque este Gobierno ha sido el único desde la vuelta a la democracia que ha sostenido una consistente mejora en la distribución es que este pedido es posible.

Esperando que esta blog se aleje de las conclusiones amarillistas, les deja un gran saludo.

Genérico

jueves, abril 07, 2011

En el diario no hablaban de ti.

Finalmente, el pasado viernes el gobierno decidió, a través del Decreto 3073/2011, incrementar el mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias, esa medida pro-rico en la que anualmente convergen los intereses del Gobierno, del Grupo A, de Clarín, de los sindicatos, de las señoras de Palermo y de Larry.

Heme aquí, quijotesco, con algo de data dura. A partir de datos de la AFIP y de la EPH y haciendo uso de la técnica de los cinco dígitos oscilante, logré armar los gráficos y tablas que a continuación les presento.

Aquí vamos ¿Quiénes se benefician con la suba del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias?

De acuerdo a las estimaciones de ESC y en consonancia con las oficiales, con la suba de $ 4.818 a $ 5.782 y de $ 6.665 a $ 7.998, entre 400 y 450 mil personas dejarán de pagar el impuesto a las ganancias. Sin embargo, y en oposición con la supuesta progresividad de la medida en defensa del bolsillo del trabajador, estos 450 mil que pagaban y ahora no pagan son los menos favorecidos entre los 1.25 millones de beneficiarios.

El siguiente gráfico describe, aproximadamente, cuanto se devolverá a cada trabajador por mes según la escala de sueldo inicial.
El monto de devolución del impuesto es proporcional con el sueldo en dos sentidos. Cuanto más ganas, más pagas porque tu base imponible es mayor pero, sobre todo, porque la alícuota que te cobran es creciente. Por los primeros $ 833 por encima del mínimo se paga el 9%, 14% desde allí a los $1666, 19% hasta los $ 2.500 y así hasta 35% para los ingresos por arriba de los $ 10.000 (el detalle está aquí). Así, el aporte por cada peso marginal del más rico es mayor que el del más pobre.

De esta manera, por cada $ 1 que el gobierno decrete subir el mínimo no imponible, quien estaba cerquita de la base pagará $ 0.09 menos y el más rico $ 0.35. Al extender la lógica al total de los contribuyentes, lo que tenemos es que la devolución de impuestos del pasado viernes tiene la siguiente distribución*

¿Qué nos dice el cuadro?

De los 7 millones de asalariados registrados, 1.2 reciben el beneficio. El importe total de la devolución impositiva es de alrededor de $ 3.000 mil millones, a razón de $ 185 por beneficiario (el 85% de una AUH). Casi el 20% del beneficio total lo reciben 103 mil personas con un ingreso mensual superior a $ 18 mil mensuales ($ 36 mil en promedio) que recibirá cada uno, en promedio, $ 422 (casi dos AUHs). En este último grupo, el gobierno gastará $ 567 mil millones.

Si nos limitamos a quienes cobran más de $ 10.000**, el gasto total del gobierno es de $ 1.740 millones. Es decir, luego del decreto el gobierno habrá transferido al 5% de mayores ingresos entre los asalariados registrados una cifra equivalente al 16% del gasto nacional en salud, al 20% del gasto en promoción y asistencia social, al 36% del gasto en ciencia y técnica, al 59% del gasto en Agua potable y alcantarillado, o al 36% del gasto en vivienda y urbanismo.

Parece mucho ¿No? Y eso que sólo han oido la mitad de la historia.

¿Quiénes no se beneficiaron con la devolución de ganancias?

Una estimación de los no beneficiados, elaborada empalmando la EPH y la data de la AFIP con una buena dosis de Guesstimate y una metodología que describo en los comments***, se presenta en el siguiente cuadro. Los datos son ligeramente distintos a los de la tabla previa (sobre todo en los extremos de la distribución) pero, mientras aquella es más precisa para estimar los costos totales, esta lo es para comparar contra un universo más amplio de trabajadores que incluya no registrados y cuentapropistas.

De acuerdo a estas estimaciones, al beneficio accedió tan sólo el 7.7% del universo de trabajadores comprendido por los registrados, los no registrados y los cuenta propistas. Es decir, en su reparto, el gobierno excluyó al 92,3% de los trabajadores. Este 92.3% está compuesto por un 84% de los trabajadores que cobra menos de $ 4.800**** -injusticia vertical- y un 7.7% que,aún cobrando más de $ 4.800, no se benefició con la medida -injusticia horizontal-.

En conclusión: dentro del universo de trabajadores registrados, el beneficio es creciente cuanto más rica sea la persona, y se concentra fuertemente en los deciles más altos. Por otro lado, al estar dirigido a un subgrupo de los trabajadores formales, deja afuera a más del 90% del universo de trabajadores.

Convengamos que hablar del “bolsillo del trabajador” es darse una licencia de lenguaje ¿No?

Así las cosas. Hete aquí el progresismo del siglo XXI.

Atte

Luciano

miércoles, marzo 30, 2011

Impuestos al salario y las libertades del lenguaje tributario

Como todos los años (y como resultado de la inexistente inflación), el Gobierno, los sindicatos y la oposición encaran el más increíbles de todos los debates al evaluar la posibilidad de incrementar los mínimos no imponibles del impuesto a las ganancias. Como todos los años, no logro contener mi perplejidad al ver que se plantea como una medida progresista de defensa al bolsillo del trabajador.

Expresé mi opinión en este espacio en reiteradas oportunidades (por ejemplo, acá y acá). Para no repetirme y aburrir (¡No puedo dar garantías de lo segundo, aunque la previa con Gene me permite intuir que lo que acá concluyo es medio ruidoso!) permítanme darle otra vuelta a la tuerca.

Una transformación clave de la economía argentina en los últimos 20 años (y digo 20 no por casualidad) fue la evolución de la estructura tributaria hacia una más moderna y sólida, cuyas características más salientes puedan resumirse en el siguiente grafico*
Además de consolidar su capacidad recaudatoria para alcanzar un ingreso total equivalente al 30%, en los últimos 20 años (algo más si se incluye provincias y municipios) se produjo un crecimiento sostenido de la participación de impuestos más progresivos en el total recaudado (como los impuestos a los réditos/ganancias y al patrimonio), en perjuicio de otros más regresivos (como el IVA o los impuestos al trabajo).

Ahora bien, en algún momento alrededor de 2005 esta tendencia a la mayor progresividad recaudatoria se detuvo, comenzando una leve tendencia hacia la caída en la participación de los impuestos “buenos”.

Esta dinámica puede explicarse por tres fenómenos.

El primero de ellos es el estancamiento en la recaudación de los impuestos “progres” que, desde 2004, oscilan alrededor del 7.5%.
El estancamiento de estos impuestos progresivos tiene a su vez varias explicaciones. En primer lugar, manteniendo constante la estructura tributaria, la recaudación de impuestos progresivos es más alta cuanto más concentrado este el ingreso y la riqueza, y más baja cuando la distribución mejora (la razón técnica la explico en otro post para no eternizar este). Cuando la distribución empeora, sube ganancias, cuando mejora, baja. Así, el sistema tributario actúa, en parte, amortiguando los cambios en la distribución del ingreso por lo cual parte del estancamiento observado desde 2004 (al igual que parte de la tendencia creciente en el periodo previo) se explica, de esta manera, por las mejoras distributivas. Por otro lado, la propia caída en las tasas de rentabilidad del capital (que es algo parecido pero no es lo mismo que el punto anterior) de los últimos años respecto a los obscenos valores del primer kirchnerismo redujeron la base imponible.

