lunes, mayo 31, 2010

Sistema previsional ¿Mito urbano kirchnerista?

Uno de los grandes mitos urbanos de la corta década kirchnerista es que el proyecto político incluye un cambio radical en su tratamiento a jubilados y pensionados respecto a la década previa, marcada por el desinterés y abandono por la clase pasiva.

¿Cuánto de cierto tiene este mito?

Permítanme ponerlo a prueba con un poco de data duro. Verá que, como todo mito, este tiene una porción cierta y algunos bemoles. Hagamos un punteo de sus principales características y saque el lector, ponderando según sus preferencias individuales, sus conclusiones generales.

1) El kirchnerismo, a través de la moratoria de fines de 2006, aumentó notoriamente la cobertura del sistema previsional para ubicarla muy cerca de sus máximos teóricos y revirtiendo el fuerte deterioro observado desde 1991. Si pensamos que hoy debe haber unas 3.4 millones de mujeres mayores de 60 años y alrededor de 1.7 millones de hombres por arriba de los 65, los 5.1 millones de jubilados y pensionados (a lo que debe restarselé unos 250 mil jubilados menores de 60/65 años) representan una tasa de cobertura del 97%, muy por arriba de las mejores expectativas que uno podría tener.

Al incrementar como se hizo la tasa de cobertura, se universalizó el derecho a un ingreso durante la vejez, con independencia de la suerte que uno haya tenido en vida activa (click para agrandar).

2) Asimismo, durante el gobierno de Néstor Kirchner se observa una sensible mejora en la jubilación mínima que duplica el poder su poder de compra desde cerca de $ 200 a $ 400 (en pesos de 2003). Durante el gobierno de Cristina, en cambio, la jubilación mínima desciende como resultado del la erosión inflacionaria hasta ubicarse, en promedio, un 10% por debajo que la que ella recibiera al asumir.

3) Sin embargo, la dinámica de la jubilación mínima es solo una parte del comportamiento de la pirámide previsional. Como puede verse en los siguientes gráficos, en 2002 tan solo el 10% de los jubilados cobraba la jubilación mínima en tanto algo más del 50% cobraba, como mínimo, dos veces este valor. Las sucesivas subas de la mínima sin ajustes equivalentes en las otras porciones de la pirámide llevó a un fenomenal achatamiento en el que casi el 75% de los retirados es perceptor de la mínima (60% si no consideramos quienes entraron por la moratoria de 2006). En el extremo opuesto, hoy tan solo el 15% cobra al menos dos veces la mínima.

(La curva azul representa la evolución teórica sin considerar los 1.8 millones de nuevos jubilados por la moratoria de 2006)

Lo que se observa es una muy fuerte redistribución al interior del sector pasivo, en el cual un porcentaje ha mejorado notablemente su situación mientras otro grupo se encuentra todavía hoy por debajo de la situación que tenía en 2001. El achatamiento de la pirámide previsional mejora la función redistributiva del sistema, a costa de un alto porcentaje de jubilados que tienen una situación inferior a la de una década atrás. Redistribuir siempre implica que alguien gana y alguien pierde.

Ahora bien ¿Cuál fue el resultado neto de esa redistribución interna?

4) En el siguiente gráfico (izquierda) verán como la jubilación promedio es hoy un 15% inferior a la de 2001 (cuando Cavallo recortó el 13%) en tanto la jubilación promedio si no consideramos a los jubilados que ingresaron con la moratoria (que entraron cobrando la mínima) está un 6% por debajo de la de fines de la convertibilidad. Recuerden que, en el ínterin, la recaudación en concepto de prestaciones de la seguridad social creció un 50% en términos reales, como resultado de las mejoras en la masa laboral registrada y el incremento del porcentaje de aportes sobre la masa salarial.


5) El resultado de esta asimetría entre crecimiento de la jubilación promedio y recaudación es un saldo previsional positivo del orden de los $ 10 mil millones desde 2005, que anualmente son transferidos a rentas generales. Estos $ 10 mil millones de superávit previsional que el sistema transfiere no es muy distinto a lo que antes se acumulaba en las cuentas de capitalización. Esto es, al destruir la capitalización el gobierno convirtió un flujo de recursos que antes se ahorraba en gasto corriente. Para ponerle un orden de magnitud a estas cifras, el superávit transferido al tesoro en 2009 ($ 14 mil millones) permitiría otorgar un aumento de $ 210 a los cinco millones de jubilados. Esto es, incrementar la jubilación promedio de 2009 en 47%.

