miércoles, septiembre 07, 2011

Buenos días, Vietnam!!

Sin duda la comparación sonará forzada, sobre todo porque para hacerlo abandonamos la comodidad que suele dar hacer comparaciones con los vecinos latinoamericanos para irnos 18.000 kilómetros hasta las sudesteasiáticas tierras de Vietnam. Como toda comparación de casos, el lector avispado podrá encontrar más puntos de divergencia que de contacto con la realidad Argentina, por lo que la clave de este post estará en lograr extraer el trigo de la paja.

Con una larga tradición comunista, Vietnam aceleró su proceso de transición hacia la economía de mercado hace unos 20 años, cuando comenzó a convertirse en la nueva estrella del siempre estelar sudeste asiático. En este período, Vietnam multiplicó su PBI 4.2 veces con un crecimiento promedio anual de 7.1% en la que sería la experiencia más acelerada de crecimiento reciente del sudeste asiático, sólo superada por el inhumano crecimiento chino de 7.3 veces (o 9.9% interanual) o el de Myanmar con 5.3 veces (o 8.3% interanual).

La historia macroeconómica vietnamita reciente es interesante no sólo porque, como Argentina, es un país que creció aceleradamente sobrepasando a sus vecinos*, sino por otros varios puntos de contacto con la experiencia local.

Vayamos por partes

Con largo período de crecimiento acelerado del producto, del empleo y de las exportaciones, hacia 2007, Vietnam había conseguido reducir a 2% la friolera tasa de desempleo de 25% observada en 1995 (otra que el INDEC) con un balance de pagos estable y una sólida acumulación de reservas. Formula exitosa demostraba ser el modelo de crecimiento vietnamita. El único ruido, leve e irrelevante en ese contexto, era el hecho de que, tras haber alcanzado el 10% a fines de 2004, la inflación se acomodó cerquita de los dos dígitos durante casi tres años.
La historia podría haber seguido una evolución relativamente feliz, pero ay!, en 2008 el país fue víctima de un poderoso shock externo… positivo!.

En el marco de un mundo donde los capitales huían del mercado de hipotecas por el inicio de la crisis subprime en búsqueda de mejores activos riesgosos, Vietnam se convirtió en un destino predilecto hacia donde iría una copiosa cantidad de inversiones directas y de portafolio, que generaría un impulso expansivo equivalente al que aquí estábamos experimentando como resultado de la mejora de nuestros términos de intercambio. Poco acostumbrado a manejar este tipo de situaciones (quizás porque no vivieron la crisis de los 90s como sus vecinos) el gobierno vietnamita permitió que la llegada de capitales se convirtiera en un boom de crédito (que desde 30% en 2000 pasaría a 125% en 2010), del consumo y de la inversión**.
En 2008 la inflación (que había sido de 10% hasta entonces) llegaría al 25% anual. Entre sus vecinos, que como ellos experimentaron el mismo shock agflacionario y de ingreso de capitales, el máximo registro de inflación fue de 11% (Indonesia):
Vietnam tuvo, durante todo el periodo, un régimen de tipo de cambio administrado que, como el local, mostró un claro objetivo de evitar la apreciación nominal de la moneda. Entre el año 2000 y 2007, el Dong se depreció un 15% frente al dólar, mientras los países vecinos mostraban una sólida tendencia a la apreciación nominal. A diferencia de Argentina, donde el exceso de dólares se explicó durante ese periodo principalmente por el superávit comercial, la presión apreciadora en Vietnam surgía del influjo de inversión extranjera directa y de portafolio, en tanto la cuenta corriente mostraba un leve déficit crecano a 0.5%/1% del PBI.
Durante la crisis financiera de 2008, el Banco Central vietnamita, para evitar perder competitividad frente a sus vecinos que revertían su estrategia de apreciación nominal, abandonó su política de suave movimiento del Dong acelerando el ritmo de devaluación. Desde entonces, y mientras los vecinos recuperaban o superaban los valores nominales del tipo de cambio previo a la crisis, la moneda vietnamita comenzó una marcada tendencia al alza. El Dong comenzaría así perder la condición de reserva de valor que había mantenido hasta entonces y se transformaría en una apuesta en un solo sentido.

Paradójicamente, la manipulación nominal del tipo de cambio no logró su objetivo de mantener la competitividad. Erosionada por la aceleración del proceso inflacionario, el tipo de cambio real muestra una dinámica que no se distingue de la de sus vecinos.
La evolución nominal de la macro ha llevado a cambiar los objetivos de corto plazo. Lo que era una búsqueda de crecimiento y desarrollo fue remplazado (dada la complicada situación), por la de la estabilización de la economía, tema sobre el cual la experiencia Argentina en particular y la latinoamericana en general pueden dar cátedra. El país perdió su ancla nominal, y, tras un periodo de moderada calma en 2009, enfrenta hoy una intensa aceleración inflacionaria y una corrida contra su moneda, que a duras penas intenta hacer frente con un copioso caudal de 30% del PBI en reservas internacionales (de las que ya perdió casi 2/3!).



Hoy los vietnamitas están aprendiendo a la fuerza que lo nominal importa.

La experiencia vietnamita muestra lo peligroso que puede ser entrar a un proceso devaluatorio con un a dinámica inflacionaria y como lo nominal puede amplificar los problemas reales. No crea el lector que busco con este post forzar la analogía más allá de lo que corresponde, ni mucho menos hacer futurología sobre la macro argentina. Sin embargo, si bien los casos difieren en muchos sentidos (como todos los casos individuales), el punto de mayor contacto es la despreocupación que se le dio al proceso inflacionario. Tras un largo periodo de prosperidad donde el modelo era aplaudido por sus éxitos, las luces amarillas fueron ignoradas. Ojala seamos lo suficientemente inteligentes como para poner nuestras barbas en remojo.

Atte

Luciano

Pd: obviamente, nada de esto podría haberse hecho sin la invaluable colaboración de Gabriel Zelpo a quien le rendimos nuestro más sentido homenaje!



*Afirmación que es cierta para nuestro país en la última década y falsa si nos alejamos en el tiempo.


** Mientras tanto, aquí nuestro gobierno amplificaba fiscalmente nuestro shock positivo de términos de intercambio.