La economía es una disciplina conocida por haberle dado
un premio Nobel a dos personas por decir exactamente lo contrario (Alguna vez me preguntaron, cuando lo afirmé taxativo en un asado, quiénes eran y qué decían y quedé pagando ¿Alguien sabe la respuesta?). El porqué es relativamente conocido: en un entorno donde practicar experimentos de laboratorio es (casi) imposible, muchas causas inobservables pueden dar origen a la consecuencia observable que tratamos de explicar. En este contexto, avanzar en el entendimiento de un fenómeno, más que descubrir la causa
verdadera, es descartar las falsas.
Permítanme entonces hacer un ejercicio alrededor de un tema al cual este blog le ha escapado en sus casi tres años de vida ¿Cuáles son las posibles dinámicas para explicar el colapso económico del fin la convertibilidad?
Pretendo ser enumerativo y esquemático y no descarto, obviamente, la interacción entre ellas. En la explicación que armo en mi cabeza, todas tienen una relevancia equivalente y es su convergencia la que creo nos llevó a la peor crisis económica y social de la historia argentina reciente. Sin embargo, amigo lector, quedará en usted descartar las que considere irrelevantes, ponderar las que queden y agregar las que puedo haber olvidado. Voy por partes
1 - Tipo de cambio y déficit de cuenta corriente.
Está primer dinámica es la que, creo, más se cita para explicar el fin de la convertibilidad. La apreciación cambiaria presiona sobre la cuenta corriente a través del desequilibrio en la balanza comercial. Un tipo de cambio bajo incentiva la importación y frena exportaciones y el desequilibrio se corrige a través de la acumulación de deuda externa (pública y privada). Esto, que no es grave si pasa uno o dos años, se vuelve explosivo si el paso del tiempo convierte un problema de flujos en un desequilibrio de stocks.
Vean la figura 1. Un desequilibrio de cuenta corriente promedio de 3% por año tras 10 años te transforma una deuda externa del 30% del PBI (1992) en una de 60%. Eventualmente, la dinámica de la cuenta corriente
deja de estar dominada por lo que pasa con los bienes y servicios, que se mueven inversamente con el ciclo, y pasa a estar dominada por los intereses sobre la deuda que, a diferencia de aquellos, no puede resolverse con el enfriamiento de la economía frenando las importaciones.
La causalidad, entonces, puede describirse en el siguiente esquema
2 - Liberalización financiera y ciclo Minskyano
El segundo ciclo es independiente (aunque puede estar asociado) con el anterior. La crisis de 2001 puede entenderse como la culminación de un
típico ciclo Minsyano, para lo cual el tipo de cambio apreciado no es una condición necesaria.
Junto con la apertura comercial y la fijación cambiaria, en los noventa se desreguló el sistema financiero interno y se liberalizó el movimiento de capitales dando origen a lo que terminará en una crisis con características muy similares a la subprime. Inducido por la baja regulación y los retornos jugosos, el sistema financiero canaliza recursos externos hacia prestatarios no acostumbrados a un acceso al crédito tan líquido. En menos de una década el sector privado pasa de tener deudas con el sistema financiero de 10% del PBI a casi 30%.
El inicio de la recesión en 1998 saca los trapitos al sol. Hacia el final de la década más del 70% de los créditos están nominados en dólares lo cual pone en evidencia una de las principales características de estos ciclos: el empeoramiento de la calidad de las carteras. El fin del crecimiento en 1998 (que acumuló más de 50% en los 7 años previos)
pone en aprietos a un sector muy endedudado. Se vuelve evidente el riesgo cambiario escondido debajo de la alfombra y, finalmente, el desapalancamiento acogota a la economía que tendrá en 2001 una crisis de balance de pagos
con crisis financiera.
3 - Desequilibrio fiscal 1 – insostenibilidad intertemporal
La crisis de la convertibilidad fue “trilliza” y no
gemela: financiera, de balance de pagos y fiscal. El default de la deuda pública fue, por definición, el desenlace de una dinámica inestable de gasto público. Esta dinámica es paradójica:
Fruto de la reforma fiscal y de Estado, en 1991 el sector público tiene superávit primario por primera vez en décadas (arriesgo a decir medio siglo, aunque sólo hay datos del sector público consolidado desde 1961). Entre 1991 y 2001, y aún a pesar de la reforma previsional, el
resultado primario promedio del sector público fue exactamente 0%, muy superior al 4% de déficit promedio de la década previa.
Sin embargo, expost este esfuerzo se mostró insuficiente. Arrancando con un nivel de deuda de casi 30% del PBI, el gobierno acumula un déficit financiero de 2,5% del PBI anual, que en 10 años transforma ese 30% en 57% del PBI en 2001. Típico caso de desequilibrio de flujos que con el tiempo se convierte en un problema de stocks.
