El argumento principal, que sospecho domina en mi cabeza a todos los demás, es de piel. No es algo personal, porque lo cierto es todavía estoy dispuesto a colgar los cuadros de la dupla presidencial en la cabecera de mi cama si logran satisfacer mis expectativas. Tampoco es una cuestión partidaria. No tengo afiliación política y mi influencia familiar es variada.
La incompatibilidad llega, en cambio, por esa establecida estrategia del cortoplacismo negador indebatible. Los problemas no existen hasta que no explotan, y a veces ni siquiera entonces. "No hay inflación ni crisis energética" gritan, menospreciando al sentido más común.
Pero sobre todo, lo que más me choca es la falta absoluta de debate, imitando lo peor de aquellos noventas liberaliza-privatiza-vendepatrizante, cuando era ridículo hablar en contra del modelo salvador. El futuro se supone una proyección lineal del presente próspero y no se analizan los bemoles. Mientras crecemos al 8% ¿Para que preocuparse de los problemas estructurales?
Desde lo económico, el gran desencanto viene desde el lado de la macroeconomía y lo vengo marcando desde hace varios posts. No por lo que es, porque negar que la macro tiene características históricamente benignas rozaría la necedad, sino por lo que puede ser. La gestión macroeconómica parece olvidar dos características fundamentales: 1) Nos encontramos en la parte ascendente del ciclo, muy por arriba de nuestro "crecimiento potencial de largo plazo" y 2) una combinación de shocks externos positivos apuntalan nuestro crecimiento, fuerte crecimiento de nuestros socios comerciales, apreciación de sus monedas, mejoras en los términos de intercambio, etc.
Todos estos elementos, que nos acompañan desde 2002, se intensifican en 2007. Así, por ejemplo, la soja hasta 2006 se movía alrededor de un valor similar al promedio histórico de los últimos años, antes de duplicar sus precios en 2007. Brasil aprecio su moneda un 20% durante 2007 y creció un 30% en dólares corrientes.
El gobierno, en tanto, aplicó, en este contexto, políticas macroeconómicas pensadas para atacar recesiones, gastando pólvora en chimangos. ¿Cuáles herramientas quedaran disponibles si el contexto se da vuelta? ¿Política fiscal expansiva? ¿Bajar la tasa de interés? ¿Depreciar el tipo de cambio?
La política fiscal de superávits de 2% a 3% podría dar la imagen de ser contracíclica, sin embargo, en un contexto de aumento del PBI al 9% durante años, el superávit tiene que aumentar para no ser expansivo. ¿Esta politica fiscal es buena o mala?
Macroeconomicamente es malo.
Desde el lado de los ingresos la debilidad está en apoyarse exclusivamente en impuestos "de emergencia" y en no haber avanzado ni en la aplicación ni en el debate de una reforma hacia un sistema tributario desarrollado. Fiscalmente las retenciones son un golazo (sip! Nunca lo negué, a pesar del sesgo pro-agro que algunos tratan de adjudicarle a este servidor). Sin embargo, confiar la bonanza fiscal en un impuesto al comercio exterior, y en particular a uno tan volátil como el de comoditties, es una ruleta rusa.
El gasto público, por su parte, hace mas agua que los ingresos. No por su nivel. El gobierno debe aumentar mucho el gasto social para cumplir el rol de redistribuidor que hoy tiene abandonado. El problema está en la irracionalidad, p.e. en el aumento del gasto publico para apuntalar una burbuja de combustible barato o algún subsidio volador por allá. No es una novedad de este gobierno, sin duda. Pero aceptar la mediocridad porque es "mejor que fulano" es conformarse con poco.
Microeconomicamente también es malo.
Recuérdese que, en un contexto recesivo, los ingresos caen, pero es difícil y doloroso recortar los gastos y que hacerlo, como aprendimos durante la recesión 98-01, profundiza los problemas en vez de solucionarlos.
Y embobados por una macro en apariencia invencible, se cajonea todo lo demas. Un trabajo reciente de CEPAL describe el desarrollo industrial post-crisis, destacando como la industria ha respondido muy favorablemente al nuevo esquema macroeconómico de precios pro-transables. Sin embargo, destaca también la ausencia de un cambio estructural en la industria nacional. No aprovechar el contexto para buscar el cambio estructural es una bala mas en la ruleta rusa. Sin cambio estructural, frente escenario menos favorable, nos pegamos un nuevo palo.
La respuesta oficial, no distinta a la de fines de los noventa y sus planes de competitividad, resulta errática y descoordinada. Un subsidio por acá, una salvaguarda por allá, mas parecido a algo que surge de la capacidad coyuntural de lobby de cada sector que de un programa coherente de largo plazo.
Nótese, por ejemplo, que a pesar del repunte indutrial, el déficit comercial con Brasil no se achica, aun cuando ellos, en dólares corrientes, crecieron un 170% entre 2003-2007, en tanto el nuestro es del 130%.
Obviamente, sin un cambio estructural, no puede esperarse cambios sensibles en el mercado laboral. Cae el desempleo por la magia de la macro y los precios relativos favorables a las actividades trabajo intensivas, pero se consolida un esquema de segmentación laboral que tiene la nefasta particularidad de perpetuarse a si mismo. ¿Y Política laboral acorde a esta nueva realidad? ¿Para qué? ¡Si así estamos barbaro!!
En Política comercial y de integración mundial hay una indefinición absoluta maquillada con la mentira de que "el MERCOSUR gobernado por gente que se parece a su pueblo" está progresando. Económicamente, la desintegración y descoordinación en el MERCOSUR se vuelve cada vez más evidente. Las papeleras, "tipo de cambio alto" conocido en la jerga como "empobrecer al vecino", el gobierno cerrando la exportación de trigo a Brasil para mandársela a dedo a Venezuela, el gas boliviano, etc....
En junio se vence el acuerdo automotriz. Levanto apuestas ¿Cómo será el próximo?
Gracias a Dios (¡¡alerta de ironia!!) las empresas pagan salarios bajos y tienen ganancias extraordinarias para reinvertir. ¿Se imaginan lo que sería si tuvieran que salir a pedir plata prestada? El gobierno, sin embargo, encaró un profundo programa de desarrollo financiero (¡¡alerta de ironia 2!!): Ceba la inflación escondiendola abajo de la alfombra, acorta los escenarios de planificación y pega otro par de gritos para que los bancos bajen las tasas. Mientra tanto, los créditos/PBI continúan en un pobre 13%, mucho muy por debajo de lo esperable para un pais de nuestro nivel de desarrollo.
Y el recuento continúa para cualquier ámbito en donde seria deseable alguna definición de política económica. Federalismo y coparticipación: .............. JA!, Reforma del sistema previsional: fue un triste “Plata! Plata! Plata! Plata!“ que no resolvió los problemas de fondo, políticas sociales tímidas …and so on and so on and so on!
Así que la decepción no es tanto por lo que es, por lo que hace, sino mas bien por lo que no es, Por lo que no hace, por lo que no dice. Es una sensación amarga de oportunidades perdidas, de faltan 5 para el peso, de abandonarnos al misticismo de formulas mágicas, como si llegar al desarrollo fuera el resultado de un “ahora te toca a vos” divino en vez de un esfuerzo explícito y conciente.
Vuelto de mis vacaciones, y con el revuelo mental que suele generar la contemplación prolongada de la naturaleza, tal vez me arrepienta de todo lo escrito y me contradiga impunemente, mientras tanto sigo con mis post pesimistas/realistas poco marketineros que me hacen perder amigos!
Elemaco