Lo que antes se ahorraba, hoy es administrado por un gobierno con una propensión a consumir superior a uno, con los impactos macroeconómicos que ya hemos mencionado lo suficiente como para que valga la pena repetirlo acá. Entonces ¿Qué es lo que debería hacerse con este saldo excedente? Cuatro son las opciones que se me ocurren: (1) Aumentar las jubilaciones hasta agotar los recursos excedentes (2) reducir las contribuciones sociales aumentando el ingreso de los trabajadores y/o reduciendo el costo salarial (3) crear un fondo de ahorro previsional al cual se dirijan los flujos de fondos excedentes (y del cual se extraigan en caso de ser necesario) o (4) devolver a la masa coparticipable los recursos que hoy se transfieren al sistema previsional. Si plesbicitaran, yo voto por la tres.

¿Sobrevive el mito?

Mi conclusión personal (que toma como referencia al sistema previsional ideal) tiene como resultado una valoración neutral, un empate, al combinarse una de las mejores medidas de la era K (la moratoria previsional) con una de las peores (la destrucción del sistema mixto en septiembre de 2008). Hoy tenemos un sistema que cumple mucho mejor que en el pasado su rol de redistribución del ingreso hacia la clase pasiva, pero falla en el cumplimiento del segundo objetivo de cualquier sistema previsional, a saber: inducir (o forzar) un alza el ahorro de la población, especialmente importante en una economía con baja tasa de ahorro como la nuestra

Hasta aquí mi aporte, ustedes ¿Cómo ponderan los cinco puntos?

miércoles, mayo 26, 2010

Convocado

Y no. Lamentablemente no quedé en la lista de los 23 cual chino Garcé, una lesión de tobillo me dejó afuera.

A donde si me entero que me convocaron como asistente de investigación, fue en ESC de la mano del economista jefe de Analytica.

Leemos, "Escribí en el blog solo durante un año -agrega-, pero después lo convoqué a Genérico, quien colabora conmigo (...) Es que lleva tiempo hacer un blog. Es muy personal y es un lenguaje muy particular." y sigue.

¿Qué nos paso? ¿no era que tenía el 49,99999% del paquete accionario? ¿Compraste lo de "jefe"?.

Mis asesores me piden que rompa vínculos, pero como buen peronista extiendo mi mano fraternal y humilde para una reconciliación histórica.

Saludos,
Genérico, RA.

La libretita

Uno de las mejores externalidades de la Asignación Universal es el requisito de contraprestación escolar y sanitaria que los jovenes deben realizar para recibir ese 25% adicional  que lleva los $ 135 que se cobran mensualmente a los $ 180 del subsidio. 

Puede discutirse si es correcto pagar a los padres por asumir un compromiso que ya están obligados a cumplir de todas maneras aunque, si el resultado final es una disminución de al menos 1% en la deserción escolar (que según me cuentan algunos desde las tricheras ya se ve en 2010), creo que el debate es estéril.

El problema está en la libretita. Cada joven debe llevar, hasta sus 18 años, un registro de salud y educación en una lbretita preimpresa para que las autoridades competentes completen según corresponda. En el caso de educación, por ejemplo, incluye dos preguntas anuales que los responsables escolares deben responder en abril de cada año. Aunque no recuerdo el detalle literal, básicamente pregunta las condiciones de asistencia para todo el año previo y para el año en curso.  

Así, con la asistencia registrada entre marzo y parte de abril se cumple el requisito para que el joven reciba la asignación durante los doce meses siguientes y el saldo a fin de año. Pregunta a los entendidos:

Si tenemos el objetivo explicito de combatir la deserción ¿Cuál es el problema de implementación que impide que el control de asistencia se realice bimestralmente?
  
atte

Ele

¿Quién? ¿The Economist? nono, ¡Deciles que no estoy!