En sentido opuesta, la recaudación de impuestos progresivos se mantuvo constante a pesar de que el gobierno prohíbe aún la exposición de los balances contables a la inflación, con lo cual la recaudación de ganancias se mantiene artificialmente más alta de lo que sería en un contexto de menos inflación.

Ahora bien, volvamos entonces a la pregunta original ¿Qué más explica la reciente caída en la participación de los impuestos progresivos sobre el total recaudado?

El segundo fenómeno, como puede verse en el siguiente gráfico, es la dinámica de los impuestos al consumo (80% IVA pero también impuesto a los cigarrillos, al chupi, a los combustibles, a los autos, etc). Este grupo de impuestos mostraron una dinámica creciente que los ubica hoy alrededor del 10% del PBI (+- el dibujo de las Cuentas Nacionales desde 2007).

El incremento de la carga tributaria sobre el consumo es, en realidad, algo más alto que la que se refleja en la serie de recaudación sobre PBI. Desde 2003 a la fecha el consumo privado creció sistemáticamente por debajo del resto de los componentes del PBI (contradiciendo esa idea del “boom de consumo” que según este servidor es incorrecta) por lo cual el incremento de la recaudación sobre el consumo es incluso más alto.

Aunque no está bien juzgar la progresividad de un impuesto haciendo abstracción de en qué se gasta la plata, creo que este incremento de la carga sobre el consumo debería ser una tendencia a revisar en cualquier reforma del sistema tributario.

Sin embargo, la principal explicación al estancamiento y retroceso en términos de progresividad de la recaudación se explica por lo que pueden ver en el siguiente gráfico: la evolución del impuesto al salarios o, como solemos llamarlos aquí de los aportes y contribuciones a la seguridad social. El impuesto al trabajo creció algo más de 4% del PBI entre 2003 y 2010.
(Debería separar en el gráfico los aportes por diversos conceptos, porque no es hoy lo mismo el descuento por la obra social que el de la jubilación, pero permítanme hacer abstracción de ello).

En el contexto actual y en particular después de la moratoria y estatización del sistema previsional, pensar que el descuento sobre el salario tiene un carácter de contribución y no de impuesto (esto es que hay como correlato entre el acceso a una jubilación a la hora del retiro y lo que uno contribuye durante su vida activa) es un pobre reflejo de lo que en realidad pasa. Cuando, por un lado, casi el 50% de los jubilados nunca aportó, cuando la remuneración del 85% de los jubilados se encuentra entre una mínima y 1 1/2 mínima independientemente de sus aportes y cuando el 35% del financiamiento de las jubilaciones no surge de los aportes, llamar contribuciones sociales a los descuentos al salario y no impuesto al trabajo es tan sólo una libertad del lenguaje.

En conclusión, lo que se observa en la estructura tributaria en el último lustro es una combinación de (1) un estancamiento de la recaudación de los impuestos más progresivos como ganancias o impuestos al patrimonio (2) un crecimiento de la carga tributaria sobre el consumo y (3) un fuerte crecimiento de la recaudación en concepto de impuestos sobre la nómina salarial formal.

Ahora bien, para ir cerrando y volviendo al tema que abrió el post, si oposición, sindicatos y gobierno pretender encarar una reducción de impuestos (como hacen cada vez que discuten el aumento del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias) ¿Qué tiene más sentido? Apuntar todos los cañones hacia el más progresivo de los impuestos o, en cambio, encarar una reforma de dos impuestos (IVA y Contribuciones sociales) que, silencioso y sin prisa ni pausa, corroen las mejoras en la progresividad de la recaudación de impuestos?

Dejo la pregunta abierta. La seguimos en los comentarios

Atte

Luciano

*Incluyo entre los progresivos al impuesto a las ganancias, a los premios de azar, a la ganancia mínima presunta, al patrimonio y a las transacciones financieras y de capital. El gráfico incluye también, para quien guste, a los impuestos al comercio exterior, así no convierto al post en uno sobre retenciones si o retenciones no.

martes, abril 27, 2010

Durmiendo con el enemigo

Cuenta una nota de la consultora que siempre cita Yeyati que la semana pasada hubo una reunión de ministros del G20. Cuenta también que entre los variados temas bajo debate, un informe del FMI se destacó por presentar dos propuestas novedosas.

La primer propuesta del FMI es un impuesto a los pasivos bancarios para armar un fondo de contingencia. La segunda es más sopresiva. Para evitar recomendar una Tasa Tobin, el Fondo Monetario Internacional (repito, el Fondo Monetario Internacional) recomienda un impuesto a la actividad financiera basado no en los montos transados sino en las ganancias de los participantes del sistema. El impuesto propuesto implicaria, por ejemplo, una reducción del 20% en los beneficios del sector bancario europeo.

El sistema financiero, afirman, podría haberse sobreexpandido como resultado de la exención al IVA de la que suele ser beneficiario. El Fondo, ducho como es en discursos antidistorciones, propone este nuevo impuesto como medio de corregir el gigantismo financiero. 

¿Qué me contursi?

lunes, marzo 15, 2010

La macro no se negocia

Mis tres años de práctica profesional, cuyo inicio coincide, minutos más minutos menos, con el momento en el que abrí este blog, me han convencido de algo. La teoría macroeconómica funciona. Hay, como diría el Pepe Mujica, un par de reglas macro que no sólo son conceptualmente intuitivas sino empíricamente ciertas. La micro la charlamos, la macro no se negocia.

Una de esas reglas es que existe un límite a la capacidad de la política expansiva (fiscal y monetaria) para impulsar la actividad económica. El límite es físico. La estructura productiva no puede siempre pegar saltos caprichosos hacia adelante. El límite no sólo está en la disponibilidad de insumos de producción (mano de obra, capital, energía, materias primas, etc) sino en el tiempo que necesita el sistema para reasignar los recursos.

Una economía llegando a su límite se manifiesta de dos maneras: inflación e importaciones. Viendo la combinación de ambas series para Argentina y la evolución de los indicadores de empleo que, desde principios de 2007, no mejoran ni un centímetro, hay indicios claros de que cerca de esa fecha, Argentina alcanzaba el límite
(Nota, la serie oficial de desempleo de la EPH tiene dos feroces dibujos en los valores de 2007q4 y 2008q4. En breve subo un post justificando la corrección que muestro en el gráfico)

Todo sería mucho más complicado si el rebrote inflacionario e importador no coincidiera con un impulso fiscal y monetario fuertísimo en una economía no muy alejada de su “producto potencial de corto plazo” (que no se cual es pero sé que está ahí). Podría, si las relaciones más elementales de la macro no se cumplieran, recurrir al argumento de los oligopolios, al del precio de los commodities o al reacomodamiento de precios relativos. Pero no. Están ahí. Se cumplen. O, mejor dicho, o se cumplen o la coincidencia es sorprendentemente oportuna. (click para agrandar)

Así, desde 2007 (con excepción de 2009 cuando la brecha en el producto reapareció), entramos en un sendero de políticas expansivas con bajo impacto en la actividad económica.

