Por Elemaco:
Expuse en la parte 1 las herramientas teóricas que necesitaba. Ahora, a los bifes.
La primer pregunta es si el gobierno podrá, en el escenario pos-lectoral, afectar a conciencia las transferencias intrasectoriales con el tipo de cambio. Una respuesta afirmativa seria en si misma una gran noticia, aunque no le asigno la misma probabilidad que tenía no hasta hace mucho.
A la respuesta negativa llamémosle el "
escenario ochentoso". Cualquier intento devaluatorio no hace sino empujar una
carrera nominal. Devaluación con aumento en salarios, reajustes en márgenes minorista, en las tarifas, prepagas, escuelas, etc. Deva inflacionaria y neutral en términos de actividad.
Pero imaginemos que el gobierno puede, política y económicamente, sostener el tipo de cambio real que desea.
¿Cómo afectaría el nuevo TCR la dinámica del sistema financiero y como a la economía real?
El impacto financieroLa coyuntura monetaria y financiera de Argentina 2009 debe ser la única en la historia contemporánea en la cual no se observa, en simultaneo con la fuerte contracción monetaria, una crisis financiera y de balance de pagos.
Si bien el sistema financiero muestra una solidez inédita, lo cierto es que la economía argentina está sufriendo una contracción monetaria que puede observarse en (a) la persistente fuga de capitales (b) un aumento de las tasas de interés reales y (c) una caída en el nivel de préstamos y depósitos. En impacto en la actividad es
claramente negativo.
Todos estos fenómenos pueden explicarse, además de por el incierto panorama político y económico, por lo que describiera ayer: los agentes entienden que pasar sus portafolios a dólares es mejor inversión que mantenerla en activos nacionales.
¿Y de donde surge ésta preferencia por dólares? Simple. Los agentes esperan que el dólar suba. Las
expectativas encuestadas por el Banco Central, por ejemplo, esperan un dólar de más de $4.50 para 2010. Note que no es importante que esta expectativa sea correcta. Alcanza con que exista para suban las tasas de interés.
¿Qué puede hacer el gobierno para resolver el problema monetario/financiero?
Hay dos formas.
La opción (1) es devaluar hoy (
la estrategia olivérica de overshooting a $4.00) y convalidar las expectativas. Si esto se hace sin cambiar las expectativas entonces el problema estará resuelto. Tener dólares será un mal negocio. La fuga se detendrá, las tasas bajaran y los bancos tendrán mayores recursos para reactivar los prestamos al consumo y a la actividad productiva.
La opción (2) es buscar alterar las expectativas. “No, macho” puede decir Redrado “Yo soy el Banco Central y las tengo bien puestas. El año que viene no está ni a palos en $4,5” y que mejor manera de hacerlo que
apreciando hoy, acogotando a los que apostaron contra el peso. Es la “Gran Nestor” de Mayo de 2008. Si la gente le cree, la intervención será sin costos. Si no le cree estará subsidiando la fuga de capitales.
A prior, ninguna de las dos opciones es adecuada. La conveniencia de una u otra dependerá, en ultima instancia, de cómo respondan los agentes. Personalmente no tengo una opinión muy clara aunque, inducido por Genérico, creo que la opción (2) puede dar buenos resultados.
El impacto real(a) ¿Cuánto crecerán los transables?
La respuesta más optimista surge de una economía que funciona como cree
Larry. En el fantástico mundo del chiflado amigo, el comercio internacional y la producción interna de transables esta profundamente afectada por la variación de los precios relativos. El importador francés de válvulas compresoras de neutronítos recorre E-bay en busca de proveedores más económico y cambia en cuanto encuentra una oportunidad redituable. No hay problemas de información, ni relaciones comerciales de largo plazo, ni especificidades en la producción, ni
marketing. Todo flexible. Todo competitivo.
Mi respuesta a esta pregunta es, en cambio, un insistente “
poco”.
Primero, en la determinación de las exportaciones el tipo de cambio es una variable relativamente trivial frente a otras más importantes como el crecimiento de los socios, los términos de intercambio o las medidas de integración comercial. Note, por ejemplo, como el, crecimiento de Brasil explica casi a la perfección las exportaciones de MOI.
Ya he insistido, con o sin razón, con este punto:
El tipo de cambio real, al menos en el corto/mediano plazo, no determina la “competitividad” de la economía argentina en los mercados mundiales.
Segundo: El TCR alto no induce solo la sustitución de importaciones. Como se vio
en este post (y en
este trabajo de CEPAL). El potencial beneficio es lo suficientemente concentrado (juguetes, textiles, alguno de metalmecánica) como para merecer una medida de tratamiento tan horizontal e impacto tan generalizado como la devaluación.
Si se considerase que estos sectores juegan un rol estratégico en la generación de empleo (cosa que a priori dudo, cuando en conjunto representan menos del 3% del empleo) lo correcto sería un tratamiento especial. Clavar un clavo con un martillo y no con un yunque.
(b) ¿Cuánto caerán los no transables?
La economía en 2009 es mucho más “transable” que lo que era 40 años atrás, cuando el
Stop del Stop & Go reducía salarios para generar excedentes exportables. Eso combinado con un menor poder de negociación sindical tiene un único e inevitable resultado:
una misma devaluación induce hoy una mayor caída de los salarios reales.Este fenómeno,
el efecto “Artémico”, tiene un claro efecto contractivo. Reducí el salario real y te caerá el consumo agregado.
En sentido opuesto, el consumo representa hoy un destino mucho menos importante de la producción. Una variación del consumo tendrá un impacto inferior al que tenía hace 40 años, más considerando que una mayor parte de ese consumo se abastece con importaciones.
Así, y si me apuran, respondo taxativamente:
la devaluación, por el canal real, es contractiva. Destruye empleos, no los crea.Combinemos entonces las cuatro respuestas posibles. ¿Cuáles serian las reacciones reales y financieras a una devaluación?
(1) Es el mundo ochentoso de Artemio: Le devaluación induce caída en los salarios reales, contracción del consumo y da inicio a una carrera nominal que no resuelve el problema financiero. La apreciacón, en cambio, puede tener los efectos opuestos.
(2) Es el mundo de Olivera: Reconoce el impacto contractivo de una deva sobre los salarios reales, pero cree que puede ser más que compensado por el impacto positivo que puede generar al frenar la fuga por menores expectativas de devaluación.
(3) En este se encuentran quienes creen que la devaluación es necesaria para impulsar la actividad transable, minimizando el impacto sobre los salarios, pero temen que un intento devaluador dispare una corrida bancaria y una carrera nominal. Sin estar seguro, creo que es la posición de
este muchacho.
(4) Este es el fantástico mundo de Larry. La devaluación resuelve todos los problemas. Salva a los transables y con arrastra ellos al empleo en toda la economía. Resuelve los problemas financieros y de caja del gobierno. Magic Magic Maaaagic.
Sólo anecdóticamente, y para cerrar apresuradamente el post que ya se hizo demasiado largo, menciono que yo me encuentro en algún lugar entre (1) y (2), porque desconozco como reaccionaría la demanda de dólares a una intentona devaluatoria.
Usted, amigo comentarista ¿En que mundo se encuentra?
Atte
Ele