¡No saben como se puso la bobe!

lunes, mayo 17, 2010

Volver al Futuro

Hace un tiempo, cuando los primeros coletazos de la crisis global se empezaban a sentir, habíamos escrito que el BCRA debía procurar sostener la estabilidad del TCR. El tiempo paso, y la verdad antes del golpe europeo, ya el profesor Jekyll-Mr. Hyde lo había anticipado: ese modelo estaba roto.

Hagamos una breve panorame pre-crisis. Usando esta notita de voxeu y la metodología aquí desarrollada estimamos cual es sería el ""TCR de equilibrio"" si vivieramos en el mundo de Rollo. Es decir, estimamos cual es el valor del Tipo de Cambio Real consistente con el diferencial de productividad entre Argentina y el resto del mundo. Nos dió lo que sigue:

Primera obervación: para los 90s el nivel de apreciación real era de alrededor de un 40%, que es usualmente lo que Lucas tiene en la cabeza.

Segunda observación, con datos hasta 2007, según el criterio de Balassa-Samuelson (BS) estabamos un 7,2% depreciados respecto del nivel de equilibrio, y siguiendo el léxico que vimos por ahí, en ese contexto y fijación del tipo de cambio nominal, la inflación no es más que un proceso de equilibrio. Dado que entre ese año y 2010 la economía acumuló algún crecimiento superior al del resto del mundo (¿+3% del PIB per cápita PPA?), y que entre 2007 y 2010 el TCR se habría apreciado algo sí de un 10%, a principios de esta año estaríamos rondando el valor de "equilibrio".

Tercera observación, la misma cuentinta para otros países de Latam nos da que, salvo Perú, todos se encuentran (ó encontraba) apreciados en términos reales, particularmente, Brasil, lo que debería al menos encender alguna luz de alarma:
Con esta situación en mente, y ya debatiendo sobre cuál podría ser la estrategia óptima si viene el ¿colpaso? europeo. Al momento, la respuesta argentina no fue distinta a la que tomo en el pasado cuando el ahora-noventista Redrado comandaba la autoridad monetaria: fijación nominal del tipo de cambio en un mundo donde los socios devalúan respecto del dólar
La combinación estabilidad del tipo de cambio nominal + devaluación socios + mayor diferencial de inflación = apreciación real, es una historia que ya conocemos. Si entrabamos al año con un TCR consistente con el nivel de productividad relativa argenta, pero con el "problema de la inercia" ahora le agregamos otro factor.

La pregunta sigue siendo la misma, pero ahora con mayores complicaciones ya que el ritmo de apreciación parece acelerarse: ¿Cuanto de apreciación más se banca la economía?. Si la dinámica se consolida podemos finalizar el año a mitad de camino del TCR convertible.¿En que punto esto afecta la evolución del sector externo? ¿y la del mercado de trabajo?¿y la del crecimiento en general?

Pero a no desesperar, en el episodio anterior de la crisis, luego del chubasco, muchos de los que devaluaron, apreciaron rápido. En este sentido, sólo habría que esperar que pase la crisis griega, y el dólar vuelva a devaluarse a nivel global...

Saludos y buena semana

Genérico

viernes, mayo 14, 2010

Anuncian plan antiinflacionario

Finalmente, en conferencia de prensa desde la Casa de Gobierno, el Ministro Amado Boudou describe los detalles del plan antiinflacionario con el que el ejecutivo buscaría combatir el rebrote de los últimos meses.



Fino humor político. ¡Feliz Viernes!

Ele

jueves, mayo 13, 2010

¿Va a creerme a mi o a sus ojos?

“¿Por qué habría de creerte a vos y no a la EPH del INDEC?” me chicanean (no literalmente) en comentarios al post anterior. No tengo respuesta para la primera parte de la pregunta (no puedo pedirle a nadie que crea o valore lo que yo escribo) pero si para la segunda. Los datos de la Encuesta Permanente de Hogares no son confiables porque desde la intervención del INDEC han sido burdamente manipulados.