El problema es que los costos de buscar violar esa primer regla de la macro no se limitan a la inflación o a las importaciones, lo cual nos acerca a la segunda gran regla macro. La política fiscal está vinculada con su propio pasado y con su futuro o, como decimos los economistas, requiere cierta consistencia inter-temporal. El vínculo es relativamente simple. Independientemente del impacto que tenga sobre el producto, un año podes gastar sin financiamiento genuino, pero la capacidad de financiarte se complica a medida que mantenes el comportamiento irresponsable en el tiempo. Eventualmente chocas con el default o, sobre todo, con el  impuesto inflacionario..

Los seis años de gobierno de matrimonio Kirchner coinciden con el del mayor aumento en los recursos del sector público nacional de toda la historia económica argentina. Vean el siguiente cuadro, donde no se tienen en cuenta aquellas presidencias de menos de un año. Nunca como en la actual una gestión vio incrementarse tanto sus recursos respecto a la anterior. Los 3,5% de recursos adicionales promedio (que esconde una suba de 4.5% de 2003 a 2009) se ve secundado tan sólo por el 1.89% adicional de Ongania-Lanusse, el 1.83% de Illia y el 1.59% de Alfonsin (que tuvo su primavera).

Sin embargo, y a pesar de este fenomenal e inédito crecimiento en los recursos, la gestión K ha puesto nuevamente en jaque la consistencia intertemporal fiscal, impulsando a una economía que ya no muestra una brecha demasiado importante entre su producto efectivo y potencial.

El gasto total creció de $ 131 MM en 2003 a $ 267 en 2009 (en pesos de 2009). Sabemos adonde fue la plata. 1 de cada 2 pesos de destinaron al vergonzoso esquema de subsidios que buscó sostener ese mundo virtual y mediático de tarifas bajas y combustible barato. La pregunta es ¿De dónde sacó el ejecutivo los $ 136 MM adicionales?

Existen cuatro y tan sólo cuatro formas de financiar el gasto público (si encuentra una quinta, habrá violado la primera ley de la termodinámica). A saber, en orden decreciente de sostenibilidad (i) impuestos (ii) endeudarse (iii) emitir moneda y (iv) liquidar stocks (por ejemplo, privatizar). Todas tienen su analogía en algún movimiento contable (si cae el patrimonio neto o sube el patrimonio neto o cae el activo o sube el pasivo). En el siguiente cuadro podrá ver cuál fue la composición del financiamiento entre ambos períodos.

De los $ 136 MM:
1) $ 4 MM (3%) surgieron del flujo de ahorro que el gobierno tenía en 2003

2) $ 50 MM de ingresos tributarios (37%), la que personalmente considero la fuente más genuina de ingresos. De ellos, $ 8 MM pueden atribuirse al aumento de las alícuotas de retenciones de 2007 que, aunque polémicos, creo que corresponden también a la categoría de “genuinos”

3) $ 51 MM (38%) llegan de las contribuciones a la seguridad social, donde $ 6 MM corresponden a la estatización de las AFJP (su flujo, y no su stock) que, aunque también polémicos, son genuínos. $ 5 MM (4%), sin embargo, son ingresos transitorios que tenderán a desaparecer desde 2011, de jubilados que pagan cuotas por la moratoria previsional de 2006.

4) $ 23 MM (17%) corresponden a diversas formas del impuesto inflacionario y al pago que el FMI nos hizo hacia fines del año pasado. Puro financiamiento transitorio, espurio y regresivo.

5) $ 7 MM (5%) restantes fuero liso y llano desahorro

Note el lector como la suma del desahorro, el impuesto inflacionario y la moratoria previsional alcanza los $ 35 MM. Así el 25% del incremento del gasto público y 13% del gasto total es financiado a partir de recursos “no genuinos” y/o transitorios, lo cual inevitablemente genera un problema intertemporal.

¿Es esto un problema serio? No debería serlo, pero lo es. 2.5% puntos del PBI de colocaciones en los mercados durante un par de años no genera ningún problema de sostenibilidad en una economía creciendo al 3%/4% pero, como sabemos, el segundo tipo de financiamiento, intervención del INDEC mediante, está hoy vedado.

En cambio, optamos por la vía inflacionaria, la tentadora y regresiva vía inflacionaria.

Y así, la castidad de las reglas de la macro descansan invioladas y los cauces naturales siguen su camino. La inevitable jaqueca de domingo de una expansividad innecesaria y esteril nos arrincona en las siempre poco felices opciones que nos deja la realidad de una economía que, si uno la dobla demasiado, se rompe.

La solución, por suerte, no parece ser demasiado compleja. “Descremar” un poco el gasto y reabrir los mercados voluntarios de bonos. La buena noticia es que en un año de 4%/5% de crecimiento la corrección de estos desequilibrio no debería traer problemas. La mala es que hay que apurarse, porque mientras nos peleamos por el FoBic se acerca 2011, y sus U$S 20 MM de vencimientos de la deuda.

Atte

Ele

miércoles, diciembre 09, 2009

Muchachos ¿Nada hemos aprendido....? - Parte 3

Entonces, explicaba aquí y aclaraba aquí algunos argumentos para defender la idea de que el modelo de Marcelo Diamand basado en la “estructura productiva desequilibrada”, que posiblemente tenga a la gente del PROFOPE como sus mayores defensores contemporáneos, ha quedado extemporáneo y desactualizado.

Otro de los grandes argumentos en defensa del desdoblamiento cambiario en cualquier de sus versiones está asociado al deseo o necesidad de capturar para el fisco el diferencial de rentabilidad que un tipo de cambio dado genera sobre una estructura productiva desequilibrada.

Sin ahondar en el debate sobre los justicia horizontal de este tipo de medidas, por saberlo harto tratado entre los otros tantos debates en los que nos hemos enroscado durante la crisis del campo, permítanme centrarme en lo que pretendo mostrar aquí: Que un argumento que podía tener sentido hace 40 años hoy ya ha sido ampliamente superada por la realidad.

Argumentaré cortito y al pie, para no aburrir y confiando que el gráfico de más abajo valdrá como 1200 palabras.

Existe un impuesto cuya razón de ser es, justamente, el capturar las rentabilidades diferenciales en la economía, a saber: El impuesto a las ganancias. El desdoblamiento cambiario no es sino un muy imperfecto sustituto de este.

Sin embargo, en 1972, tenía sentido apuntar a un “segundo-optimo” por la simple razón de que, en el marco de una economía con inflación crónica, la recaudación por el Impuesto a las Ganancias mostraba ya casi treinta años de retroceso y era un impuesto completamente marginal en la estructura tributaria.

Como puede verse en el siguiente gráfico, desde un máximo de 3% del PBI a principios de los 50, el impuesto a las ganancias mostraba una persistente tendencia a la baja, hasta ubicarse en un mínimo de 1,2% del PBI precisamente en 1972. En términos de recaudación per capita, el impuesto a las ganancias mostraba un estancamiento alrededor de los $ 100 (pesos de 1993) desde 1950. Poner en duda las capacidades recaudatorias de este impuesto de difícil administración (en particular en contextos de inflación) tenía sentido en el mundo de Marcelo Diamand.


