La pregunta era clara hace un tiempo, y fue cambiando paulatinamente. Era hace algunos años
"¿Como puede ser que el sistema haya decidido que un 25/30% de la población activa este buscando trabajo y no encuentre un lugar donde ser "útiles"?"Devaluación y Default, aciertos de política económica, rebote macro y un contexto externo favorable y todo el crecimiento interno que se generó, no ha logrado responder aún completamente esa pregunta, pero sí logró que se volviera de segundo orden frente a la que hoy debería estar entre ceja y ceja de cualquier hacedor de política económica, a saber:
¿Como se entiende que, ya no demasiado lejos del pleno empleo, todavía tengamos un porcentaje tan elevado de pobreza? ¿Como puede ser que, ni aun trabajando, pueda lograrse atravesar ese umbral mínimo de dignidad social?
Llegamos así a ese punto donde la macroeconomía deja de dar respuestas y debe recurrirse a eso que, lleno de polvo, espera su oportunidad de ser repensado. Ese "Desarrollo Económico" olvidado en la vorágine de un país de "una crisis macro cada 4 años y una sistémica cada 10".
La puja histórica entre equidad, crecimiento y estabilidad parecería encontrarse en un impas, donde la primera aparece como la derrotada, la segunda con un potencial inédito y la tercera dando un respiro, apuntalado por un sorpresivo corrimiento de la restricción externa (Brougt to you by Monsanto, la soja RR y Chindia) y unos salarios que, contenidos, sostienen el tipo de cambio real, el equilibrio fiscal, las tasas de ahorro e inversión y, sobre todo la pobreza en un valor que, pasado cierto tiempo, tiene la característica de perpetuarse a si misma.
Estuvo este conflicto, durante este tiempo que nos separan de los “cinco presidentes en una semana”, escondido detrás de un proceso que, vía cantidades, permitió un descenso asombroso de la pobreza. Cada tipo que sale del armario para trabajar es un nuevo salario donde antes no lo había, mecanismo de eficacia y eficiencia absoluta para el combate de la pobreza, solo que, claro, se termina cuando el armario se va quedando sin gente.
Existen, en un contexto como el actual, tan solo dos mecanismos, no independientes entre si, de lucha contra la pobreza. Al igual que un
bizcochuelo que creció tanto que ya toca los bordes del molde, si queremos "torta" para los deciles mas necesitados debemos procurar a) agrandar el tamaño del molde y/o b) cambiar los ángulos de las porciones.
Cualquier intento redistributivo es, en el corto plazo, un juego de suma cero y, como tal, debe encararse desde la arena política, lugar donde transan ganadores y perdedores. Debe ser uno basado en consensos y no en "tiras y aflojas", de manera de no violentar esas restricciones que sostienen la estabilidad política, esa otra gran restricción que nos mostró todo su poder durante el SXX.
Y no es esto un llamado al quietismo y a la resignación, sino un intento de destacar que esta es una restricción que existe, y que cualquier lector amigo que sepa mas de política que yo (condición no muy complicada) podrá defender con mas argumentos. La restricción no se limita a la puja entre "ricos" y "pobres". Existe también entre jóvenes y viejos, entre provincias, entre actividades económicas, entre nacionales y extranjeros o, incluso, entre vivos y nonatos (piense, por ejemplo, en los impactos ecológicos del crecimiento).
Por otra parte, el necesario proceso redistributivo "de corto" atenta también contra la
estabilidad macro, y por ello debe encararse no como un proceso de "shock" sino mas bien con "Fine-Tuning". El conflicto entre distribución y estabilidad existe, y no es de socialmente insensible admitirlo. La redistribución (léase, por ejemplo, el aumento de los salarios reales) erode el resultado fiscal, presiona a la caída del tipo de cambio y con ello disminuye la artificial y temporaria pero necesaria competitividad cambiaria. Si deriva la redistribucion en un crecimiento "demasiado" elevado, acerca al galope la restricción externa y, si no es acompañada por un proceso inversor de magnitud y "políticamente convalidado", acelera la inflación.
Y dado que se me ha acusado de
insensible neoclásico y fascista, puedo agregar algo más (uds se horrorizarán, pero alguien debe decirlo). Puede plantearse incluso que si la redistribución de ingresos incrementa gastos corrientes, limita la capacidad de acumulación del país, y por lo tanto el potencial de crecimiento de largo plazo (
aclaracion: esto no se deduce de ningún modelo ortodoxo sino, por mencionar algún autor, de algo mas Kaldoreano), ya que reduce las posibilidades de inversión, innovación, conocimiento, etc. (maldita sea la restricción de presupuesto).
Entonces la utilización de la redistribución como "única" herramienta de la, insisto, urgente lucha contra la pobreza, es una frazada corta.
Es la herramienta adecuada, en cambio, la implementación de un (guarda, viene el título… tapese los ojos, las luces de neón pueden hacerle mal): "Plan de Desarrollo" que, para desencanto de varios, entre quienes me encuentro, difiere sensiblemente del pobre intento que se vio esbozado durante la actual administración en
este documento.
El "Plan de desarrollo" debe buscar, continuando con la analogía berretonga, agrandar el tamaño del molde para darle margen al bizcochuelo para crecer. El corolario es violento y simple. Si el molde no crece, la pobreza no podrá caer permanentemente en el largo plazo. Punto.
Pero ojo, decir que el molde
tiene que crecer para que caiga la pobreza no es lo mismo que decir que
si el molde crece, cae la pobreza. Es necesario pero no suficiente. No busquen encontrar en mis palabras una defensa de la "
teoria del derrame" porque no es de lo que estoy hablando.
La inversión agranda el molde, pero no cualquier inversión revaloriza el trabajo (ni siquiera toda la inversión, , para ser sinceros, agranda el molde). Y de allí que ese popular fetiche con la tasa de inversión sobre PBI alta ignora que esta no garantiza por si sola (a) la sostenibilidad del crecimiento y (b) las ganancias sociales. No es, entonces, cualquier crecimiento el deseable...y aquí tiro la bomba.
No es el actual "modelo" uno que genere los incentivos para un crecimiento que cumpla (a) y (b). Si la competitividad de la economía y la fuente del crecimiento es una contención sostenida de los salarios reales, la decepción que generará en términos de reducción de pobreza la vuelve directamente indeseable. Si lo que se busca es, en cambio, el aumento de los salarios que, atenti, no puede estar demasiado alejado de la "productividad media" de los trabajadores, entonces una política de
protección horizontal indiscriminada vía TCR alto plus retenciones (característica que debe presentarse en conjunto para que pueda hablarse de protección, según me hicieron ver con acierto hace poquito) no solo no generara los resultados deseados, sino que, de mantenerse en el mediano plazo, nos alejara de ellos.
Porque en definitiva la pregunta que debe responderse cuando se piensa en desarrollo es ¿Qué es lo que puede hacerse para lograr que el país no solo aprenda, sino que aprenda a aprender?
Imagínese el lector a modo de cierre, y ayúdeme a pensar luego en los comentarios, la analogía de un padre debiendo asesorar a su hijo estudiante sobre la mejor estrategia para rendir exitosamente un difícil examen. ¿Debe quedarse en su casa? ¿Quemarse las pestañas durante horas? ¿o debe juntarse con amigos a estudiar? Y en este último caso ¿Con quién debe juntarse? ¿Con el grupito de bochos o con los otros? ¿Y un salvador machete?
Queda mucho en el tintero, pero hago una pausa, respiro y recupero inspiración que se me agoto en el último párrafo. Ahora les toca a ustedes.