La EPH es una de las herramientas centrales para el análisis de la coyuntura económica y social, que a través de encuestas a más de 120.000 hogares busca llenar los baches de información entre los censos nacionales que se realizan cada diez años. La principal virtud de la EPH es que recaba información sobre la economía sumergida, informal o en negro. Es la única fuente de información para indicadores claves como los niveles de empleo y desempleo, el de pobreza o indigencia, la distribución del ingreso o la evolución de las características habitacionales de la población, entre otros.

Verá a continuación un compilado de “cosas extrañas” que encontré en una búsqueda no demasiado exhaustiva en las bases de datos de la EPH. Es tan sólo una muestra. Guardo en el tintero algunas adicionales para otros posts

Encontraran en todos los gráficos un salto en el tercer trimestre de 2007. Este salto coincide con un paro del personal del INDEC a partir del cual gran parte de las personas que llevaba a cabo las encuesta hasta entonces fue reemplazada por gente de la intervención.

El dibujo de los salarios de trabadores informales

Un primer indicio de manipulación surge de la evolución del salario nominal de los no registrados. Como mencionáramos en oportunidades anteriores, mientras el salario de los trabajadores formales puede contrastarse con la información del sistema de jubilaciones y pensiones, la EPH es la única fuente de información sobre los salario informales. ¿Qué nos muestra la EPH desde la intervención?
Según lo que se ve en ese grafico, los asalariados no registrados tuvieron, durante el periodo recesivo y de recrudecimiento del proceso inflacionario, una capacidad de negociación muy superior a la de los trabajadores formales. Así, el mismo día que Moreno intervino en el INDEC se quiebra la tendencia al estancamiento de la brecha salarial entre formales e informales existente desde 2003.


Todo esto, aunque sospechoso, puede ser verdad. El mayor problema es que no hay, no existen, otras fuentes para contrastar. Sin embargo, existen otros indicios de “cosas extrañas” en el mercado laboral de los trabajadores informales que nos muestra la EPH. Miren sino el siguiente gráfico. Durante 2007, año en que se quiebra la tendencia, los trabajadores informales habrían trabajado, en promedio, entre 2 y 5 horas más que lo común. Si acá no hay enchastro ¿El enchastro qué es?

Desconozco cuál es la verdadera evolución del salario de los informales. Sólo se una cosa. No es la que dice el INDEC.

Generación espontanea de empleo

Otra evidencia de manipulación puede encontrarse cuando uno analiza los datos de empleo. Como puede ver en el siguiente gráfico, en el cuarto trimestre de 2008, y tras dos años de creación casi nula de empleo, aparecen 200.000 trabajadores más que en el trimestre anterior. Recuerden que el cuarto trimestre de 2008 coincide con el peor momento de la crisis internacional, cuando Argentina ya arrastraba al menos dos trimestres recesivos. “Debe ser el plan Argentina Trabaja, que, según dice, implicó la creación de casi 100.000 empleos” pensé en un principio, para luego recordar que el plan arrancó en agosto de 2009.

 En este caso, a diferencia de dato de salarios en negro, existe una fuente oficial algo más confiable que permite contrastar lo que nos dice la EPH. En el siguiente gráfico puede verse la comparación de la variación interanual del empleo informal según la EPH y según la base de empleo del Ministerio de Trabajo (sobre la cual no hay sospechas de manipulación). Mientras en 2009 el número de trabajadores subía un 2% en la primera (unos 150.000 empleos), el ministerio mostraba una variación similar, aunque en sentido opuesto.


El que no trabaja es porque no quiere

El indicador de desempleo es la relación entre la cantidad de gente que está buscando trabajo y no encuentra y la cantidad de gente que compone la fuerza laboral (que incluye tanto a los que están trabajando como a los que quieren hacerlo pero no consiguen trabajo). No alcanza con no tener trabajo para ser un desempleado. También hay que estar buscando trabajo.

Hay dos formas de dibujar hacia abajo el índice de desempleo: (i) o bien decimos que hay más personas trabajando (cosa que sucedió, como se vió en el apartado anterior) o (ii) sacamos personas de la fuerza laboral, esto es, decimos que hay más personas que no trabajan porque no quieren. A estas personas se los conoce como “inactivos” e incluye a los jubilados, amas de casa, niños, rentistas, estudiantes, enfermos, etc.