Sin embargo 40 años han pasado, y con ellos mucha agua bajo el puente. Sendas reformas impositivas (aún incompletas) generalizaron los alcances y la base imponible del II.GG. y las capacidad administrativas del Estado.

En los últimos 20 años, aun sin gravar las rentas financieras y las ganancias de capital, la recaudación por este impuesto es 4,3 veces más importante respecto al PBI que la que existía en épocas de Diamand y 6 veces más importantes en términos per cápita. Respecto a la década del ochenta, en la cual la capacidad recaudatoria del Estado sufría de la mano de la alta inflación, la recaudación actual es 6 y 8.8 veces más alta respectivamente.

Conclusión: Tenía sentido utilizar el desdoblamiento cambiario para capturar las rentabilidades diferenciales en 1972 pero ¿Porqué no incorporar a nuestro análisis la realidad de que ya tenemos hoy funcionando en toda su plenitud un impuesto que puede cumplir ese objetivo de manera mucho más eficiente y eficaz?


Atte

Ele

martes, julio 28, 2009

El Sistema Previsional Ideal

Zlotogwiazda se interesa por una propuesta para pasar del actual sistema de reparto a un seguro social universal no vinculado a la situación laboral, con cobertura básica previsional y de salud a financiarse con rentas generales. ¡Desde aquí, mi entusiasta voto no negativo!

Voy por partes

Cualquier sistema previsional apunta a resolver dos objetivos

El primero es redistributivo, Robin Hood. Sacarle al fuerte para darle al debil. Su defensa escapa al ámbito económico y entran ético-moral. La tercera edad, por la debilidad relativa que su edad implica, merece ser “protegida” por la población activa (donde “protegida” significa "garantía de un nivel de vida digno”).

El segundo objetivo es fomentar el ahorro de la población y se basa la idea de que sufrimos de inconsistencia temporal. Las personas somos propensos a equivocarnos en las decisiones que afectan nuestro futuro, situación que comprendemos recién cuando “nuestro futuro” ya llegó. El ejemplo de manual es el de la cuota del gimnasio. Al pagar contratamos el pase libre por un mes y al mes notamos que fuimos sólo la primer semana y que nos hubiera convenido pagar cada vez que fuimos.

Aplicado al caso que nos compete, tendemos a [ahorrar menos/consumir más] de lo que [ahorraríamos/consumiríamos] si fuera consciente de que, cuando seamos viejos, vamos a valorar más nuestro consumo de lo que hoy creemos. Parece un trabalenguas pero la intuición no es difícil: Al Elemaco joven le importa menos el consumo del Elemaco viejo que lo que al Elemaco viejo le va a importar su propio consumo.

Existe sistema previsional ideal para la resolver cada objetivo: el sistema de reparto ataca el objetivo redistributivo y el de capitalización busca fomentar el ahorro. En el primero recibo hoy recursos de la población activa y lo utilizo para pagar hoy a los jubilados. Redistribuir sin generar un ahorro forzoso a los aportantes. El segundo, en cambio, no busca redistribuir en tanto el dinero pertenece a quien lo depositó, pero si elevar el ahorro de largo plazo de la población.

Aclarado esto, las premisas del diseño de sistema previsional que considero ideal serian:

(1) Ambos objetivos son deseables, necesarios y no excluyentes. Proteger a la tercera edad es un objetivo en sí mismo, fomentar el ahorro en la sociedad también, más cuando la propia redistribución puede disminuir el ahorro agregado (le sacas al joven que ahorra algo para darle a un mayor que gasta todo).

Para cada objetivo, una política “óptima” asociada. (Así, por ejemplo, el afirmar que el dinero previsional expropiado no debe ni puede gastarse va en contra de la misma lógica de un Sistema de Reparto ¿Ahorrar para qué? A los viejos de 2030 los mantendrán los jóvenes de 2030).

(2) El sistema debe ser lo suficientemente flexible como para que un cambio en la ponderación de los objetivos no implique un quiebre institucional como los de 1994 o 2008.

Así, por ejemplo, el sistema actual deja poco espacio al segundo objetivo y el sistema mixto de 1994 a 2008 limitaba la ponderación de ambos objetivos a “el empleador financia la prestación básica (reparto), el empleado acumula en su cuenta (capit.)”.

(3) El derecho a ser protegido por la población activa cuando viejo no puede depender de la suerte que haya tenido en mi vida, en particular el haber tenido un trabajo asalariado registrado. El mercado laboral cambió. No podemos jugar al “what if…” y diseñar nuestro sistema como si las instituciones laborales fueran las de la década del 60.

Dicho esto, el régimen previsional ideal (la letra fina en los comments. No me corran con eso. ESC es un blog y no un Centro de Estudios Previsionales. ¿Si?).

(a) Todo Argentino en la edad jubilatoria (a definir) tiene el derecho una Jubilación Básica Universal (JBU) fija e igual para todos. Cobran lo mismo un indigente y De Narvaez. Tanto la adquisición de este derecho como su monto asociado son independientes de la historia laboral del individuo.

Nota: Con (a) desaparecen reglas que perforan el sentido redistribuidor del sistema de reparto como el “82% móvil”. ¿Por qué si mi objetivo es redistribuir asociaría la jubilación de hoy con su historia, disociándolo de la situación de los activos de hoy?

(b) La JBU es financiada con rentas generales y no con un impuesto especifico al salario registrado como hoy. Para acotar algo la discrecionalidad en la determinación del monto de la jubilación (en cualquiera de los dos sentido) puede asociarse directamente o a través de alguna regla anticiclica a algún impuesto de base más general que las contribuciones sociales, como ser el Impuesto a las Ganancias (preferentemente) o IVA (2nd Best).

(c) El punto (b) implica la eliminación de las contribuciones sociales destinadas a la jubilación, tanto las patronales como las que paga el empleado. Sobre el consiguiente aumento de los ingresos de bolsillo debe caer todo el peso de un sistema tributario que grave los ingresos personales, vengan estos del trabajo, de la renta financiera o de dividendos de empresas. El cambio del II.GG. debería contemplar algo como lo propuesto por Rollo acá, tomando el II.GG. de las firmas a cuenta de los ingresos de los accionistas (que deben ser gravados).

El monto asignado al pago del JBU refleja, en todo momento, el objetivo redistribuidor y la solidaridad intergeneracional del sistema previsional.

(d) Sobre este “reloaded” II.GG. se crea un fondo de capitalización individual. Un porcentaje de lo abonado en concepto de II.GG. (a definir) se destina al fondo personal con un piso (no puedo forzar a ahorrar a un tipo que no tiene para comer) y un techo (¿Cuánto puedo subir la tasa de ahorro de un tipo que gana $ 200.000 en dividendos?).

El aportante tiene derechos de propiedad (habrá que diseñar algo a prueba de Zaninis) y alguna discrecionalidad sobre su destino. Sólo a partir de la edad jubilatoria puede la persona recuperar su dinero, sea todo junto o en forma de cuotas periódicas. Se crea así, como residuo de una herramienta que busca fomentar el ahorro agregado, un diferencial respecto a la JBU asociado a la historia pasada.