Insisto nuevamente, esta dinámica es distinta de las dos anteriores. Complementaria pero distinta y explicada por factores que no necesariamente son los mismos que los de aquellas.
4 - Desequilibrio fiscal 2 - política pro cíclica
El segundo desequilibrio fiscal no es uno de “Flujos-Stocks” como el anterior sino uno de “flujo-flujo”. Entre 1992 y 1998 Argentina tuvo política fiscal expansiva en un contexto de una economía en crecimiento. Aunque al ver el superávit primario presentado antes esta afirmación puede resultar algo extraña, recuerde que para no ser expansiva, en un contexto de crecimiento
el superávit fiscal debe crecer para no ser expansivo (como aprendimos en los últimos años de gestión K). Sin embargo, el superávit de casi 2% en 1991 era de 0,2% en 1998, a pesar de haber crecido la economía casi un 50% en el ínterin.
La dinámica que genera la política expansiva se combina con la presentada en el ítem 1. La caída del superávit empuja la economía, el crecimiento induce importaciones, las importaciones déficit comercial y el déficit comercial acumulación de deuda, desde donde la historia ya es conocida.
5 – Desempleo tecnológico
La quinta está asociada al cambio en la estructura productiva y a su impacto en el mercado laboral. La economía argentina de los noventa estuvo atravesada, para bien o para mal, por un shock tecnológico que altero la productividad de la mano de obra en muchos sectores productivos.
La combinación de privatizaciones, reforma del estado, inversiones en capital inducidas por la apertura comercial y el tipo de cambio apreciado y las innovaciones en la organización del trabajo (Just-in-time, outsourcing, racionalización laboral) llevaron a que, sorpresivamente, hiciera falta muchos menos trabajadores que antes para producir la misma cantidad de bienes y servicios.
El caso más emblemático es el de la industria manufacturera que, aun con un incremento de 30% en su producción agregada, ve reducir la mano de obra casi un 20% en un caso de manual de
desempleo tecnológico.
Los impactos macroeconómicos del desempleo sostenido son evidentes. Un trabajador que no trabaja es un consumidor que no consume. A inicios de 1998, el consumo privado es la primera tracción de demanda que muestra signos de enfriamiento, en un “efecto cantidades” negativo, inverso al del periodo K, que sólo se revertiría luego de la crisis con la caída de casi 30% en los salarios reales.
6 – Tipo de cambio fijo con tormenta perfecta
Una sexta y última explicación (que se me ocurre) es la que combina la escasez de políticas macroeconómicas disponibles para el gobierno en el contexto de la tormenta perfecta que azotó Argentina desde 1998. Así, la recesión y crisis de 2001 podría incluso ser explicada sin recurrir a ninguna dinámica acumulada durante el periodo previo sino como resultado de las malas noticias que recibíamos desde el exterior.
La capacidad de realizar política macroeconómica se encontraba, en 1998, fuertemente acorsetada, en particular la monetaria y cambiaria. (Noten que esta limitación no surge del nivel del tipo de cambio, sino de su fijación, lo cual lo diferencia de la explicación 1). En este marco y en el plazo de 3 años llega la crisis rusa, la de los tigres asiáticos, la devaluación de Brasil, la recesión de los socios comerciales, la explosión de la burbuja Dot-com, la caída en el precio de las commodities y, muy hacia el final, el atentado a las Torres Gemelas.
Podría entonces argumentarse, si uno pensará que las dinámicas anteriores no tenían fuerza suficiente para hacer colapsar el sistema, que fue la “mala suerte” la que convirtió un sendero estable (o no necesariamente inestable) en el explosivo que finalmente vivimos.
Conclusión
De esta manera y para cerrar, tenemos al menos 6 explicaciones que, desarrollándose independientemente, pueden generar dinámicas macroeconómicas explosivas.
Así que, lector amigo, te pregunto ¿Cuál de estas dinámicas es la que crees efectivamente explica el colapso? ¿Hubiese caído la convertibilidad sin apertura financiera y ciclo minskyano? ¿Hubiera caída con liberalización financiera pero con una apertura comercial más moderada? ¿Hubiera colapsado si el gasto público no entraba en su sendero explosivo? ¿Qué hubiese pasado si en los años de bonanza el gobierno hacia política fiscal contractiva y no expansiva? ¿Qué si una menor sustitución de trabajo por capital evitaba el desempleo abierto como el que hubo? ¿Sobrevivía sin la tormenta perfecta de fin de milenio?
Atte
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