Tras la intervención del INDEC, la tasa de inactividad pega un inexplicable salto de 1% durante casi un año.

Aquí no termina la historia. El cuestionario de la EPH incluye una pregunta para identificar a que categoría de inactivo pertenece una persona que no quiere trabajar. Junto a las categorías mencionadas más arriba (jubilado, ama de casa, etc) existe una adicional para ubicar a aquellos inactivos no considerados en ninguna de las opciones anteriores. ¿Qué pasó con los “otros inactivos” durante esos trimestres de enchastro en la EPH?


Esto es, los flamantes inactivos no son jubilados, ni amas de casa, ni niños, ni rentistas, ni estudiantes, ni discapacitados...mmmmm.

I rest my case

Atte

Ele

martes, mayo 11, 2010

¿Dónde está el impacto social catastrófico de la inflación?

La semana pasada tuve el placer de conocer en persona a Artemio, en el monumento histórico que hace las veces de cuartel central de la Consultora Equis. Imposible estar en la mismo lugar que Artemio sin reírse, como mínimo, una vez cada 90 segundos.

En determinado momento de la charla, de la que participaron también otros bloggeros amigos, preguntábase Artemio a viva voz ¿Dónde está el impacto social catastrófico de la inflación que anunciaban los agoreros? Los indicadores sociales que Artemio tenía en la cabeza no eran muy distintos de los de este servidor por lo que la pregunta no se basaba en alguna lectura distorsionada por el fenómeno INDEC. Sin minimizar lo que 4/5% de pobreza significa, ambos ubicábamos a la pobreza en algún lugar alrededor de 26% en 2006 y en torno al 30% a la situación actual, tal vez algo menos si consideramos el impacto de la Asignación Universal.

“4% de suba de pobreza” no llegó a decir Artemio, pero imagino que estaba implícito en el argumento “es un juego de niños frente al casi 60% en el que el país se hundía haya por 2002”.  Para ser sincero, si toda la historia terminara ahí, debería darle la razón pero, lamentablemente, ese es tan solo el comienzo.

Visto en retrospectiva, puede decirse que el gobierno tuvo dos etapas distintas en su estrategia de combate a la pobreza (otorgándole una racionalidad expost que posiblemente no tuvo, pero que no viene al caso).

La primera, que podemos llamar burdamente “Estrategia de Derrame”, va desde el comienzo de la gestión K (o incluso antes) hasta algún momento de 2007. La lógica de la Estrategia de derrame es simple: En un contexto de elevado desempleo, el propio crecimiento deriva en creación de empleo, en crecimiento de la masa salarial y, desde allí, en reducción de la pobreza. Cualesquiera sean los reparos que uno tenga para con la estrategia macroeconómica durante ese periodo, lo cierto es que los resultados en términos sociales son innegables.

Agotado este canal en una economía que se movía cerca de su nivel de empleo potencial que, dada la estructura de la oferta y demanda de empleo y juicios de valor aparte, creo que se ubica hoy en algún lugar cerca del 7/8%, el gobierno sin abandonar la anterior encara una segunda estrategia: la redistribución secundaria del ingreso, esto es, el combate de la pobreza a partir de la política fiscal. En el marco de una evolución claramente prociclica, con el gasto del gobierno nacional creciendo casi 3% del PBI entre 2006 y 2009, el gasto en asistencia, seguridad y promoción social crece cerca de 1,5% del PBI (la Asignación Universal posiblemente incorpore durante el año 1% más).

Dos políticas, que personalmente considero las mejores medidas de este gobierno, explican el grueso de este cambio en el gasto social: La propia asignación universal de 2009 y la moratoria previsional de 2006. El impacto conjunto de ambas medidas se ubicaría, según las estimaciones hechas acá, en el orden del 3,5%/4,0% (algo menos que lo que estiman Cañete, Aggis y Panigo).

Entonces noten como, aún a pesar del esfuerzo fiscal y un crecimiento de 15% del PBI acumulado desde 2006, Argentina no sólo no redujo su nivel de pobreza sino que incluso la vio ascender cerca de 5%. Algo de algebra básica sobre los números hasta aquí descriptos nos llevan a una conclusión con bastante efecto sensacionalista. El 75% de inflación acumulado desde 2006 costó al país no menos de 15% de suba en los indicadores de pobreza (o 6.000.000 de personas) incompletamente compensado por la política social y el crecimiento.