El esquema planteado permite al Policy Maker alguna flexibilidad en la proporción de los fondos destinados a la JBU y al fondo de capitalización sin necesidad de quiebre institucional.

(e) Queda definir el esquema institucional de administración de esos fondos. Yo prefiero administración privada bien regulada y con los incentivos adecuados compitiendo con una administradora estatal a fondos cayendo en el saco roto de la ANSES. Es negociable.

El siguiente esquema resume lo escrito.

¿Qué le parece?

Se me hizo largo. La seguimos en los comments

Saludos

martes, julio 07, 2009

El gran modelo redistribuidor

No es objeto de este post hacer leña del árbol en caída, sino contribuir a ese debate que busca racionalizar el inexplicable hecho de que “el pueblo profundo” haya abandonado, hace menos de 10 días, el armado político que más veló por sus intereses en los últimos 30 años.

Sabiendo que cualquier gestión pública debe evaluarse por las políticas implementadas y no por los resultados, que surgen tanto del actuar del gobernante como de otros factores exógenos ¿Cuál ha sido, en el lustro largo de los Kirchner, el esfuerzo redistribuidor del Estado Nacional?

Recuérdese que existen dos grandes estrategias de redistribución del ingreso, a saber: la redistribución primaria del ingreso, asociada a los vaivenes del mercado laboral y a las medidas e instituciones que se diseñen para su regulación y la redistribución secundaria del ingreso que afecta la distribución del ingreso a partir del sistema tributario y el gasto público. La tercera estrategia, la redistribución de la riqueza, suele estar acotada por los límites que impone la Constitución Nacional.

Por ser la que considero preferible, y por no haberle dedicado suficiente cerebro y tiempo de estudio a la primera, este post se centra sobre la segunda estrategia, la redistribución vía impuestos y gastos.

El siguiente gráfico resume la evolución de erogaciones e ingresos de la Administración Pública Nacional desde 1993 hasta 2008 expresado en miles de millones de Pesos de 2008 (deflactado por el IPC de Buenos Aires City). Obsérvese como, luego del colapso económico de fines de 2002, ambas series comienzan un sendero creciente que lleva a duplicar los recursos disponibles.


Así, vemos que Nestor Kirchner recibe de su antecesor un Estado Nacional con un ingreso de alrededor de $100MM que se convierte, en un lustro, en uno con una disponibilidad de $200MM. Las gestiones K se caracterizaron por ser las de una Administración Nacional con mayor disponibilidad de recursos de la Historia Argentina.

Recursos y Gasto público en la era K

La gran pregunta obligada sería ¿De donde surgieron y donde fueron asignados los $100MM adicionales?

El cuadro, que es lo más amigable que logré organizar, muestra como se compuso el aumento de recursos y erogaciones para los primeros cuatro años (2004-2007) y el año 2008 respecto al promedio del periodo Duhaldista (2002-2003) . Aquí se muestran sólo las variaciones. El bodoque con los datos absolutos, incluidas las cifras para el periodo 2002-2003, se presenta al final del post.


En primer lugar, tenemos algo que no nos dice el cuadro. En promedio, el gobierno contó, entre 2004 y 2007, con $59MM anuales más que Duhalde. En 2008, esa diferencia ascendía a $97MM.

Veamos algunas cosas que nos si dice:

$25 de cada $100 pesos adicionales entre el periodo de Duhalde y 2004 y 2007, se obtuvieron por incrementos en la recaudación del impuesto a las ganancias, $28 de cada $100 vinieron del IVA y $18 de impuestos al comercio exterior. Las contribuciones a la seguridad social, de la mano de las mejoras en el mercado laboral, explican $20 de cada $100 pesos.

Vean cómo cambia esa composición cuando comparamos 2002-2003 con 2008. El impuesto a las ganancias, progresivo si los hay, cae de $25 a $13, en una reducción que será no sólo relativa sino también absoluta (cae desde $15MM a $13MM). El IVA, por su parte, cae de $28 cada $100 a $23 cada $100, aunque en términos absolutos pasa de $17MM a $22MM. Los grandes apuntaladores de los recursos fiscales fueron, boom de commodities mediante, los impuestos al comercio exterior, que pasa a explicar $27 de cada $100 adicionales en 2008 y el tributo a la masa salarial explicará también $27 de cada $100 adicionales.

¿En que se gastó la Administración Central este dinero?

En los primeros cuatro años, 20 de cada 100 adicionales se ahorraron. 43 fueron a servicios sociales repartidos un 55% para jubilaciones y aproximadamente un 15% para promoción y asistencia social, educación y cultura e infraestructura social respectivamente. 6 pesos de cada 100 pagaron deuda pública y 24 se destinaron a subsidios al sector privado, mitad y mitad entre subsidios al transporte y a energía y combustibles.

Este panorama cambia sensiblemente en 2008. El ahorro cae 15 puntos para aterrizar en 5 de cada 100. 12 de esos 15 fueron a subsidios que se terminaran llevando 36 de cada 100 pesos adicionales de recaudación del gobierno. Los servicios sociales suben 5 hasta 48, con un cambio de composición interna que implica un importante aumento en jubilaciones que se llevará tanto como el reparto de subsidios (36 de 100) y una caída hasta 0 de la asistencia y promoción social.

El esfuerzo redistribuidor

Sin embargo, los números presentados arriba tienen un problema ara el cual propondré una metodología que indudablemente recibirá críticas, de las cuales me defenderé diciendo que el cálculo es transparente y que, quien no esté convencido, puede rehacerlos a gusto y piachere con el excel que puede descargar de la bilbioteca.

Intentemos medir el “esfuerzo redistribuidor” de la gestión K. Hay, entonces, un problema con como se manejan las Contribuciones a la Seguridad Social basado en que (1) los recursos que se reciben por este concepto son de asignación especifica, o sea, sólo pueden ahorrarse o gastarse en seguridad social y (2) de los $26MM adicionales recaudados en 2008 respecto al periodo duhaldista, sólo una proporción menor (digamos 15%) se explica por cambio en la legislación tributaria, explicado el resto por el derrame de las mejoras en el mercado laboral.

Con esto en mente, rehago el cálculo anterior pero neteando del gasto en seguridad social aquel financiado con esa contribucion específicas, de manera de medir el “esfuerzo fiscal adicional” que la gestión K hizo para mejorar la situación de los jubilados. Para mantener las cuentas balanceadas, obviamente, también deben netearse esos ingresos de los recursos adicionales.

El resultado se presenta en el siguiente cuadro.

Vean cómo cambia sensiblemente el panorama. De cada $100 que la gestión K pudo asignar (insisto, los ingresos de la seguridad social debían asignarse a seguridad social) $49 fueron a subsidios al sector privado. ¿Me explico? Cuando tuvo que elegir, Cristina Fernandez de Kirchner decidió destinar uno de cada dos pesos adicionales al irracional, ineficiente y hasta regresivo subsidio al combustible, a la energía eléctrica y al transporte*.

¿Qué tan efectivo habrá sido ese gasto para mejorar la distribución del ingreso? ¿Cuánto habrá subsidiado el consumo de las clases bajas y cuando dilapidado en personas que no lo necesitaban?¿Cuánto habrá alimentado ese gasto innecesario el 50% de inflación licua-salarios acumulada entre 2007 y 2008? ¿Cuánto valdría ese dinero hoy que lo necesitamos para hacer política contracíclica? O si quiere cambiar el enfoque ¿Qué tan efectivo habrá sido ese gasto para impulsar una transformación productiva que apuntale el proceso de crecimiento del periodo previo?