Posiblemente la estrategia que implementa el gobierno sea la más conveniente desde el punto de vista político. En definitiva, es fácil ver la mano del que reparte el gasto social y difícil ver la borrosa mano detrás de la inflación que corroe los ingresos. El problema, claro, es que el daño colateral está minimizado.

La razón de tamaño costo social, se basa en una afirmación que creo no sólo que Artemio comparte sino que puede defender con muchos mejores argumentos que los míos. A diferencia de lo que ocurría 30 o 40 años atrás, el mercado laboral argentino de 2010 es particularmente vulnerable al fenómeno inflacionario, vulnerabilidad que surge por la desigual distribución de la capacidad de negociación al interior de la fuerza laboral.

La polarización de la pirámide salarial desde 2002 no es sino un reflejo de este fenómeno. Para muestra basta un botón. En tanto los salarios de los trabajadores registrados se encontraría actualmente un 25% por arriba de los niveles pre devaluación, los trabajadores del sector público se encuentran aún un 20% por debajo y los informales recién recuperan el nivel de compra de 2001 (que a su vez era un 25% más bajo que el de 1994).

Entonces ¿Qué hacemos? ¿Esperamos que el mercado laboral aprenda a defenderse de la inflación o reajustamos nuestra política económica y social para adaptarla a la realidad?

Recuerden que, mientras nos decidimos, hay unos 12.000.000 millones de tipos que la miran de afuera.

Atte

Ele

Pd: Presionado por Genérico, me contuve del abuso del autobombo. Creo que no será sostenible en el tiempo.

viernes, mayo 07, 2010

Sesgo

Fuente: World Economic Outlook (WEO), FMI.

Saludos y buen fin de semana.

Genérico.

Protegiendo la mesa de los argentinos

Hay una regla sencilla que puede aplicarse para saber si una actividad o sector de la economía está siendo protegido o desprotegido por la política comercial. Básicamente consiste en restarle al arancel de importación que tiene un producto los aranceles que tienen los insumos necesarios para producirlos (olvidemos por un momento los impuestos y subsidios a la exportación).

Hagamos un ejercicio simple.

Imaginemos que existe un productor nacional de termos que compite con los importados abasteciendo el mercado local a un precio de $ 100, precio al que también se venden los termos importados. Para producirlos, importa aluminio a $ 80. Si el gobierno decide poner un arancel a la importación de termos de, digamos, el 25%, el productor podrá subir el precio a $125 antes de alcanzar el nuevo precio del termo importado, llevando el beneficio del productor de $ 20 a $ 45. Si el arancel, en cambio, corre para el aluminio, el precio del insumo subirá a $ 100 y el beneficio de $20 para el productor desaparece.

En el primer caso el productor está siendo protegido, en el segundo desprotegido.

Ahora bien, Moreno acaba de prohibir la importación de alimentos, sacando gendarmes a la calle para evitar su comercialización. Olvidemos el componente mediático de este tipo de medida y hagamos las cuentas.

¿Quién se beneficia y quien se perjudica con una medida de estas características?

Les doy una pista ¿Què sector de la economia/sociedad tiene a los alimentos como insumo?

En fin, delicias del progresismo del siglo XXI.

Ele

martes, mayo 04, 2010

Es un pequeño paso para un hombre....

Esta mañana amanecí preguntándome ¿Para qué escribo con un pseudónimo?

Elemaco nació en algún momento de 2006, un par de meses antes que ESC como el alter ego de un joven estudiante de economía que, con pasado compuñoño, revoloteaba por la poco explorada BEA. La creación de un pseudónimo para interactuar en la BEA fue relativamente espontanea. ¿Para qué escribir con mi nombre y exponerme a los eventuales riesgos que puede generarme?

Me resultaba clara la relación costo-beneficio. El anonimato permite superar el prejuicio y las falacias de autoridad usuales. En la BEA quienes escribimos somos valorados (con juicios de valor que no necesariamente son positivos, claro) por lo que decimos y no por quienes somos.

Pero mucha agua ha pasado bajo el puente. Este espacio me permitió organizar ese entramado de ideas voladoras que uno tiene cuando sale de la facultad, momento que, a diferencia de lo que suele creerse, es cuando uno realmente se convierte en estudiante de economía. ESC abrió muchas puertas, me dió varios trabajos y, sobre todo, me permitió conocer e interactuar con mucha gente. En más de una oportunidad, incluso, la existencia de Elemaco me permitió superar la restricción de poder escribir sobre lo que pienso o creo sin entrar en conflicto con la institución o empresa donde trabajaba.

Hoy sinceramente, ya no tengo una respuesta evidente a porque escribo con un pseudónimo. ¿Qué gano? ¿Qué pierdo?. Sé que muchos otros bloggers, con el paso del tiempo, fueron "dando la cara" y en este caso, más allá de cualquier otra consideración, creo que me toca. No estoy del todo convencido de que sea una movida demasiado buena, así que la hago rápido.

Estimados, Elemaco se despide, no sin antes presentarles a Luciano Cohan.

Atte

Luciano

lunes, mayo 03, 2010

Doble Nelson al último de los gemelos

El gobierno eligió su ancla. Prácticamente planchado desde julio de 2009, el dólar es hoy el único ancla nominal de la economía para hacer frente a la aceleración inflacionaria.


Lo primero es definir el punto de partida. La inflación, montada sobre un componente inercial de 15% de 2009, rondaría entre 20% y 25% durante 2010. La regla de tres que nos lleva a esta inflación anual es simple: Con 1% de inflación mensual hasta fin de año cerramos el año en 16%, con 1,5% en 21% y con 2% en 27%. Mi estimación puntual es 22,5%, con 2,5% de margen de error.

¿Cómo haría el tipo de cambio el trabajo sucio de desacelerar la escalada inflacionaria?

Los canales son al menos tres.

El primero de ellos es el de Rollo, que fue largamente debatido en la BEA (acá y acá y acá y acá y acá y acá entre otros). La apreciación cambiaria actuaría contractivamente sobre el nivel de actividad y desde allí sobre la variación de precios. Mucho se ha escrito sobre esto en las últimas semanas como para valga la pena entrar en más detalles, aunque explicitar la causalidad puede ayudar: primero enfrías ergo desinflacionas.

El segundo es el rol coordinador que puede tener el tipo de cambio en una economía donde la inflación ha vuelto borrosa la información de precios. La propia falta de coordinación entre los agentes, por razones que explicáramos acá, genera inflación. En el caso local, este canal se ve agravado por la ausencia de índices oficiales creíbles, fenómeno que tiene el impacto directo de ceder la coordinación de las expectativas inflacionarias a las múltiples y volátiles estimaciones privadas. Un ancla creíble puede encauzar expectativas divergentes hacia una que coincida con la de la devaluación explícita o implícitamente anunciada.

El tercero canal antiinflacionario del ancla cambiaria es el directo. Un tipo de cambio quieto abarata el precio en pesos de las importaciones, poniendo un techo al incremento de precios de muchos bienes (entre ellos, los alimentos).

Ahora bien ¿Qué puede evitar que estos canales funcionen?

Empiezo por el fácil. El canal directo es lineal. El precio en pesos de un bien importado es su precio en dólares multiplicado por el tipo de cambio. Esta afirmación se mantiene aún si la cadena comercializadora tiene márgenes variables.

El canal contractivo de Rollo, en cambio, tiene dos peros.