Así, el gobierno con mayor holgura fiscal de la historia argentina, embanderado un discurso redistribuidor, derrochó la herramienta más poderosa que tenía a su disposición para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos. Las consecuencias, lamentablemente, están a la vista ¿O acaso ustedes piensan que el 35% de pobreza con un mercado laboral casi en pleno empleo son sólo culpa de los malditos noventa?

Al final, el voto no fue otra cosa que una realización de la conciencia de clase.

Atte

Ele

PD: ¿No concuerda con mis conclusiones? El debate está abierto. Tiene el Excel con el que trabajé en la biblioteca ESC para hacer sus propios cálculos.

PD: Fuentes: ASAP y Secretaria de Hacienda – Oficina Nacional De Presupuesto

lunes, febrero 02, 2009

Emergencia Balnearia

Y hay que decirlo. Equidad horizontal es equidad horizontal.

Tratar igual a los iguales significa que si este año llueve poco y la producción agropecuaria recibe una prorroga impositiva (¿Para que prorrogar el impuesto a las ganancias si la idea es que, justamente, no hay ganancias?), si el año que llueve mucho deberán declarar Emergencia Balnearia y hacer lo mismo con el vendedor de barquillos y el heladero de Costa Azul.

Porque, por lo menos, hay que ser consistente. Si hacia arriba no era una “Ganancia Extraordinaria” hacia abajo no es una “Emergencia Agropecuaria”. Simple, son dos tiradas en un juego en el que a veces ganas mucho y a veces perdés mucho.

Voto no positivo al impuesto a la ganancia extraordinaria. Voto no positivo al subsidio a la pérdida extraordinaria.

“Riesgo” se llama a eso y se compensa con una buena tasa de retorno.

Atte

Ele

PD: ¿Querés evitar la violenta concentración que se produciría en cada seca por el tendal de quiebras? Entonces atacá las fallas de los mercados financieros y proveé financiamiento, mucho financiamiento.

PD2: Igual en 2008-2009 ya estamos jugados. Mejor empezar en la que viene ¿No?

miércoles, julio 23, 2008

Con redistribuidores como estos...

Por Elemaco

Imaginen un gobierno que (a) recibió un golpe estrepitoso a su imagen (b) mostró en su historia de gestión económica una indiferencia absoluta por las disyuntivas (Trade-off) que la realidad le plantea (c) propuso un discurso según el cual toda política económica contractiva es golpista y (d) se planteó como una postura “progresista” redistribuidora frente a una triple entente desestabilizadora, elitista y concentradora.

Aplicando regla de tres simple tendremos, en agosto de 2008, política fiscal expansiva, con independencia absoluta de las limitaciones económicas que se planteen.

Si fueras parte de ese gobierno ¿Qué políticas fiscales expansivas elegirías entre las opciones que tenés?¿Reducciones en el IVA a la canasta básicas? ¿Subsidios focalizados a pobres? ¿Construcción de hospitales, caminos rurales y viviendas populares? ¿Financiación del sistema educativo, tecnológico y científico?

Seguro descartarías, recordando tu por la defensa de la mesa de los argentinos y la distribución del ingreso, cualquier medida de tinte regresivo, que beneficiara con exclusividad a las clases medias y altas de la sociedad…

…salvo, claro, que pudieras maquillarla como una concesión pro-trabajador.

Hace casi un año, el 27 de Julio de 2007, Néstor Kirchner aumentó por última vez el piso no imponible del impuesto a las ganancias. Desde este humilde blog surgiría éste post, del cual rescataré la conclusión, aunque recomendando autobombisticamente su lectura (es la parte uno del presente post).

“Los aumentos del mínimo no imponible distribuyen recursos fiscales entre el 10% de mayores ingresos, concentrados casi en su mayoría en Capital Federal. El costo fiscal es astronómico y su costo de oportunidad igual de alto y no solo vuelve al sistema tributario mas regresivo sino que el impacto inflacionario que tiene pichicatear a la economía en la cima del ciclo le pega también mas a los pobres que a los ricos “

Aunque entiendo que Moyano no salga barato, por honestidad intelectual esperaria una reacción masiva frente a este nuevo avance de la burguesía que busca cooptar al estado en defensa de sus intereses clasistas.

Como frutilla de la torta, y porque los amo, les dejo la composición de la recaudación tributaria de Argentina entre 1980 y 2007 y de Japón entre 1927 y 2004 desagregado en impuestos al ingreso, al consumo y al comercio exterior (fuente: Argentina y Japón).


Recuerden: Todo proceso de desarrollo incluye una modernización del sistema tributario hacia uno basado en impuestos directos.

Pero bueno, eso de desarrollarse será un desafío para las generaciones futuras. Yo, por mi parte, aprovecharé el regalito fiscal para hacerme un buen asadito ABC1.

lunes, mayo 19, 2008

¿Y por qué no?

Por Genérico

Seamos claros. Digamos que los derechos de exportación (en el barrio/pueblo se conocen como retenciones) estan para quedarse y no lo veo mal. En orden de mérito van los porques:

- Garantizan la solidez fiscal: Dado que el Estado Argentino esta fuera de cualquier mercado relevante, la solidez fiscal es fundamental. Además, si tomamos como dato el esquema cambiario, de sesgo claramente inflacionario, el ancla fiscal es una de las pocas opciones posibles.
- Desacoplan los precios de los commodities de sus precios internos: Sin embargo, desde el punto comercial el país no puede quedar entrampado con shock de términos de intercambio positivo!!. Acá, es fundamental una estrategia de desarrollo productivo que complemente y supere el esquema arancelario-cambiario.
- Inciden sobre el valor agregado interno de las cadenas que utilizan los insumos gravados: Aunque, entiendo, y por eso lo puse tercero, que este punto tiene muchos peros, y que las retenciones en sí poco juegan en este punto. Acá vale también los fundamental del punto anterior.

Pero le digo más (mire lo que digo). Creo que en el corto plazo, la movilidad y el marginal del 95% (o algún otro) es válido. La justificación sería que, dado el costo de los insumos (corto plazo), si un shock externo manda por los cielos los precios de las exportaciones primarias no me parece mal que el Estado se queda con una parte importante y creciente de ese aumento.

Pero claro, de ahí a fijar precios máximos por cuatro años, sin ninguna consideración por el alza en los costos, es simple y llanamente, una estupidez.

¿Y cómo se compatibilizan las dos cosas? Simple, metámosle movilidad a la movilidad, de forma que cada un determinado período (¿6 meses? ¿1 año?), la escala sobre la cual se aplica la retención móvil sea actualizada. Por ejemplo, si dados los precios y costos actuales, el “precio máximo” esta en USD600, pero en un año, los costos se incrementan de forma significativa fruto del alza en los precios, se incrementa ese “precio máximo” (junto con toda la escala). De este modo, se elimina el marginal en el largo plazo pero la mantiene en el corto.