El primero es que, en el corto plazo, anclar el tipo de cambio tiene un efecto expansivo sobre el nivel de actividad. El efecto negativo que sobre las cantidades de empleo tendría la apreciación (si ese efecto existe, claro) se ve inicialmente compensado por el efecto positivo sobre el nivel de salarios reales. En el corto plazo (en el mediano vemos) es mayor la expansividad por la suba de sueldos de 17 millones de personas con empleo que la contracción por los despidos en las fabricas de juguetes, remeras de algodón y zapatillas que ya no podrán competir con China y Brasil. Para más referencias ver Calvo & Vegh (1994)

El segundo problema surge por la expansividad que se observa en las otras políticas macroeconómicas. El ancla cambiaria debe hacer frente a un gasto público creciendo entre 35% y 40% interanual (con una recaudación creciendo por debajo del 25%) y a una política monetaria claramente expansiva (cualquier tasa de interés que uno vea está por lo menos dos dígitos en terreno negativo). Podemos debatir en extenso si la actividad responde más al Tipo de Cambio Real o al impulso fiscal, pero creo que hay pocas dudas de que un gasto creciendo al 40% es una complicación casi insalvable a cualquier intento de estabilización nominal.


Ahora bien, sabiendo que, aún si sobrevive a la expansividad fiscal, el canal de Rollo puede tomar su tiempo en empezar a actuar (casi con seguridad más de los 17 meses que nos separan de las elecciones) ¿Qué puede esperarse del canal de coordinación de expectativas?

Este canal tiene tiene también dos problemas. El primero es que para que coordinemos nuestras expectativas con el ritmo de devaluación esperado, este tiene que ser creíble en términos políticos. Es decir, que creamos que el gobierno mantendrá el compromiso (no asumido) del ancla del tipo de cambio o, como dijo Rollo en una frase que ya no encuentro, que a Nestor tiene que gustarle más el poder que el tipo de cambio real alto.

El segundo es, sencillamente, que debemos creer que el ancla cambiaria es económicamente sostenible en el tiempo.

El límite natural a cualquier intento de anclar el tipo de cambio es el Balance de Pagos. Un pasado de más de un lustro de superávit de cuenta corriente y acumulación de reservas nos han llevado a menospreciar los problemas de balance de pagos pero ¿Qué tan lejos estamos de la muerte del segundo gemelo? Si tengo que arriesgar una respuesta diría que a menos de doce meses.

“[…] Las estimaciones preliminares para 2011 muestran que […] de no revertirse la tendencia hacia el recalentamiento y la aceleración inflacionaria, Argentina podría tener en 2011 su primer déficit de cuenta corriente desde 2001 al pasar de un superávit del orden de 1,5% para 2010 a un rojo de 1% en 2011. 

Sin embargo, las mayores complicaciones del frente externo se volverían realidad a partir 2012. Incluso un escenario conservador en términos de crecimiento e inflación […] y optimista en término de exportaciones […] arrojaría para ese año un déficit de cuenta corriente de 3% del PBI.”

Suena sensato y a mí las cuentas me dan algo parecido. Un crecimiento de las importaciones de 25% interanual (nada demasiado exigente si pretendemos empujar por encima del 5% de crecimiento del PBI y dejar apreciar la moneda) con exportaciones creciendo al 15% alcanza para obtener esos resultados. La muy buena performance reciente de las exportaciones argentinas, con un crecimiento promedio de 18% entre 2003 y 2008 estuvo en parte explicada por factores excepcionales: La particular evolución en los términos de intercambio, el corrimiento de la frontera agropecuaria como resultado del salto tecnológico o el crecimiento históricamente alto de nuestros socios comerciales. ¿Podemos esperar una performance equivalente en el próximo bienio? Al menos coincídanme que es un escenario poco probable.

Así, la combinación de un ancla en el tipo en el tipo de cambio, una política fiscal expansiva y una economía cerrando su brecha de producto seria una Doble Nelson para la coyuntura de balance de pagos que deberá afrontar quienquiera que este en el Sillón de Rivadavia en 2011. La moraleja es clara. Argentina vivió una década feliz con crecimiento que durante mucho tiempo avanzó sin enfrentar sus restricciones naturales. Desde 2007 la inflación pone un límite a los estériles intentos expansivos de la política macroeconómica. Se nos acerca vertiginosamente la segunda restricción, la conocida, la que duele ¿Vamos a seguir escupiendo para arriba?

Atte

Ele

domingo, mayo 02, 2010

Mejora la imagen de CFK en las encuestas

Escenas ineditas. Desde el Bunker Kirchnerista, festejan la reciente reversión en la tendencia de las encuestas de imagen.



¡Ja! Fue más fuerte que yo

Feliz Domingo

Ele