Una forma “política” de instrumentar la segunda movilidad sería coordinadamente entre el gobierno y el sector. Creamos la “Comisión Nacional de Políticas Agropecuarias (CONAPA)” formada por todas las personas que a Ud. le parezca, cuya función sea evaluar, entre otras, la evolución de los costos y las eventuales actualizaciones en la escala (algo aproximadamente similar a lo que se hace con el impuesto a las ganancias cuando una vez por año el gobierno modifica la escala)

Otra forma, más “técnica” sería definir once and for all una segunda fórmula para darle la segunda movilidad al esquema. Esta segunda opción requiere de mayor discusión en el momento original y corre el riesgo de quedar anacrónica antes modificaciones en la función de producción del agro. La ganancia sería que una vez aplicada, queda eliminado el conflicto potencial del futuro.

Así la cosa no será una derrota para el gobierno, que no modifica el esquema original (bah, sí la letra chica, donde decía que nada cambiaba por 4 años), ni para las entidades que pueden decirle al productor que velarán por su rentabilidad, hoy y siempre.

Entonces, como dice Olivera, lo del título.

G.

PD: Fiscal drag creo que lo llaman.

PD1 y ex-post: el parrafo inicial rezaba "Seamos claros. Digamosle sí a los derechos de exportación (en el barrio/pueblo se conocen como retenciones). En orden de mérito van los porques". Kaloma llamo la atención sobre lo feito que sonaba y puede ser. Asi que lo cambiamos. Puede pasar.

viernes, septiembre 28, 2007

Distorsión en el sistema tributario

"En mayo de 1973, cuatro días antes de la asunción de Héctor Cámpora como presidente y de la tercera gestión de Vassalli como intendente de Firmat, el empresario fue secuestrado mientras cenaba en su casa junto a su esposa y un amigo de la familia. Luego de una negociación, la empresa debió pagar a los raptores 6 millones de pesos (unos 500.000 dólares). A los tres meses, la banda fue desarticulada en un operativo en la localidad bonaerense de Ituzaingó. Allí se comprobó que se trataba de delincuentes comunes (en algún momento se tejió la hipótesis de que fuera una operación de la guerrilla). "

"El hecho tuvo luego una derivación particular y generó jurisprudencia. A fines de 1973 la empresa reclamó que el monto del rescate fuera deducido del impuesto a las ganancias. La DGI rechazó el pedido; el organismo sostenía que el monto de un secuestro no era deducible, por varios motivos, entre ellos porque al beneficiario (o sea los secuestradores) no se les podían reclamar ganancias. Vassalli fue a la Justicia y en mayo de 1979 un juzgado federal de Rosario le dio la razón al empresario. La DGI apeló pero la Corte determinó, en 1982, que el presidente de la empresa era un bien capaz de producir ganancias y confirmó el dictamen inicial. "

"Roque Vassalli, Actas del Directorio nros. 544, 545, 546 y 571, mayo y setiembre de 1973; BIRA, Departamento de Inversiones, Expediente 105.605, 3er. cuerpo: Roque Vassalli – Debentures; “Como recuperar el rescate pagado a través de un trámite en la AFIP”, Página 12, 16 de febrero de 2004."

Lo encontre en un trabajo de Rougier sobre la maquiaria agricola. Buenissimo!!

Feliz Viernes

martes, septiembre 11, 2007

¿Donde esta la papota?.....

....pregunta que atormenta los sueños de la Secretaria de Comercio Interior desde que el precio del tuberculo vuela.

Leese en Bloguin

"Subsidian a los súper para que el kilo de papa no supere 1,40 peso".

Notese que, al igual que con las retenciones, busca el gobierno "desenganchar" el precio al consumidor del precio de mercado, medida defendible si se tienen en cuenta que los alimentos tienen un peso sensible en la canasta de consumo de los sectores mas pobres.

El precio internacional de los bienes que se busca abaratar es mayor al local y de alli que no sirva la importación como mecanismo para disciplinar (que palabrota!!) el precio interno. Sí se utilizan, en cambio, las herramientas tradicionales del comercio internacional, a saber: impuestos y subsidios.

Las retenciones castigan la exportacion del bien y vuelven la venta interna más redituable. Hay claros ganadores (fisco y consumidores) y perdedores (productores).

El subsidio tiene exactamente el mismo impacto, pero no es ahora un castigo lo que hay sino un premio, y como todo premio que da el estado...cuesta plata. "Si vendes adentro te doy un peso". Cambian entonces ganadores (productores y consumidores) y perdedores (fisco).

Pero notese el distinto tratamiento que se dio efectivamente en uno y otro caso.

En el caso del trigo (a modo de ejemplo), a pesar del reducido impacto que tiene la variacion de sus precios en el movimiento del precio de los alimentos, se implementa un impuesto a la exportacion. La estructura del mercado, con concentracion de la oferta y atomizacion de la produccion, define como base imponible a los productores. Las cadenas de procesamiento y, sobre todo, de comercializacion, logran trasladar el impuesto al eslabon anterior. La paga el productor de mayor o menor tamaño pero atomizado en su conjunto.

La reaccion equivalente frente a la papa, donde hay escases de produccion interna y no exceso, seria cobrarle un impuesto al productor extranjero para reducir el precio internacional, discriminando a favor de la venta en la Argentina. Obbviamente, esto no se puede hacer!

Se recurre entonces al subsidio como medio para desconectar el precio local del internacional. El gobierno asume un costo fiscal para proteger a los consumidores repartiendo subsidios a la cadena de produccion.

¿Pero a que punto de la cadena se subsidia? Siguiendo la logica de las retenciones, el subsidio deberia recibirlo el productor papero, y mas si se tiene en cuenta que el precio de la papa que sale del campo, a diferencia del trigo et al, tiene un impacto fuertisimo en el precio final. Sale papa granja, entra papa supermercado, no mucho mas valor agregado en el medio (Salvo las gloriosas Mckein). En cambio se opto por repartir el sbsidio en la mucho mas concentrada cadena comercializadora.

Aquella medida (repartirle a los paperos)tendria una gran desventaja:

a) la gran atomizacion de la produccion complica el costo administrativo de repartir el subsidio

pero dos importantes ventajas:

b) El costo fiscal es menor, porque no se desvian recursos hacia los eslabones posteriores de la cadena. No se financian margenes "extraordinarios" en las cadenas de comercializacion, ganancia que, por la caracteristica del mercado (¿Oligopsonio?), tampoco se derrama hacia los eslabones anteriores.

c) El reparto de un subsidio a un eslabon practicamente negro, como es el de la producion papera (hablo un poco de oido, no me consta que sea cierto) es un fuerte incentivo para el blanqueo de la actividad.

Conclusion: las medidas se toman de manera tal de nunca violar la regla nº1 de la politica, que hasta este lego absoluto sabe: "Hay que ignorar al debil, debilitar al debilitable y ganarse al poderoso". Lo cual, para el caso que nos compete se traduce en "Los costos se atomizan lo mas posible y los pagan "ellos", con menos poder. Los beneficios...Pelito pa'la vieja"

No se escapa Una!!

domingo, julio 29, 2007

Con redistribuidores como estos ¿Como sera la derecha?

Y la tristeza dio lugar a la bronca y esta dio origen a este post, que advierto esta plagado de lugares comunes, prejuicios, condimentos marketineros, golpes bajos y explicaciones de trazo grueso que no son incorrectos pero si pueden hilarse mas fino (al final de todo aclaro algunos errores metodologicos). Capture, sea tan amable, sólo la idea. Agrupo en tres las criticas contra el aumento del mínimo no imponible:

1) ¿Quién lo cobra y quien no lo cobra?

No me puse a hacer los números, así que tomo como referencia los que leí en la nota de clarín. El beneficio del aumento del mínimo no imponible alcanza a 600.000 personas y tiene un costo fiscal de 1.500 millones de pesos.

Esas 600.000 personas (a las que marketineramente llaman "asalariados" para darle mas contenido social...ufff) representan tan solo el 13% del los trabajadores privados en blanco que se distribuyen de la siguiente manera.


Por otra parte, según la EPH, el 90% de la población que tiene ingresos (unos 11 millones de personas), recibe menos de $1.890 pesos. Alguien que cobra $3.200 esta bien, bien adentro del 10% de la población de mayores ingresos del país

¿Y como se distribuyen geográficamente los beneficiarios?


En barras azules, puede verse como entre el 20% y el 25% de los trabajadores privados registrados de Santa Cruz, Tierra del Fuego, Chubut y Neuquen se beneficia de la reducción del impuesto. El 15% de los Porteños que trabajan en blanco en el sector privado llegara a su casa con la buena noticia. A partir de allí, el beneficio cae al 10% para los bonaerenses que se encuentran en 6to lugar. No debe sorprender en absoluto al lector que entre las ultimas se encuentren las mas pobres del país.

Por otro lado, la distribución no intra provincia sino interprovincial también ha sido harto despareja, véase sino la siguiente tabla.


Nótese como la capital federal recibe el 35.61% de los beneficios cuando tiene tan solo el 7.66% de la población. En el otro extremo, Santiago del estero tiene el 2.5 por mil de los beneficiados cuando algo mas del 2% de los argentinos viven ahí (bah, no de los Argentinos, sino de la población Argentina)

¿Y quienes no se benefician? (advertencia: golpes Bajos)

Ya mencione antes que no se beneficia el 87% de los asalariados en blanco, unos 4.7 Millones de personas, obviamente tampoco los casi 5 millones de tipos en negro ni la millonada de desempleados.

No se benefician tampoco con esta medida que el Ministro Tomada califico como de "Inclusión Social", ninguno de los 3.7 Millones de Jubilados que cobran en promedio $ 575 por mes.

Tampoco reciben ninguna mejora el 30 y pico porciento de pobres que releva el Indec y mucho menos el diez y pico porciento de indigentes, que, a muy trazo grueso, son 10 y 3 millones de personas respectivamente.

2) Pero Elemaco ¿Es mucho 1.500 mil millones de pesos?

Visto y considerando que al gobierno le sobraban 1.5 Mil millones ¿Que podría hacerse con toda esa plata?

Aclaración: Estos datos salen del ultimo consolidado de gasto publico de 2004 ajustado con un 25% de inflación.

Con 1.500 Mil millones de pesos podría aumentarse él haber de cada uno de los 3.7 millones de pesos en un 5.42% ($31 por mes + SAC)

Con esa plata podría duplicarse el presupuesto publico destinado a ciencia y técnica, aumentarse en un 35% la financiación de las universidades o cubrirse algo mas de un mes de gastos de educación básica.

1.500 mil millones cubrirían en un 6.2% el presupuesto de salud y permitirían aumentar en un 26,3% los programas de empleo de desempleo o un 20% el destinado a la promoción y la asistencia social.

1.500 millones de pesos repartidos entre 600.000 personas representan, en promedio, $2.500 de ahorro para cada uno. 600.000 personas es el 1,5% de una población de 39 Millones. Si hiciéramos extensible este beneficio de $2.500 a toda la población, el costo fiscal directo seria de 97.500 Millones de pesos, o sea el 62% de los 158.000 Millones de pesos recaudados durante 158.000 por el gobierno nacional, con un promedio de $4.000 anual por persona.

3) Quedate piola Ele, la plata se recupera rapidito, con el aumento del consumo.

O como dice clarín:

"El ministro de Economía, Miguel Peirano, estimó el costo fiscal de la medida en 1.500 millones de pesos anuales. Pero si se pactan nuevos aumentos de salarios, el trabajador volvería a pagar un poco más y el Fisco recuperaría parte del impuesto que ahora devuelve o cobrará menos (. Además, si la mejora en el sueldo de bolsillo se destina al consumo, el Estado cobrará más impuestos directos, como el IVA, e indirectos, como Ganancias de las empresas. Así el costo sería sustancialmente menor."

Este argumento de que la recaudación perdida con una caída de la tasa impositiva puede recuperarse con el aumento de la actividad es conocida en la jerga economiconcha como "Curva de Laffer".

La idea es simple y la esquematizo en el siguiente grafico:
La experiencia mas reciente que llevada a cabo en la Argentina fue la de De la Sota en Córdoba en los 90, que bajo las tasas impositivas para las inversiones y llevo las finanzas provinciales a rojos históricos. La aplicación de políticas fiscales basadas en los argumentos de la curva de Laffer han resultado ser sistemáticamente equivocados.

Solo dos comentarios al respecto. En primer lugar, la columna que marco como (1) en el grafico muestra como cualquier política fiscal expansiva tendría el mismo impacto, sea por rebaja de ganancia, de IVA o por aumento del gasto publico, por lo que el argumento "no te preocupes, les bajo ganancias pero dentro de poquito lo van a estar pagando de nuevo" no invalida el debate sobre el costo de oportunidad del dinero que menciono mas arriba.

Por otro lado, los beneficiados por la medida se caracterizan por ser el sector de la economía con mayor tasa marginal de ahorro, o dicho de otra manera, los que menor proporción gastaran de la plata que reciban.

El segundo comentario, el de la columna (2), y la corto que ya esta muy larguito, es que el impacto de una política expansiva puede repartirse entre mayor actividad o mayor inflación, dependiendo del punto del ciclo donde nos encontremos.

Con todo esto puedo concluir entonces que:

El aumento del mínimo no imponible fue una medida que, básicamente, distribuye escasos recursos fiscales entre el 10% de mayores ingresos, concentrados su mayoría en Capital Federal. El costo fiscal es astronómico y su costo de oportunidad altísimo y no solo vuelve al sistema tributario mas regresivo sino que el impacto inflacionario que tiene pichicatear a la economía en la cima del ciclo le pega también mas a los pobres que a los ricos

Saludos y Feliz domingo para la juventud!

Elemaco

Apéndice: Errores Metodologicos.

En el primer grafico no están incluidos los 850.000 trabajadores públicos, y esta supuesto también que los 600.000 trabajadores beneficiados son privados, supuesto que me permitió, medio ad-hocamente crean una categoría "mas de $3.200" que no publica el Ministerio de Trabajo.

Por otro lado, supuse que los que se benefician son quienes ganas mas de $3.200, lo cual no es estrictamente cierto, porque para los casados el beneficio esta para los que cobran mas.

La corrección de cualquiera de estos errores engrosara las barritas azules y hará mas chiquita la roja y volverá mas extremas las conclusiones.